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EL CAIRO / JERUSALÉN, 31 de enero.- Rusia ha declarado este jueves estar “muy preocupada” por las informaciones sobre el ataque aéreo realizado por el Ejército israelí ayer en Siria. “Si esta acción se confirma, eso significa que nos enfrentamos a ataques sin ninguno pretexto en el territorio de un Estado soberano, lo cual infringe la carta de Naciones Unidas y es inaceptable, sea cual sea el motivo”, ha indicado el Ministerio de Asuntos Exteriores ruso.
La Fuerza Aérea de Israel atacó un objetivo en territorio nacional de Siria en la madrugada de ayer, según denunció el Gobierno de Bachar El Asad, acorralado en su bastión de Damasco por un conflicto que, dos años después de su comienzo, amenaza con expandirse a otros países vecinos. En los días previos al ataque, el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, había advertido que no tolerará que los misiles y las armas químicas del régimen de El Asad acaben en manos de milicias islamistas como Hezbolá, que forma parte del Gobierno de Líbano, o de grupos terroristas como Al Qaeda.
En una plaza comercial de Jerusalén, una familia palestina come hamburguesas mientras un judío pasa cargado de máscaras de gas ante la eventualidad de una escalada de violencia por un ataque de la Fuerza Aérea de Israel en territorio sirio. (European Pressphoto Agency)
Fue el Ejército de Siria el que confirmó el ataque por parte de las Fuerzas de Defensa de Israel, en el que murieron dos personas. “Aviones de guerra israelíes violaron nuestro espacio aéreo, bombardeando directamente uno de nuestros centros de investigación científica en el distrito de Jimraya, en las zonas rurales de Damasco”, dijo un portavoz militar en la televisión gubernamental. “Esto demuestra que Israel es el instigador, el beneficiario y a veces el ejecutor de los actos de terrorismo dirigidos contra Siria y contra su ciudadanía”, añadió.
A pesar de que Siria dijo que el blanco del ataque había sido una planta de investigación militar, fuentes de la inteligencia norteamericana consideraban ayer que su objetivo real había sido un convoy de armas que probablemente se dirigía de Damasco hacia Líbano. La prensa israelí mantenía la misma versión. Israel avisó previamente a EE UU del ataque.
Las Fuerzas Armadas israelíes ni confirmaron ni desmintieron ayer el ataque. En noviembre, estas ya habían atacado un vehículo militar sirio después de que un mortero alcanzara los Altos del Golán, zona ocupada por Israel desde 1967.
El Ejército de Líbano ya había advertido movimientos inusuales de la Fuerza Aérea de Israel en la frontera de ambos países. Según un comunicado emitido ayer por los militares libaneses, la aviación israelí penetró en su espacio aéreo en tres ocasiones entre el martes y el miércoles. El domingo, el Ejército de Israel confirmó que ha desplazado una batería de misiles de las que conforman el escudo defensivo conocido como Cúpula de Hierro a Haifa, en el norte del país y cerca de la frontera con Siria. Fuentes oficiales dijeron entonces que el movimiento obedecía a desplazamientos rutinarios de los misiles.
La milicia chií Hezbolá ha apoyado al régimen de El Asad en su lucha contra los rebeldes y ha llegado a enviar escuadrones para asistirle en su resistencia. Aunque Israel ha dejado muy claro en el pasado que no tolerará ningún envío de armas a través de la frontera, sus Fuerzas Armadas dan por sentado que Hezbolá ha recibido de Siria misiles de largo alcance M600 y misiles balísticos de tipo Scud. En 2006, la milicia chií inició una guerra, al lanzar desde Líbano misiles contra objetivos civiles y militares de Israel.
El lunes, ante una delegación de legisladores norteamericanos, el primer ministro israelí dijo que sus opciones en relación con Siria están entre “lo malo y lo peor”. Previamente, en el consejo de ministros del domingo, Netanyahu había dicho: “Es necesario estar pendientes de nuestro entorno, lo que sucede con Irán y sus satélites, y lo que sucede en otros campos, como el de las armas letales en Siria, un país que poco a poco se va desmoronando”.
Preocupa sobre todo al Gobierno de Netanyahu la suerte de los arsenales de gas sarín, mostaza y cianuro que el régimen de El Asad ha acumulado a lo largo de los años. Dado que Siria carece de plan de transición ante un eventual derrumbe del régimen y que las milicias rebeldes no reciben apoyo directo de potencias occidentales, Netanyahu considera que esas armas de destrucción masiva podrían emplearse para atacar a Israel.
Las Fuerzas Armadas israelíes también han expresado su preocupación por el movimiento de armamento en la frontera entre Siria y Líbano, dada la debilidad del régimen de El Asad. “Ha habido movimientos tectónicos en Siria que llevan al país al colapso”, dijo el martes el general de división Amir Eshel, comandante de la Fuerza Aérea israelí, en una conferencia. “Los Gobiernos se desintegran y eso está llevando a un resurgimiento de la actividad terrorista en nuestras fronteras, en un grado que no hemos visto en décadas”, añadió.
En el pasado ha habido esporádicos ataques israelíes contra objetivos libaneses, de los que se sospechaba que eran convoyes cargados con armamento procedente a veces de Siria y a veces de Irán, el otro gran aliado de Hezbolá en la zona. Además, desde que acabara la guerra de 2006, se han producido diversos lanzamientos de misiles desde territorio libanés a Israel.
A pesar de los temores que suscita el futuro inmediato de los arsenales sirios, el Ejecutivo de Netanyahu ha mantenido cautela hasta ahora, dada la compleja alianza del régimen de El Asad con Irán y con Hezbolá, dos enemigos acérrimos del Estado israelí. (EL PAÍS)