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El antepenúltimo presidente emanado del PRI, murió hoy, abril 1 de 2012.
Su gobierno se caracterizó por un gran miedo a las reformas realmente significativas. Su visión ideológica encajaba fuertemente con los lineamientos del PRI, su partido.
Pudo haber provocado cambios realmente importantes, no solo en la legislación constitucional, sino en muchos aspectos de la vida nacional, a todos los niveles. Fue prácticamente el último presidente con Poder Total en el país.
Ninguno de los errores administrativos cometidos por los presidentes anteriores —sobre todo por el difunto de José López Portillo— intentó corregir el presidente De La Madrid durante su gobierno. Quizás la responsabilidad de De La Madrid es mucho mayor que la de Fox o de Calderón —quienes han logrado infinidad de objetivos en comparación con lo poco o nada que hizo De La Madrid— por lo que no hizo, debido al hecho de que su poder era total, en tanto que el poder real de Fox y de Calderón es el menor que cualquier presidente de México tuvo durante todo el siglo 20.
Es triste, pero es obligatorio, recordar que entre Migel De La Madrid Hurtado y José López Portillo —ambos ya muertos— tenemos a los representantes más arrogantes con respecto al autoritarismo priista. López Portillo se aventó la arrogante declaración de que “no admitiría más críticas de nadie”. Cuando el extinto activista social y miembro de Acción Nacional, Manuel J. Clouthier, levantó masas que pedían que las cosas cambiaran, fueron López Portillo y De La Madrid quienes le ordenaron autoritariamente que se aquietara.
Clouthier murió en un accidente, en circunstancias sospechosas.
“Carlos Salinas de Gortari se robó la partida presidencial de fondo especial…” Fue en este sentido una fuerte declaración de De La Madrid hace unos meses. El aparato político que milagrosamente aún existe en el país, se cimbró de columna a columna con esas declaraciones. A estas, siguieron otras: que su estado mental no estaba adecuado para emitir este tipo de cosas. En alguna forma, De La Madrid arregló su declaración y así las cosas no pasaron a más.
Durante su periodo presidencial, de 1982 a 1988, la inflación en México fue galopante, insultante. Los precios y la escasez de productos eran el azote de todo los mexicanos. El país ya no contaba con la capacidad de hacer préstamos al exterior: su deuda pública era casi 15 veces el valor de las reservas. (Con Calderón, México ha llegado a tener reservas que son 3 veces el valor de la deuda.)
El modo de gobernar de Miguel De La Madrid fue la expresión más completa de la irresponsabilidad financiera y fiscal que jamás vivió nuestro país. Fue la cúspide de la incapacidad por provocar la formación de una economía de verdad en una nación de verdad. (Afortunadamente todo eso ha cambiado en forma total gracias a los 3 últimos gobiernos: Zedillo, Fox y Calderón, siendo este último el que ha logrado, aún dentro de la crisis mundial más fuerte en muchos años, colocar a México como una economía sólida y bien cimentada, pero no dicho por mexicanos políticos, sino reconocido por figuras internacionales y organismos internacionales con las credenciales para emitir esos juicios en forma plenamente fundada.
Gracias a su vacilación e inseguridad manifiestas para afrontar la catástrofe del terremoto de 1985 en el Distrito Federal, la sociedad mexicana comenzó a darse cuenta de que, a fin de cuentas, no es del gobierno de la entidad que hay que esperar soluciones sino son los ciudadanos, unidos y trabajando por causas comunes que los problemas pueden resolverse.
En 1988 los electores fueron a hacer la pantomima de ir a votar. Pero en esta ocasión, el PRI había sufrido el mayor resquebrajamiento cuando gente de izquierda, encabezada por el hijo de Lázaro Cárdenas, Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, pretendió convertirse en presidente en una compleja coalición de partidos.
En ese momento era secretario de gobernación el vaivén ideológico Bartlett Díaz. Le tocó congelar el sistema para evitar que se supiera que los resultados podrían no ser favorables a Salinas de Gortari.
En cierta manera, la caída del sistema pudo haber sido el comienzo de un cambio significativo —por el cual ya lloraba la nación mexicana, dado que el delfín de De La Madrid sí uso el poder total de Tlatoani Único que le correspondió entre 1988 y 1994.
Esperemos que descanse en paz Miguel de la Madrid, junto con el autoritarismo nacional.