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México (13 de diciembre).- Santaclós llega esta mañana al Senado de visita a los invisibles. El personal de intendencia, en ropa de faena azul marino, recibe la sorpresa: una rifa con obsequios de senadores de todos los grupos parlamentarios.
La animadora es Layda Sansores (PT), que con dichos y ocurrencias hace divertido el momento de probar suerte. Hay quien se lleva una gran pantalla que donó el priísta Joel Ayala Almeida, y de la generosidad de otros legisladores, la fortuna reparte hornos de microondas, baterías de cocina, licuadoras, despensas en pequeñas cajas, o un canasto con líquidos de limpieza y jabón de pasta, que regala de Navidad el senador Manuel Bartlett.
Mientras, los liderazgos del Senado discuten sobre la iniciativa del Ejecutivo en materia de seguridad pública y justicia, sin llegar a ningún acuerdo. La negociación se traba, y el priísta Emilio Gamboa, reconocido por su capacidad para consensuar leyes, persevera en que transite el proyecto, que se vuelve a obstruir, no pasa, no cabe por el breve espacio del ojo de la aguja de los consensos.
Gamboa, Jorge Luis Preciado (PAN) y Miguel Barbosa (PRD) que han hablado desde el martes, mañana, tarde y noche, intercambian posiciones al final del día, pero propuestas y contrapropuestas no terminan de embonar. Fracasan por hoy.
El estrés de final de periodo ordinario acelera el ritmo. En un acto vota hoy, como ayer y antier, decenas de asuntos en paquete, y en la tarde el pleno recibe de comisiones el último resto de dictámenes de primera lectura, o sea, que pueden ser discutidos y votados en la próxima sesión, que es convocada para la tarde del domingo, justo en la final de fútbol.
Son los tiempos sin profeta que nadie sospechó ocurrirían en México, territorio de desigualdades y afanes por disolverlos. Y es que en la sede senatorial mujeres y hombres de salario mínimo que vienen de colonias muy distantes comparten, por ejemplo, el mismo elevador, con los poderosos senadores de la República de gran fuero, dieta, súper aguinaldo, chofer, camioneta, escoltas, celulares…
En un afán solidario, Layda Sansores, que ya consiguió un espacio digno para que el personal de intendencia tome sus alimentos, organizó el “Festejo de Navidad 2014”, y pone el sabor a fiesta, junto con Mariana Gómez (PAN). Hay que verlas, antagónicas en ideologías y posturas políticas, decididas a dar un buen momento a la gente que trabaja para que ellos tengan espacios limpios, como reconoce la panista. Y promete clases de baile para 2015.
Pregona Layda Sansores la rifa de un horno de microondas, “para preparar automáticamente todas las comidas; usted no tiene qué cocinar, todo lo pone adentro y el marido quedará complacido”, dice. Una caja envuelta con papel de regalo, supone Sansores que es una despensa, liviana de peso, “que le dure para toda la vida, siempre y cuando no se la coman”, pregona, provoca risas.
Sigue la rifa de la pantalla gigante que envió el senador Joel Ayala. Dice Layda: “Les digo que es espléndido, nada de cacahuates”. Sigue el reparto de la fortuna, con un obsequio “de mi compañerito campechano (Jorge Luis Lavalle), y si no les gusta (pues va envuelto), lo devuelven”.
Muestran un canasto del senador Manuel Bartlett, con líquidos de aseo y jabón, y a la ganadora María Elena Mondragón, quien se gana la vida en el aseo de las áreas del edificio de la Cámara de Senadores, Layda le aconseja que los productos de limpieza los puede vender a la empresa outsourcing para la que trabaja.
Sansores anima a los trabajadores y trabajadoras a tomar sus regalos: “Órale mi reina”.- (Agencias)