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Especialistas del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH-Conaculta) exploran en Tenosique, Tabasco, un sitio arqueológico de filiación maya, que en la época prehispánica estuvo dedicado exclusivamente a la manufactura de armas y herramientas.
Se trata de San Claudio, “un sitio que fue ocupado desde el año 200 a.C. y hasta 900 d.C. por mayas obreros, mayas pobres que estaban al servicio de otra comunidad de mayor jerarquía”, informó el arqueólogo José Luis Romero Rivera, director del proyecto de excavación en el lugar.
Localizado cerca de la carretera Tenosique - El Ceibo, en la región de contacto entre la sierra de Chiapas y Guatemala, esta zona arqueológica da cuenta de la vida cotidiana de la antigua población popular maya, aquella que se dedicaba a la fabricación de herramientas, utensilios y armas para la comercialización con otros pueblos.
“Una de las actividades principales del sitio era la explotación de pedernal, y esto lo podemos saber porque hemos encontrado por todas partes una gran cantidad de desechos de este mineral que, por su relativa facilidad de manipulación, facilitaba la elaboración de instrumentos cortantes como cuchillos, hachas, navajas y puntas para flechas”.
En esta época, abundó el arqueólogo del INAH, el pedernal fue una materia prima estratégica, ya que no se conocía el metal ni contaban con la obsidiana, que era controlada por las antiguas ciudades más importantes.
Entonces, dijo, a partir de la explotación y comercialización del pedernal crearon una industria que desplazó en esta región el uso de la obsidiana y los hizo independientes de las grandes redes de comercio.
Romero Rivera indicó que este sitio es investigado por el INAH desde 1998, “no es un punto de primer orden, no es una de las grandes capitales mayas, es un sitio pequeño que probablemente estuvo sujeto a la antigua urbe de Piedras Negras, ubicada a 40 kilómetros de San Claudio.
“En el sitio no hemos encontrado inscripciones, tampoco cuenta con arquitectura de primer orden como Palenque. No hay edificios altos, la construcción de mayor tamaño no rebasa los 12 metros, sin embargo presenta una organización urbana delimitada por patios rectangulares donde se cree pudieron haber trabajado las herramientas, armas y utensilios”.
El arqueólogo comentó que hasta el momento se han excavado tres edificaciones de las 97 que se tienen registradas en el sitio, en su mayoría corresponden a basamentos piramidales y plataformas que están distribuidas en un área de 70 hectáreas.
“Arquitectónicamente, no hemos encontrado un estilo definido en San Claudio, pero sí una presencia muy fuerte del estilo del Petén, es decir, hemos hallado basamentos en talud con esquinas redondas y no en ángulo”.
Otro aspecto que revela que los habitantes de esta región eran personas humildes ha sido el hallazgo, en años anteriores, de 30 esqueletos de personas que fueron enterradas con pequeñas ofrendas.
“Los entierros más elaborados que se han encontrado consisten en tumbas hechas de lajas de piedra caliza, acompañadas de ofrendas sencillas, la más ‘ostentosa’ estaba integrada por tres vasijas, en tanto que las más pobres, es decir, casi la mayoría, los esqueletos tenían sólo un plato o un cajete que cubría el rostro del difunto”.
Entonces, finalizó, “esto nos revela que no se trató de grupos de élite, lo que coincide con la ausencia de palacios o grandes ofrendas de jade como en Palenque, donde hubo entierros en sarcófagos y lápidas con inscripciones”.