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WASHINGTON, D.C., 30 de abril.- Hugo Chávez ha estado recibiendo durante años informes semanales sobre las operaciones de narcotráfico realizadas en Venezuela, llevadas a cabo bajo control de las Fuerzas Armadas. Detalles de esos encuentros, en los que el director de la Inteligencia Militar habría dado cuenta puntualmente al presidente venezolano de cómo se estaba desarrollando el negocio de los estupefacientes, han sido ofrecidos a la poderosa Agencia Antidroga estadounidense (DEA, por sus siglas en inglés) por el huido magistrado venezolano Eladio Aponte. Así lo ha podido saber ABC de fuentes conocedoras de los pormenores de la voluntaria entrega de Aponte a las autoridades de Washington.
El periodista que informa sobre la salud del mandatario bolivariano, Nelson Bocaranda, advirtió que el tratamiento de radioterapia contra el cáncer tiene casi postrado al Presidente de Venezuela, quien volvió a pedir a Dios por su recuperación.
Un narcotráfico de Estado, dirigido por «narcogenerales» y tutelado por el propio Hugo Chávez, y una Justicia amañada tanto para proteger esas operaciones como para «montar» juicios contra disidentes políticos, es la Venezuela del chavismo cuya realidad ahora emerge ante la descomposición del régimen. Pieza clave de esa utilización de los tribunales para los intereses del régimen fue el juez Aponte, primero como fiscal militar, y luego como responsable de la Sala Penal del Tribunal Supremo de Justicia del país. Con Chávez en plena salud, Aponte habría tenido pocas oportunidades de escaparse. Pero ahora, con el Presidente frecuentemente en Cuba y los responsables de seguridad más preocupados por su propio futuro, nadie reparó en que el gran testigo de la corrupción del chavismo podía marcharse del país.
El ex magistrado de la Sala Penal del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) Eladio Aponte Aponte.
Destituido el 20 de marzo por las acusaciones de Walid Makled, un ex capo civil de la droga caído en desgracia debido a luchas internas, Aponte acudió a su despacho el día de su escapada para recoger sus cosas. Cuando salió del edificio, le dijo al chofer que prefería regresar a casa en taxi. Viajó en taxi hasta la península de Paraguaná, a unos 500 kilómetros de Caracas. Allí contrató a un pescador para que lo llevara en lancha a la isla de Aruba, a 45 minutos de distancia. Y en la isla tomó un avión, primero a Panamá y luego a Costa Rica, donde le recogió la DEA.
Sospechando que podía pagar los platos rotos por el caso Makled —él mismo había usado a chivos expiatorios muchas veces para salvar la cara de altos mandos militares en procesos penales—, Aponte estuvo enviando fuera del país documentos confidenciales durante tres meses. Todos están ya en poder de las autoridades estadounidenses.
Entre ellos, por ejemplo, hay una comprometedora carta de 2007 en la que el entonces ministro de Defensa, el general Raúl Baduel, informaba a Chávez de que existían «suficientes elementos que vinculan» al general Henry Rangel, hoy titular de Defensa, con un caso de narcotráfico: un cargamento de 2.2 toneladas de cocaína, procedente de las FARC, se había guardado en un cuartel del Ejército de una zona fronteriza con Colombia y estaba siendo transportado por un convoy militar cuando fue interceptado. La carta, a la que ha tenido acceso este periódico, señalaba que Rangel era primo de uno de los imputados, y añadía: «Muy respetuosamente sugiero se abra una profunda investigación y auditoría de sus bienes (...), y el cese de sus actividades laborales, hasta que se pueda descartar su participación en los hechos antes mencionados».
Chávez no solo no promovió una investigación, sino que, de acuerdo con Aponte, le habría insistido para tapar cuanto se pudiera el asunto. Una injerencia en asuntos judiciales desde la Presidencia de la República, que el juez asegura es frecuente en el régimen. Baduel pagó su osadía con la obligación de retirarse del Ejército al cabo de unos pocos meses, y en 2010 fue sentenciado a ocho años de prisión por corrupción. Rangel fue promocionado, como también lo acabaría siendo el teniente coronel Pedro Maggino, principal encausado en el mencionado proceso judicial, que Aponte manipuló. El expediente de ese juicio permite concluir que el caso «no era un incidente aislado y que la planificación apuntaba a una red de narcotráfico bien establecida de oficiales militares», según el dictamen de juristas que lo han examinado.
El primer vicepresidente del Partido Socialista Unido de Venezuela (Psuv), Diosdado Cabello.
