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MONTERREY, 28 de enero.- A pesar de las voces en contra que repudiaban la estancia académica del ex presidente de México, Felipe Calderón, éste arribó este lunes a Massachusetts, Estados Unidos, para incorporarse a la institución.
Calderón vivirá en la ciudad de Cambridge e iniciará esta semana su periodo académico en la Escuela de Gobierno John F. Kennedy de la prestigiosa universidad estadounidense, donde hace 12 años estudió una maestría.
En las últimas dos semanas, alumnos y ex alumnos mexicanos de Harvard, intelectuales y representantes de organizaciones sociales –entre ellos Sergio Aguayo y Javier Sicilia- han enviado cartas a la Universidad de Harvard reclamando la invitación a Calderón, cuya política de seguridad dejó un saldo de más de 100 mil muertos y entre 20 y 25 mil desaparecidos.
Asimismo, el embajador Héctor Vasconcelos, ex alumno de Harvard –e hijo del rector de la UNAM y titular de la SEP, José Vasconcelos-, envió otra carta a la universidad estadounidense, en la que advirtió que si Calderón se incorpora a esa universidad, devolverá su título académico.
La rectoría de la Kennedy School respondió a la carta de los mexicanos Aguayo y Sicilia y defendió la incorporación del ex presidente mexicano a Harvard. Afirmó que la estancia de Calderón “abrirá oportunidades a la discusión y el debate entre el ex presidente y los estudiantes”.
El rector David Ellwood afirmó que “muchos estudiantes valoran la posibilidad de entablar una discusión directa con un Jefe de Estado”.
No obstante la carta de Harvard, mañana martes 29, los representantes de la www.change.org acudirán a las puertas de la universidad para entregar más de 34 mil 300 firmas de personas que rechazan la incorporación de Calderón a ese centro de estudios. (sexenio.com.mx)
CIUDAD DE MÉXICO, 28 de enero.- De mandatario a investigador. De ser el primero entre pares, a uno más de tantos.
A primera impresión, la transformación que inicia esta semana Felipe Calderón en Harvard en su nueva etapa como académico no tiene la pinta de ser un proceso sencillo de digerir. Implica el retorno a la horizontalidad tras años en la cima política. Y conlleva la extirpación de la mayoría de los atavismos del poder que le acompañaron íntimamente desde 2006: luego de haber contado con los servicios de una cohorte de funcionarios a su disposición las 24 horas del día, ahora sólo tendrá una secretaria para llevarle sus asuntos diarios.
Si las reglas que rigen a los demás investigadores de Harvard le son aplicadas, la nueva rutina del ex presidente significará un cambio dramático respecto a su vida inmediata. Uno para el que los escoltas que le sigan del Estado Mayor Presidencial a Boston no podrán servir de gran ayuda y que le obligará a encarar, cotidianamente detalles tan nimios como levantarse, salir de su oficina, ir por sus hojas para imprimir, quitar las grapas a las recicladas para no atascar la impresora y hasta compartir el tóner con varios vecinos de piso.
En los distintos puestos de impresión dispersos por la escuela John F. Kennedy se advierte otra regla a la que tendrá que someterse el ex presidente: no podrá imprimir más de 200 cuartillas por cortesía elemental con el resto de sus compañeros de investigación.
Aún más llamativo, tendrá que resignarse, como ellos, a trabajar en un sobrio cubículo de apenas cinco metros cuadrados —un espacio menor a cualquier baño de Palacio Nacional— que estará equipado solo con calefacción para el invierno, una computadora de escritorio, una extensión de teléfono, un librero, una mesa con dos sillas y una entrada a internet.
Aplicadas a todos los investigadores, esas son algunas limitantes a las que tendrá que sujetarse el ex presidente, que arranca esta semana una nueva etapa lejos de Los Pinos, como uno más de tantos ex políticos que hicieron de la Escuela John F. Kennedy de Gobierno su refugio, luego del desecamiento de las mieles del poder que trae el paso del tiempo.
Calderón se suma a una larga lista de líderes que han recalado en la Escuela de Gobierno al término de sus mandatos, entre quienes se encuentran Esko Aho, Gordon Brown y Kim Campbell, los ex primeros ministros de Finlandia, Gran Bretaña y Canadá, respectivamente; el depuesto Jamil Mahuad, ex presidente de Ecuador; Bill Richardson, ex gobernador de Nuevo México, y Robert Zoellick, ex presidente del Banco Mundial, entre otros.
La llegada de Calderón a Harvard y su transmutación de presidente a académico forma parte de una iniciativa financiada por la multimillonaria griega Gianna Angelopoulos, magnate de la navegación y la siderurgia, mejor conocida por haber organizado los Juegos Olímpicos de Grecia, con una pasión por rescatar a políticos cuyos mandatos terminaron. Es decir, aquellos que están en el desempleo.
