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PARÍS, Francia, 18 de octubre.- Los amantes vuelven a cruzarse ante el tribunal que ya los condenó a 25 y 23 años de cárcel por el asesinato del marido con fusil submarino y cuchillo de carnicero, intentando sacar alguna «ventaja» entre ellos, el asesino y la cómplice.
Diane Mistler (45 años), malgache (de Madagascar) de nacimiento, tenía con su esposo, Frantz Diguelman (60 años), una «vida libertina» muy intensa y «libremente consentida». Banquero jubilado prematuramente, el esposo gustaba frecuentar bares y clubs especializados en el intercambio de parejas, en la ciudad balneario de la Grande-Motte, refugio de jubilados de burguesía media.
Diane, la viuda libertina.
El banquero le había puesto a su esposa dos tiendas de cosas de moda para mujeres, que ella atendía sin un entusiasmo frenético, muy atraída por la vida nocturna, el intercambio de pareja con su esposo y otros amantes.
Una noche de finales de abril del 2007, poco antes del alba, Paul Mistler y su esposa salían de un club de intercambio de parejas. Un hombre se interpuso entre ellos y asesinó al banquero jubilado con un tiro de un fusil submarino. Remató a su víctima a golpes de cuchillo de carnicero.
La policía no tardó en descubrir que el asesino, Frantz Diguelman (45 años), camarero, era uno de los amantes de la viuda.
En un primer juicio, celebrado el mes de abril del 2011, Diguelman fue condenado a 23 años de cárcel, culpable del crimen. Diane Mistler fue condenada a 25, acusada de complicidad en el crimen.
Diguelman, el amante del arpón, dice que creyó salvarla de su verdugo.
Ambas partes decidieron recurrir, considerando «injusto» que el asesino tenga una pena de cárcel dos años más corta. De ahí la necesidad de volver a encontrarse ante un tribunal, en Montpellier, hasta el próximo 26 de este mismo mes de octubre.
Diguelman insiste en que él cometió el crimen «instigado» por la viuda. Según el asesino, ella lo invitaba a «liberarla» de un marido que la obligaba a prostituirse y abandonarse a permanentes cambios de pareja. La viuda lo desmiente todo, afirmando que ella y su esposo llevaban una vida «libertina, sí, pero libremente consentida por ambas partes».
El Tribunal de Montpellier debiera pronunciar su nueva sentencia a finales de este mes o primeros de noviembre. (ABC)