1790 palabras
SANTIAGO DE CHILE, Chile, 12 de abril.- Parte de los restos del poeta chileno Pablo Neruda serán enviados a laboratorios en Estados Unidos, como parte de la investigación para determinar si fue asesinado por la dictadura de Augusto Pinochet.
La noticia fue confirmada hoy por el sobrino del bardo, Rodolfo Reyes, quien es parte querellante de la causa para descubrir la causa de muerte de Neruda, proceso también encausado por el Partido Comunista de Chile (PC), organización a la cual perteneció el escritor.
Según Reyes, en el Servicio Médico Legal (SML) le informaron que parte de los restos serán remitidos a la Universidad de Carolina del Norte, donde labora la toxicóloga Ruth Winecker, una de las expertas extranjeras que toma parte en los peritajes.
Asimismo, serán enviadas muestra de la osamenta de Neruda a un laboratorio en Texas.
Muestras óseas del Premio Nobel de Literatura chileno, Pablo Neruda, serán analizados en Estados Unidos, en una de las últimas etapas de las pruebas periciales científicas que se hacen con los restos del poeta.
En el SML de Chile también los huesos del poeta están siendo sometidos a exámenes toxicológicos y otras pruebas.
Los restos del Premio Nobel de Literatura 1971 fueron exhumados este 8 de abril, por orden del juez Mario Carroza, y en respuesta a la querella interpuesta por el PC y Reyes, proceso abierto muchos años después de que la versión imperante indicaba que el poeta murió como consecuencia de un cáncer de próstata.
La causa se desató en el 2011 luego de que el chofer de Neruda, Manuel Araya, revelara que una extraña inyección fue puesta en el abdomen del bardo mientras permanecía en la clínica Santa María, en Santiago de Chile.
Neruda se alarmó y llamó a su esposa Matilde Urrutia, incluso trató de comunicarse con Araya, quien se encontraba ese día en la casa de Isla Negra, en Valparaíso, por encargo del poeta y en víspera del viaje que tenía previsto para salir al exilio a México el 24 de septiembre de 1973, el día antes de su muerte.
Luego del fallecimiento de Neruda, su chofer fue arrestado y recluido en el Estadio Nacional, a la sazón convertido por la dictadura en centro de tortura y muerte.
Años después, el testimonio de Araya apareció en un reportaje en la revista mexicana Proceso, escrito por el periodista chileno Francisco Marín.
Las revelaciones del chofer desmintieron el dictamen de los médicos, quienes certificaron que el escritor murió de una "caquexia cancerosa".
Así, este jueves fue la conclusión de una ardua semana de trabajo por parte del equipo multidisciplinario de peritos nacionales extranjeros abocados en el caso que investiga las reales causas de la muerte de Pablo Neruda.
La exhumación de Pablo Neruda se realizó el lunes en una hora y 18 minutos. Los resultados pueden tardar varias semanas. (SEMANA.com)
Entre los exámenes que se realizaron en esta primera fase se incluye la toma de rayos X; escáner; inventario y rotulación de los restos óseos; establecimiento del perfil biológico de acuerdo a las fichas de antropología de la Unidad Especial de Identificación Forense del SML; análisis de osamentas con lupa estereoscópica 3D; y la definición de las muestras óseas a tomar para exámenes toxicológicos e histológicos.
Por esto, finalmente el jueves, se le entregó al ministro Mario Carroza, quien lleva la causa en Tribunales, el informe de consenso que arrojó el proceso de labores.
El director del Servicio Médico Legal (SML), Patricio Bustos, explicó que la determinación tomada en base a la información fue de enviar muestras óseas al laboratorio de toxicología de la Universidad de Carolina del Norte.
“Afortunadamente los peritos lograron un consenso, que fue explicado al ministro Carroza, y él tomó la determinación de acoger la información de acuerdo que tenía el equipo pericial, sobre lo que se había hecho en la semana pero además acuerdos de lo que se tenía que hacer a futuro. O sea, por parte de los peritos del Servicio Médico Legal, de la Universidad de Chile, los extranjeros, los de la Cruz Roja y también de la parte querellante, que acordaron el envío de estas muestras óseas a ese laboratorio con ese objetivo, que es la parte toxicológica”, declaró.
Dicho trabajo se hizo en los laboratorios de antropología del SML, cuyos forenses también formaron parte del estudio y continuarán analizando scanners, radiologías y tomas de muestras histológicas, lo que según el doctor Bustos, es un importante avance en paralelo “en la línea de verificación del estado de salud o enfermedad del poeta y la eventual afectación que en las piezas óseas se pueda determinar el grado de avance de su enfermedad tumoral, lo que podría haber afectado sus condiciones generales sin que eso signifique en ningún caso adelantar modalidad o causa de muerte”.
