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PARÍS, 30 de enero.- “Disculpen, deben abandonar el museo”, pidió de repente un guardia del Museo de Orsay en París a una familia que salía de la sala donde se exponen los cuadros de Van Gogh. ¿El motivo? “Los [demás] visitantes se quejan de [su] olor”, explicó el empleado de este emblemático lugar.
Así lo denuncia en el diario francés Le Figaro un voluntario del movimiento Agir tous por la dignité (Actuemos todos por la dignidad), que acompañaba a un matrimonio y su hijo de diez años –una familia “en situación de gran precariedad”- el pasado sábado en esta visita. El voluntario argumentó que no había ninguna norma del museo que le diera derecho a semejante petición y el grupo continuó su visita por otras salas menos concurridas.
Un Van Gogh en el Musée d'Orsay.
Cuatro empleados volvieron a abordar al grupo “de forma intimidatoria”, según el relato del miembro de la ONG, a quien Le Figaro ha puesto por nombre Matthieu para mantenerle en el anonimato. Argumentaron que era por razones de higiene. No tuvieron más remedio que salir por la puerta.
La dirección del Museo ha dicho ahora al diario galo que lamenta lo ocurrido, “especialmente teniendo en cuenta que el establecimiento invierte mucho desde hace cuatro años en el desarrollo de público del campo social”. Los empleados implicados en el suceso tendrán que rendir cuentas ante la dirección del centro.
Matthieu asegura que el resto de los empleados fueron muy amables con la familia, especialmente durante el desayuno previo a la visita en la propia cafetería del Orsay.
Recientemente el Ministerio de Cultura galo ha puesto en marcha un programa de apertura de los museos a las personas desfavorecidas, invitando a 400 asociaciones de ayuda social a visitas comentadas en las exposiciones parisienses.