Aponte es la primera persona que involucra directamente a Chávez en ese negocio, según el testimonio que avanzó una vez ya fuera de Venezuela a las fuentes consultadas por ABC. El magistrado aseguró que varias veces había estado presente cuando el director de Inteligencia Militar presentaba su informe semanal al presidente sobre las operaciones de tráfico de droga. No está claro que esa acusación la pueda sustentar con pruebas escritas. En cualquier caso, asegura tenerlas (por ejemplo, pagos a cuentas bancarias) contra Diosdado Cabello, el presidente de la Asamblea Nacional, que es el jefe del partido y uno de los posibles sucesores de Chávez al frente del movimiento. «Cabello es el capo de los capos, porque es el que controla toda la infraestructura del lavado del dinero», declaró Aponte, de acuerdo con las fuentes citadas.
En declaraciones que entonces también hizo a la cadena SoiTV de Miami, calificó al general Clíver Alcalá, que comanda la División Acorazada, como «el zar de la droga», quien se ocupa de la operatividad de los envíos, en colaboración nada menos que con la Oficina Nacional Antidroga, el coronel Néstor Reverol.
Antes de viajar a Cuba, el presidente Hugo Chávez se dirigió al país para despedirse y anunciar, entre otras cosas, la posibilidad de retirar a Venezuela de la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos (CIDH), con la que ha mantenido fricciones desde que asumió el poder en 1999 porque le reclama todos los años el respeto a las libertades.
Desde su despacho en el palacio de Miraflores, donde firmó la nueva Ley del Trabajo, dijo que pedirá que “se instale lo antes posible el Consejo de Estado para que Venezuela se retire de la tristemente célebre Comisión Interamericana de los Derechos Humanos”, que forma parte de la Organización de Estados Americanos (OEA).
“El Consejo de Estado –coordinado por el vicepresidente Elías Jaua y el canciller Nicolás Maduro- elaborará en las próximas semanas un informe bien sustentado y un documento que no solo servirá al país, sino a los Gobierno del mundo”.
Chávez ya lleva dos años tuiteando.
Añadió que “la CIDH es una Comisión que funciona en los Estados Unidos, y que desde hace tiempo se ha ensañado contra el país. Bastante razones tenemos para tomar esta decisión, recordemos lo que ocurrió en abril de 2002″.
“Cuando yo era prisionero en abril de 2002, un grupo de personas le pidió a esa Comisión que resguardaran mis derechos y lo que hicieron fue responderle al excelentísimo gobierno de Pedro Carmona”, dijo al referirse al empresario que encabezó la intentona golpista.
En los últimos ocho años el gobierno venezolano ha impedido que la CIDH visite el país y compruebe las innumerables denuncias sobre la violación de los derechos humanos de los venezolanos, especialmente en la libertad de expresión, las detenciones arbitrarias de los disidentes, los enjuiciamientos a los presos políticos, la situación de las cárceles, etc.
Chávez firmó emocionado la reforma a la Ley Orgánica del Trabajo, que no ha sido discutida ni aprobada por la Asamblea Nacional, pero asegura que ha sido ampliamente conocida porque la anunció por Twitter.
Para que tenga carácter legal u orgánico dijo que remitirá el documento al Tribunal Supremo de Justicia, donde cuenta con la mayoría de los jueces para su aprobación. Los sectores de la oposición y la patronal de empresarios no conocen los detalles de la reforma laboral y la rechazan, alegando que busca votos para la reelección del mandatario.
Entre los aspectos resaltan la disminución laboral a 40 horas semanales, dos días continuos de descanso, retroactividad y pago doble de las prestaciones laborales, seis meses y medio de permiso pre y post natal para la parturienta, igual tiempo para los padres adoptivos y dos años de inamovilidad.
Chávez reconoció que el tratamiento que ha seguido en Cuba “no ha sido fácil” en las últimas semanas por el fuerte impacto que ha tenido en su organismo.
“Debo retornar a La Habana, he enviado la solicitud a la Asamblea Nacional, estamos en la recta final del tratamiento correspondiente de radioterapia. No son días fáciles estos, guerreros somos para enfrentar la adversidad y con la fe en Dios, Cristo Redentor y el amor inmenso de un pueblo, con voluntad de vivir y vencer”, dijo Chávez al asegurar que Cristo habría hecho un milagro en su persona.
El oficialismo chavista que domina la Asamblea Nacional aprobó el permiso pero no los diputados de la oposición –minoría- que esta vez salvaron su voto porque reclamaron que Chávez no ha dado a conocer qué ocurre con su enfermedad y por qué no utiliza el servicio médico venezolano y prefiere el cubano.
Chávez aseguró que volverá de su decimoquinto viaje a Cuba -desde que anunció que tenía cáncer hace diez meses- en los próximos días a Caracas, pero no precisó cuándo. (ABC)