Esta sería una de las etapas finales de los procedimientos científicos en el caso, ya que luego estos elementos de certeza científica serán entregados para el avance de los procesos judiciales.
Desde la familia hasta los biógrafos más rigurosos del poeta Pablo Neruda afirman sin vacilación que murió de cáncer de próstata el 23 de septiembre de 1973. El chileno había pedido ser enterrado en su casa en la localidad de Isla Negra, sitio que se convirtió en un museo que recibe a miles depersonas cada año para celebrar al ganador del Premio Nóbel, y allí descansa desde hace cuatro decenios. Pero su tranquilidad terminó esta semana cuando peritos exhumaron el cuerpo por petición del juez Mario Carroza.
No se trata de un capricho, sino de una grave acusación que hizo Manuel Araya, el chofer del poeta. “Pinochet cometió un grave error al mandar asesinar a Neruda”, aseveró. Según él, una inyección letal acabó con la vida del autor de Canto general 12 días después de que el dictador Augusto Pinochet llegó al poder. El conductor asegura que aunque la salud del escritor se había deteriorado, llegó estable a la clínica Santa María de Santiago y que sólo después de la inyección se empezó a sentir muy mal.
Pablo Neruda (en la foto con su mujer, Matilde Urrutia) murió pocos días después de que Augusto Pinochet subió al poder en Chile. Un testimonio clave asegura que el poeta fue asesinado. Los resultados de la exhumación reescribirían la historia de ese país sudamericano. (SEMANA.com)
La cosa no hubiera pasado a mayores de no ser por unas extrañas coincidencias que reveló el chofer. Él insiste en que Neruda ya temía por su vida, pues como embajador del asesinado presidente Salvador Allende, era un objetivo del régimen. Por eso, planeó irse a México. Sin embargo, antes de que Araya pudiera llevarlo al aeropuerto, los médicos le pidieron que consiguiera un medicamento fuera del hospital. Al salir, la Policía lo detuvo sin razón alguna y su jefe murió antes de que él pudiera regresar.
Aunque la versión despierta toda clase de sospechas, no será fácil comprobarla, pues las únicas personas que podrían corroborarla –Matilde Urrutia y Laura Reyes, la esposa y la hermana del poeta– ya murieron. Tampoco existen registros médicos del chileno, y los especialistas que lo trataron, cuyas declaraciones se contradicen, también fallecieron. Esas circunstancias llevaron al juez Carroza a permitir la exhumación del escritor. Pero el reto no para ahí, pues incluso los análisis forenses que se hagan hoy pueden no ser concluyentes. “Cuando el cadáver tiene todo su tejido blando dice muchas más cosas y se puede hacer un análisis muy riguroso. Pero después de 40 años, será difícil dar con las causas precisas de la muerte”, dijo a Semana.com la antropóloga forense Ana Carolina Guatame.
Y como si la situación no fuera lo suficientemente compleja, la familia también tiene posiciones encontradas al respecto. Rodolfo Reyes, un sobrino de Neruda que apoya la iniciativa, dice: “Queremos que se busque y se sepa la verdad”. Sin embargo, Bernardo Reyes, otro sobrino, está en desacuerdo: “La dictadura no tuvo nada que ver en eso. Entre el 73 y el 76 no hubo un solo crimen mediante inyecciones letales. De esto se ha hecho un circo del cual no quiero ser parte”. Circo o no, la investigación continúa. Las muestras se analizarán en un laboratorio fuera de Chile con tecnología de punta para esclarecer las causas de la muerte del poeta y el país entero espera con ansias los resultados que pueden reescribir un capítulo de su historia.
Aunque parece una práctica extraordinaria, las exhumaciones son comunes y muchos han sido removidos de sus tumbas. Yasser Arafat fue sometido a un segundo análisis forense para comprobar si había sido asesinado, investigación que aún no concluye. También se exhumó el cuerpo del bandolero estadounidense Jesse James, pues se creía que no había fallecido sino que buscaba eludir a la justicia. Las pruebas de ADN determinaron que sí era él. Y uno de los casos más curiosos es el del emperador de Etiopía y fundador del rastafarismo Haile Selassie que murió en un golpe militar. Fue enterrado en una letrina del palacio real y sólo años después descubrieron sus restos. Aunque los exámenes indicaron que era él, sus seguidores lo niegan porque están convencidos de que su cuerpo subió al cielo. (Prensa Latina/Radio.UChile.cl/Semana.com)