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GRAN BRETAÑA, 28 de abril.- Michael Green (56 años) se atrincheró ayer durante tres horas en un edificio en Tottenham court Road, en el centro de Londres, con bombas de gas con las que amenazó hacerse saltar por el aire, y a tres meses de los Juegos Olímpicos fue un ejemplo de cuán simple puede ser tener en jaque a una gran ciudad.
Tres horas más tarde, luego del arribo de la policía, la ayuda de perros anti-explosivos y la evacuación de miles de personas en los alrededores, Green fue arrestado. El motivo que llevó al sujeto a la toma del edificio fue su disgusto con Advantage HGV, que rechazó concederle la licencia para conducir vehículos pesados.
Allí fue que se dirigió cerca del mediodía local al número 179 de Tottenham Court Road. En un vídeo difundido por Internet, Abby Baafi, de 27 años, contó que Green la buscaba a ella.
La Policía arrestó a Michael Green tras las escenas de tensión. Amenazaba con matarse si no le devolvían el dinero del examen de manejo que reprobó.
"Llegó con bombas de gas pegadas al cuerpo y amenazó con hacer saltar por el aire al edificio. Dijo que no le importaba más vivir. Que nada le importaba y que estaba dispuesto a que voláramos todos. Me buscaba específiamente a mí. Cuando le dije que no me llamba Abby, me dejó salir", contó la mujer.
El hombre tomó a cuatro rehenes (versión que había negado Scotland Yard), a los que obligó a arrojar por las ventanas del quinto piso computadores, papeles y parte del mobiliario. Fue esto lo que llamó la atención de la policía, que calificó al incidente como emergencia 9. A partir de allí un negociador llegó al lugar y se puso en contacto telefónico con Green, para tratar de convencerlo de deponer su actitud.
Mientras, agentes especiales se desplegaban en los techos de los edificios vecinos, miles de personas eran evacuadas de las áreas circundantes, una estación de metro era cerrada y el tráfico era desviado por la policía. La "lluvia" de objetos arrojados desde las ventanas no cesaba.
Finalmente, a las tres de la tarde, se rindió. Los rehenes salieron del edificio con las manos en alto. Atrás lo hizo Green, con el torso desnudo, sin los explosivos pegados a su cuerpo.
En la Tottenham Court Road, cerca del Museo Británico, quedaron regados computadoras y muebles.
El edificio fue supervisado y más tarde se declaró que era seguro.
En tanto, una serie de preguntas surgieron entorno a Advantage HGV, ya objeto de investigaciones en el pasado a raíz de la queja de varias personas que pagaron por obtener la licencia y finalmente les fue rechazada.
Según Sky News, la empresa se declaró hace poco en quiebra y se apresta a reabrir con otro nombre.