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BUENOS AIRES, 28 de abril.- El sargento Robert Bales llevaba cumplidos 1192 días de combate cuando salió la noche del 11 de marzo de su base de Panjwai, cerca de Kandahar, en Afganistán, se metió sigilosamente en dos de las casas y comenzó a disparar su M-16 contra los que estaban durmiendo. Antes de retirarse apiló unos cuantos cadáveres y les prendió fuego.
Por cierto, los efectos nocivos de este medicamento fueron tema de un capítulo ('Goliath') de 'La ley y el orden' en 2005.
Había dejado 17 muertos, entre ellos nueve niños. Cuando aún no había amanecido, regresó a su base, entregó el arma y confesó su crimen. Desde entonces, vuela sobre el caso la reiterada pregunta: ¿qué llevó a Bales a realizar esta matanza? La respuesta comenzó a aparecer en los últimos días a pesar del hermetismo del Pentágono. El sargento Bales padecía de estrés post traumático tras cuatro rondas de servicio en Irak y Afganistán, había sufrido una herida grave en la cabeza y estaba tomando una medicina contra la malaria que provoca alucinaciones y que aparentemente llevó a decenas de soldados a matar y quitarse la vida . Lo del efecto de la droga mefloquina, suministrada como prevención para contraer el paludismo, lo sabemos gracias a la lucha planteada por un argentino, Juan Torres, que intentaba determinar las causas de la muerte de su hijo (también argentino) en la base afgana de Bagram. Y de acuerdo a los documentos que van apareciendo en los procedimiento preliminares del juicio contra Bales, la medicina contra la malaria sería la principal causa del desorden psiquiátrico que lo llevó a asesinar civiles. Algo que apenas explica el porqué de lo sucedido pero nunca justifica la matanza .
El marine asesino, Robert Bales.
El Pentágono se niega a informar si el día de la matanza Bales había tomado esta medicina que se conoce en el mercado como Lariam, aunque se sabe que la unidad a la que pertenecía el sargento había consumido una píldora por semana entre los meses de enero y diciembre. E inmediatamente después de la masacre, el subsecretario de Defensa para asuntos de salud, Jonathan Woodson, ordenó que no se suministrara Mefloquina a las tropas tal como lo había ya decidido el ejército en febrero del 2009 que la había declarado como “medicina no preferente”.
Una de las casas donde el soldado Bales asesinó a niños afganos.
La revista Time, NewScientist, el sitio Huffington Post y New York Times recordaron en sus notas sobre el caso Bales que hay una larga lista de evidencias que conectan esta medicina para prevenir la enfermedad transmitida por el mosquito anófeles con graves secuelas como el comportamiento psicótico, la paranoia y las alucinaciones. La mefloquina fue desarrollada por el ejército estadounidense pero la fabrica el laboratorio suizo Roche. Los primeros casos de efectos secundarios graves con el consumo de la medicina fueron registrados en 1998 por la FDA, la agencia que autoriza las drogas y alimentos en Estados Unidos. Poco después aparecieron casos de suicidios de comandos especiales que estaban en una misión en Ecuador, algo muy inusual entre militares entrenados para soportar las peores condiciones de vida. Y desde el 2001, hay centenares de ejemplos entre el millón de veteranos que cumplieron al menos una ronda de servicios en Afganistán e Irak. Un informe del 2004 del Pentágono ya mostraba la relación de la mefloquina como uno de los factores en la mitad de los suicidios ocurridos entre la tropa. Y los veteranos se están suicidando a razón de uno por cada 80 minutos. Ya suman 6500, una tercera parte más de los muertos en los campos de batalla. (GUSTAVO SIERRA / CLARÍN)