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Lunes 7 de mayo.- Investigadores de la Universidad de Bristol han creado músculos y piel artificial, capaces de cambiar de color con tan solo apretar un simple interruptor, imitando así a las criaturas de mar que se camuflan cuando sienten que hay un peligro cerca.
Estos mecanismos de defensa de animales usados por seres como el calamar y el pez cebra han sido copiados para su futuro uso en la confección de telas inteligentes que sirvan de camuflaje con la naturaleza a los miliateres.
Para la realización del estudio -publicado por la revista Bioinspiration and Biomimetics IOP Sience- estos científicos británicos decidieron combinar robótica y biomímesis, una mezcla de química orgánica, materiales inteligentes y tecnología de inspiración biológica.
Sobre esto, el autor principal del estudio, Jonathan Rossiter, asegura: «Hemos tomado la inspiración de los diseños que produce la naturaleza y la explotación de los mismos métodos para activar los músculos artificiales con sorprendentes efectos visuales».
Analizando el comportamiento de animales como el calamar, un grupo de científicos ha creado un tejido que podrá ser usado en la industria del camuflaje militar.
Los músculos y pieles artificiales están basados en células especializadas llamadas cromatóforos, que se encuentran tanto en anfibios, como en peces, reptiles y cefalópodos. Los cambios de color en estos organismos pueden ser provocados por cambios de humor, temperatura, estrés o algún peligro en el medio ambiente y sirven para esconderse de otro depredador, comunicarse o atraer a una presa.
{youtube}W2CgtJU3ckY{/youtube}Los cefalópodos, como los calamares, la sepia o los pulpos, cambian de color usando unos músculos diminutos que tienen en su piel y que sirven para presionar pequeños sacos de tinta. Cuando el cerebro envía una señal a los músculos para que se contraigan, los sacos se expanden generando un efecto óptico por el que parece que el animal está cambiando de color.
En el caso del pez cebra, se produce una forma de camuflaje diferente. Estos peces envían un fluido negro de debejo de su piel a la superficie.
Para trasladar este comportamiento al mundo de los humanos, los científicos usaron elastómeros diéctricos (ED) - materiales inteligentes hechos con polímeros electroconstrictivos - que estaban conectados a un circuito eléctrico y que se expandían con la aplicación de un voltaje.
«Nuestros cromatóforos artificiales pueden convertirse en una piel artificial, que se puede estirar y se deforma y aún así puede funcionar con eficacia», asegura Rossiter, quien explica que «estos músculos artificiales pueden imitar la acción muscular y pueden dar lugar a un potente efecto óptico».
«Este nuevo hallazgo servirá para fabricar ropa de camuflaje que cambia de color o una segunda piel inteligente que nos ayude a aclimatarnos tanto con el frío como en el calor». (ABC)