“Cuando los líderes democráticamente electos dejan sus puestos, el mundo pierde su compromiso, sus contactos, su experiencia y su sabiduría. Por eso he decidido anunciar la iniciativa de permitir a líderes que han dejado sus cargos para que continúen en el servicio público compartiendo sus lecciones y preparando nuevas generaciones en Harvard”, aseguró en octubre del año pasado, al referirse a la beca que llevará su apellido. Y que hoy estrena Calderón como primer beneficiado.
Los privilegios de la Beca Angelopoulos de Liderazgos Globales han sido guardados, hasta el momento, con celo absoluto por Harvard. Lo único que queda claro es por la extrapolación de otras becas para investigadores residentes, a los que se pide pagar hasta 13 mil 500 dólares al semestre por el uso de las instalaciones, sin contar el pago por residencias, comida, escuela para sus hijos y mantenimiento de sus cónyuges, algo que puede elevar el presupuesto de vida en varios miles de dólares más.
Angelopoulos, cuya fortuna se calcula en mil 700 millones de dólares, también está vinculada a otra iniciativa que puede estar en el futuro inmediato de Calderón: el Club de Madrid, una agrupación dedicada a dar foro a ex mandatarios de todo el mundo, a los que se integra a un circuito internacional de speakers y oradores motivacionales.
MILENIO corroboró que los ex presidentes Ernesto Zedillo y Vicente Fox ya forman parte de ese club, que incluye a Lionel Jospin, de Francia; Ricardo Lagos, de Chile; Jimmy Carter, de Estados Unidos; José Luis Rodríguez Zapatero, de España; Michelle Bachellet, de Chile, y Álvaro Arzú, de Guatemala, entre otros ex mandatarios. Una petición de información a la oficina de prensa del Club de Madrid para definir si Calderón ha sido invitado no fue respondida.
Pero si bien el esplendor que le acompañó en sus tiempos como presidente ha quedado en el pasado, el trato que recibirá Calderón en Harvard no será del todo cotidiano en un punto: la seguridad. La ubicación exacta de su oficina, en los pasillos de los edificios de la escuela John F. Kennedy, es tratada como asunto de reserva. “Por razones de seguridad no se dará a conocer dónde se encuentra su cubículo”, informó la oficina de prensa de la Escuela de Gobierno a este diario.
Sin embargo, entre los estudiantes mexicanos corre la versión de que estaría en el corazón del Centro Belfer, en una serie de pasillos laberínticos para los que se necesita una tarjeta de acceso.
“Dudo siquiera que pongan su nombre en el directorio como a los demás investigadores”, dijo un académico consultado.
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Horas antes del estreno de Calderón como académico, lo que priva entre la comunidad mexicana en Harvard es, más que nada, una sensación de curiosidad.
Este martes, por lo pronto, el ex presidente tendrá un recibimiento no oficial en Harvard. Activistas mexicanos y estadunidenses entregarán a la rectora de la universidad, Gilpin Faust, un manifiesto de rechazo a la contratación, con la firma de más de 34 mil personas.
“He oído que en la JFK hay verdaderas peleas por el tóner en las impresoras”, ironizó Adriana Gutiérrez, profesora del Departamento de Lenguas Romances de Harvard, quien en 2012 firmó un desplegado a favor de Andrés Manuel López Obrador junto con varios académicos mexicanos que laboran en la universidad.
“Hay muchas opiniones. Desde luego es una llegada controvertida. En lo personal, creo que el señor Calderón no tiene las cartas académicas para venir”, dijo. “Hay muchos estudiantes que tienen mucha curiosidad por preguntarle de sus fallidas políticas, en especial en el tema del narco”.
Para el presidente de la Asociación de Mexicanos en Harvard (HUMA), Guillermo Lerdo de Tejada Servitje, el arribo del ex presidente es la oportunidad que muchos estudiantes esperaban para cuestionarle el porqué de varias decisiones.
Pero en la JFK, al menos, su audiencia no será tan ruda: de los casi 40 mexicanos que actualmente estudian maestrías, una veintena ocupó cargos en gobiernos panistas en los últimos 12 años, según cálculos de HUMA. Son ex funcionarios que laboraron en dependencias como la Presidencia, Energía, Relaciones Exteriores, Sedesol y Economía.
“Como asociación de estudiantes mexicanos tenemos gran interés de reunirnos con el ex presidente. Buscaremos un encuentro para debatir temas de política pública”, señaló Lerdo de Tejada. (MILENIO)