710 palabras
Tres estrellas
Por Federico Wilder
En el año 2072 es muy difícil deshacerse de un cadáver, afortunadamente ya se inventaron los viajes en el tiempo. Por eso, si quieres desaparecer a una persona, lo mejor es secuestrarlo y enviarlo con vida al año 2042; allí le espera un sicario contratado para darle el tiro de gracia e incinerar el cuerpo sin dejar rastro del crimen. ¿Fácil no? Esta es la premisa que justifica la trama principal de ***Asesino del futuro*** (*Looper*, 2012).
Joe (Joseph Gordon-Levitt) es uno de estos sicarios encargados de hacer el trabajo sucio y deshacerse de la evidencia. Su modo de ganarse la vida no representa ningún dilema moral. Está acostumbrado a obedecer órdenes sin cuestionarlas. Hasta que cierto día descubre que su próxima víctima es él mismo (Bruce Willis), pero con treinta años más.
El argumento de Asesino del futuro está escrito bajo un engolosinamiento de la acción, deseoso de crear situaciones complejas, y ansioso por jugar con el montaje. Este fervor adolescente de Rian Johnson menosprecia la congruencia narrativa y pierde totalmente la brújula, en un delirio juguetón que puede impresionar a primera vista.
Para empezar la estructura del script es vacilante a la hora de plantearnos la anécdota principal. El asunto del amigo metido en problemas y la disyuntiva de Joe entre ayudarle o denunciarle son un preludio largo e innecesario.
Se nota además que los giros narrativos no fueron valorados a conciencia, pues los personajes incurren en contradicciones en afán de añadir circunstancias atractivas. Por ejemplo: es absurdo que cuando Joe se topa con su yo del futuro no tenga ningún interés en conocer su destino, y menos aún que se empeñe en matarlo.
Otra cosa, ¿por qué diablos le encargan, precisamente a Joe, la labor de asesinar a su yo del futuro? ¿Será que sus jefes deseaban complicar la trama? Además, ¿qué sentido tiene huir de un sistema capaz de manejar el tiempo a su antojo?
Es tanto el deseo de impactar con escenas complejas —emuladas de otras cintas de ciencia ficción— que se descuida la sensatez del relato. Se incorporan tantos giros narrativos que la película termina sufriendo mareos.
En sus primeras escenas hay un interesante y velado planteamiento: en el futuro la pobreza y la violencia social serán insostenibles. Por supuesto la cinta nunca toma un rumbo político, es únicamente el contexto breve para una historia de acción y efectos especiales.
Existen referencias escenográficas y argumentales a “Terminator”, “X-men” y “Blade runner”. Rian Johnson muestra su cinefilia construida en su mayoría de productos hollywoodenses. Hasta la dirección de arte es un collage sin unidad de diversas épocas, estilos y culturas.
Joseph Gordon-Levitt se diluye en un personaje inconsistente, mientras Bruce Willis se va transformando es su personaje de “Duro de matar”. Sólo Emily Blunt sobrevive a la falta de dirección actoral, dándole un toque romántico y nostálgico a Sara.
Asesino del futuro tiene a su favor una trama vertiginosa que engancha al espectador, una vez que la trama principal se plantea con claridad. Sin embargo, descuida aspectos argumentales y artísticos.
Lo mejor: Rian Johnson sabe manejar la acción y consigue algunos instantes memorables.
Lo peor: El guion está cargado de subtramas, situaciones innecesarias, y Willis y Gordon-Levitt son tan distintos físicamente que no es convincente que sean el mismo personaje.