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Paula J. Fonseca, oncóloga médica, y Belén Álvarez, química, exponen en un nuevo libro las claves de la alimentación para combatir los tumores.
El 35 por ciento de los cánceres se produce por una dieta inadecuada asociada con obesidad y sedentarismo, indican en el libro «Comer para vencer el cáncer» sus autoras, Paula J. Fonseca, oncóloga médica, y Belén Álvarez, química especializada en nutrición. «Si comiésemos bien, no aparecerían esos cánceres, la errónea alimentación es su causa directa. Y en un 25 por cierto de los casos la alimentación, aunque no sea la causa directa, sí que se incluye entre los agentes favorecedores», señaló ayer la doctora Fonseca.
Más aún, de las personas diagnosticadas de cáncer avanzado, «el 30 por ciento muere como consecuencia de complicaciones asociadas a la desnutrición», añade. Generalizando, dos de cada tres tumores se generan por causas evitables, fundamentalmente por el tabaco.
Para la prevención, desde el punto de vista nutricional, hay pautas claras. Cabe establecer diez grupos de alimentos antitumorales. Asimismo, «los procesos de elaboración de los alimentos, por ejemplo, cómo se cocinan las carnes, cómo se conservan, cómo se envasan y como se calientan deben ser controlados y adecuados para evitar un efecto carcinógeno», señala, a su vez, la química Belén Álvarez.
Alimentos saludables.
Los diez grupos de alimentos beneficiosos son, por orden de preferencia:
1) Coles como la lombarda, la coliflor, las coles de Bruselas y el brócoli.
2) Ajo y cebolla.
3) Verduras rojizas como el tomate, la zanahoria y la calabaza.
4) Cítricos como la naranja, el kiwi y la piña.
5) Verduras de hoja verde como la lechuga, las espinacas, el repollo o los puerros.
5) Frutos rojizos como las fresas, las moras y las cerezas.
7) Setas y champiñones, que mejoran el sistema inmune, según ensayos clínicos realizados en Japón y China, aunque con variedades poco culinarias para Occidente, como el maitake o shiitake.
8) Pescados azules como el bonito, el salmón, las truchas y las sardinas.
9) Yogur natural, por mejorar la flora intestinal, y pan integral, por la fibra.
10) Aceite de oliva consumido crudo como aliño.
Paula Fonseca considera que «un problema general es que se dedica menos tiempo a cocinar, lo que nos lleva a consumir demasiados alimentos precocinados y muy elaborados, lo que se conoce como comida rápida, en detrimento de los alimentos crudos, frutas y verduras, que son los que mejor preservan las vitaminas, de ahí que sean preferibles las verduras congeladas que en conserva, en que pierden vitaminas y tienen exceso de sal y conservantes».
Paula J. Fonseca, a la izquierda, y Belén Álvarez, en la mañana de ayer, en Oviedo, en entrevista para La Nueva España.
Como se indica en el nuevo libro y recuerdan sus autoras, el código europeo de lucha contra el cáncer incluye varias recomendaciones, como comer cinco porciones al día de verduras, frutas y hortalizas y limitar el consumo de grasas de origen animal. También se deberían eliminar de las dietas las golosinas, la bollería y los azúcares refinados, que abundan en la repostería industrial y en las bebidas gaseosas. «Los niños merendaban antes un bocadillo», comenta Belén Álvarez, «ahora muchos toman bollería industrial y además se los premia con esos alimentos nocivos para su salud».
También las bebidas gaseosas, muy consumidas en la adolescencia, deberían sustituirse por agua e infusiones. Todos esos alimentos hipercalóricos, ricos en azúcares y grasas, se asocian con el sobrepeso ya desde la infancia, siendo causa directa del desarrollo de un cáncer.
El 35 por ciento de los procesos oncológicos se produce por una dieta inadecuada asociada a la obesidad y al sedentarismo.
Existe un parámetro que permite conocer si tenemos sobrepeso, afirma Paula Fonseca, «es el índice de masa corporal, que se calcula dividiendo los kilogramos entre la estatura en metros al cuadrado; debemos tener un valor entre 18.5 y 24.5, a partir de 25 se considera sobrepeso. Estudios recientes han demostrado que cada dos años de obesidad mantenida aumentan en un 7 por ciento las probabilidades de sufrir cáncer, si el índice es igual o mayor de 30». En la actualidad el 60 por ciento de los varones y el 40 por ciento de las mujeres padecen obesidad; lo ideal sería, además de seguir una dieta equilibrada, mantener cierta actividad física. El mejor ejercicio es el paseo, entre 30 y 60 minutos diarios, recomiendan.
Belén Álvarez apunta también que «otro aspecto fundamental para una adecuada alimentación es leer las etiquetas de los alimentos envasados. Entre las distintas marcas de galletas hay diferencias enormes en cuanto a la concentración de grasas, azúcares y aditivos».
Hasta el 30 por ciento de los pacientes con cáncer ha perdido peso antes del diagnóstico y un 80 por ciento de los pacientes con cánceres avanzados sufre una pérdida de peso mayor del 10 por ciento a lo largo de la enfermedad. La mayoría piensan que es porque no comen, pero realmente el cáncer causa un hipermetabolismo, un gasto energético incrementado. Por eso necesitan comer y en las proporciones adecuadas, pero les resulta difícil por varios factores. No tienen apetito, están deprimidos o están recibiendo un tratamiento que puede interferir causando vómitos, diarrea o heridas en la boca. Ocurre sobre todo en los tumores digestivos y de cabeza y cuello.
Por otra parte, debe evitarse la creencia actual de que una cosa cuanto más buena es y más se tome, mejor, o que un alimento se puede sustituir por una cápsula de un concentrado de vitaminas. Se han ensayado sin éxito suplementos de vitaminas como prevención contra el cáncer, equivalentes a las que contiene, por ejemplo, el tomate rico en antioxidantes y vitamina A, pero el resultado no fue el mismo, porque el tomate tiene otras cosas, que aún no se han descubierto, que coadyuvan.
Con sentido, insisten las autoras de «Comer para vencer el cáncer», se pueden reducir las neoplasias malignas, como ha sido el caso del de estómago, «que era el más frecuente en España hasta los años ochenta y actualmente es el noveno. Se redujo gracias a los frigoríficos, que han permitido consumir más alimentos frescos en buen estado y reducir la ingesta de alimentos en salazón. Castilla, donde aún se consumen embutidos en exceso, tiene la mayor incidencia de cáncer de estómago de España». (JAVIER NEIRA / LA NUEVA ESPAÑA)