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AMAN, Jordania, 18 de octubre.- El mediador internacional para Siria viajará a Damasco en los próximos días para tratar de negociar un breve alto el fuego en la guerra entre el Gobierno del presidente Bashar al Assad y los rebeldes durante la festividad islámica del Eid al-Adha.
El enviado de la ONU y de la Liga Árabe, Lakhdar Brahimi, dijo a periodistas el jueves tras reunirse con el ministro de Asuntos Exteriores de Jordania que un cese a las hostilidades podría generar confianza y ayudar a establecer una tregua más duradera en el conflicto que ya se extiende por 19 meses.
Un zapato pegado a la boca de un busto del difunto presidente sirio Hafez al-Assad (padre del actual), en el Museo de Maaret al-Numan, en la provincia de Idlib. (Bulent Kilic/AFP/Getty Images)
"Sí, voy a Siria. Hacemos este llamamiento a nuestros hermanos sirios, ya sea estén a favor o contra el Gobierno, de dejar de pelear en los tres o cuatro días del Eid la próxima semana", comentó Brahimi.
Un anterior alto el fuego, en abril, fracasó a los pocos días y las partes se culparon mutuamente. El entonces mediador, Kofi Annan, renunció al cargo poco tiempo después, frustrado por la imposibilidad de sostener la tregua.
Desde entonces, se han intensificado los enfrentamientos entre las tropas de Assad y una poco organizada fuerza de rebeldes que intenta poner fin a sus 12 años de Gobierno.
La cifra diaria de víctimas mortales usualmente supera las 100 personas entre combatientes y civiles, y las batallas se libran en varias ciudades, incluyendo Alepo -el centro comercial de Siria- e incluso la capital, Damasco.
La tregua que propondrá Brahimi sería autoimpuesta, sin supervisión.
"Éste es un llamamiento a los propios sirios para que dejen de pelear y cumplan (el alto el fuego) ellos mismos. Esto no es el proceso político o la solución definitiva a la crisis siria", manifestó Brahimi.
El Gobierno sirio recibió con tibieza la propuesta, pero dijo que cualquier iniciativa debía ser respetada por ambas partes. Turquía, uno de los más duros críticos de Siria, e Irán, uno de sus principales aliados, han respaldado el plan, en una inusual muestra de acuerdo.
Brahimi se reunirá el sábado con el ministro sirio de Exteriores, Walid al-Moualem, dijo un responsable en Damasco.
El portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de Siria, Jihad Makdissi, afirmó que Damasco espera que sus conversaciones en la región -incluidas aquellas con países que respaldan a los rebeldes- puedan anticipar "algo que lleve al éxito de una iniciativa constructiva".
Alepo, la ciudad en disputa.
El portavoz de Brahimi, Ahmad Fawzi, indicó que el enviado -un veterano diplomático argelino- está trabajando en un nuevo y amplio plan de paz.
"Es difícil poner una línea de tiempo en esto, pero todo viene junto. Él completó el círculo con esta gira por los países vecinos. Él tiene que ir ahora al círculo exterior, a Moscú y China, y mirarlos a los ojos y decir: esto no funcionará a menos que ustedes lo apoyen", dijo Fawzi.
Rusia y China han vetado tres resoluciones aprobadas por las potencias occidentales que condenan a las autoridades sirias y abrieron el camino a las sanciones de la ONU contra Damasco.
De hace unos días, la imagen de un niño que llora tras ver que un cohete del Ejército destruyera su casa en Alepo, en el barrio de Shaar. (Zac Baillie/Agence France-Presse/Getty Images)
El Kremlin niega estar apoyando a Assad, quien le permite a Rusia mantener una instalación de suministro naval en el puerto de Tartus, que es su única base militar afuera de la antigua Unión Soviética.
Moscú dice que la crisis siria debe ser resuelta sin injerencia extranjera, particularmente sin ningún tipo de intervención militar.
El Gobierno sirio, que describe la guerra como una agresión de parte de terroristas instigados por sus enemigos internacionales, dijo el jueves que escribió a Naciones Unidas para protestar por el apoyo extranjero a la oposición.
"La evidencia sobre la participación de los países extranjeros, entre ellos Arabia Saudí, Qatar y Turquía, en apoyar y armar a los grupos terroristas en Siria ha aumentado recientemente", dijo el Ministerio de Exteriores sirio en una carta al secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, y el Consejo de Seguridad del organismo.
La violencia sacudió a Siria el jueves desde la ciudad desértica oriental de Hassake, donde cinco soldados murieron cuando rebeldes tendieron una emboscada a un camión militar, hasta Damasco, donde fuerzas del Gobierno bombardeaban suburbios de la periferia.
El opositor Observatorio Sirio de Derechos Humanos dijo que docenas de personas resultaron heridas cuando aviones de guerra bombardearon el poblado de Maarat al-Numan, en el norte del país, ubicado en la principal carretera norte-sur que conecta Damasco con Alepo y que fue capturada por los rebeldes la semana pasada.
La agencia oficial de noticias SANA dijo que las tropas de Gobierno estaban "limpiando pueblos" en zonas rurales alrededor de Maarat, matando e hiriendo a muchos rebeldes. Las fuerzas gubernamentales han estado haciendo múltiples esfuerzos para retomar Maarat, entre ellos el uso de ataques aéreos.
En un extenso informe sobre los combates en Siria, SANA dijo que un gran número de insurgentes murieron en ataques en varios distritos de Alepo y otros lugares. El Observatorio también informó de enfrentamientos en Alepo.
Rebeldes con lanzacohetes improvisados. (Reuters)
Más de 140 sirios murieron el miércoles, incluyendo a 62 civiles desarmados, 12 de ellos niños, informó el Observatorio.
Responsables sirios han cuestionado si los rebeldes, que el martes acordaron unirse bajo un liderazgo común para alentar a sus partidarios a que les provean de armas más poderosas, puedan comprometerse o cumplir con un acuerdo de alto el fuego.
Pero Brahimi sostuvo el miércoles que figuras de la oposición le dijeron que cualquier cese el fuego de parte de las fuerzas de Assad sería correspondido inmediatamente.
"Esperamos que éste sea un paso muy pequeño que salve al pueblo sirio (...) porque ellos están enterrando a cientos de personas cada día", sostuvo Brahimi.
El total de fallecidos en Siria sobrepasa ahora las 30,000 personas y actores internacionales temen que si la guerra no es contenida pueda expandirse hasta convertirse en un conflicto regional entre potencias musulmanas suníes partidarias de los rebeldes y los chiíes, que respaldan a Assad. (Reuters)