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BASE NAVAL BAHÍA GUANTÁNAMO, 5 de mayo.- Cinco presos de Guantánamo acusados de planificar los ataques del 11 de septiembre del 2001 en Estados Unidos se negaron en forma desafiante el sábado a responder las preguntas de un juez militar estadounidense en una audiencia caótica en que aplazaron la declaración de culpabilidad o inocencia.
El principal acusado, Khalid Sheikh Mohammed -autor intelectual confeso de los ataques con aviones secuestrados el 11 de septiembre- y sus cuatro compañeros acusados ejercieron su derecho de retrasar su declaración de culpabilidad o inocencia frente a cargos de asesinato o terrorismo que acarrean la pena de muerte.
A los cinco procesados se les permitió rezar. Walid bin Attash, segundo desde la derecha, se levantó la manga para mostrar las heridas que le infligieron los marines.
Uno de los sospechosos insistió en que el documento con los cargos, de 87 páginas, fuera leído en la corte y el juez accedió, afirmando que la lectura comenzaría el sábado en la noche, después de que la audiencia se había extendido por más de nueve horas.
Las hojas con los cargos listan los nombres de las 2976 personas muertas cuando los aviones secuestrados impactaron las torres gemelas del Centro Mundial de Comercio en Nueva York, el Pentágono y un campo en Pensilvania en el 2001, y seguramente su lectura llevaría horas.
Khalid Sheik Mohammed (en foto de julio de 2009) es considerado el planificador de los ataques del 11-S.
Khalid al ser capturado en marzo de 2003 en Rawalpindi, Pakistán.
El juez intentó mantener en orden los procedimientos del caso que podría involucrar sentencias de pena de muerte durante buena parte del día, dado que Mohammed y los otros sospechosos se negaron a responder sus preguntas.
"¿Por qué esto es tan difícil?", preguntó el exasperado juez, el coronel de Ejército James Pohl.
Mohammed, un paquistaní de 47 años, se veía demacrado y su larga barba tenía un tinte rojizo. Llevaba un turbante blanco y una túnica blanca.
La audiencia del tribunal militar en la corte de alta seguridad de la base naval estadounidense en la Bahía de Guantánamo, Cuba, marcó la primera vez que los acusados han sido vistos en público en cerca de tres años.
Los militantes islamistas son acusados de conspirar con Osama bin Laden, de asesinato en violación a las leyes de guerra, de secuestro, terrorismo y otros cargos derivados de los ataques del 2001 que llevaron a Estados Unidos a iniciar una mortal y costosa guerra contra Al Qaeda y sus partidarios.
Un intento anterior por juzgar a los sospechosos en el tribunal de crímenes de guerra de Guantánamo fue detenido cuando el Gobierno del presidente estadounidense, Barack Obama, intentó infructuosamente de llevar el caso a la corte federal de Nueva York.
El acusado Ramzi Binalshibh se puso de pie, luego se arrodilló en el piso de la sala y oró mientras una fila de corpulentos guardias con uniformes de camuflaje lo vigilaban de cerca pero no interferían.
El acusado Walid bin Attash estaba atado fuertemente a una silla después de haberse negado a comparecer ante el tribunal de manera voluntaria. El juez lo liberó después de que prometió un buen comportamiento dentro de la sala.
Cuando todos los acusados se negaron a usar audífonos que les permitían escuchar las traducciones del inglés al árabe de las preguntas que se hacían en la corte, el juez suspendió la audiencia brevemente y luego la reanudó con un intérprete que proporcionó la traducción que se podía escuchar en toda la sala.
Los sospechosos fueron retenidos por más de tres años en cárceles secretas de la CIA antes de ser enviados a Guantánamo en el 2006 y todos han dicho que fueron torturados allí.
Los acusados Walid bin Attash y Khalid Scheich Mohammed el sábado, en el primer día del juicio.
La CIA afirmó que Mohammed fue sometido a una técnica de ahogamiento simulado en 183 ocasiones.
Un pequeño grupo de personas cuyos familiares fallecieron en los ataques fueron escogidas a través de una lotería para viajar a la base caribeña para ver la audiencia detrás de una pared de vidrio en la sección de espectadores.
Cliff Russell, cuyo hermano bombero Stephen Russell, de 40 años, murió en el Centro Mundial de Comercio, dijo que se siente cómodo con la aplicación de la pena de muerte para los acusados y les deseó "la peor muerte posible".
El proceso duró 14 horas. La próxima vista será a mediados de junio, y el juicio puede llevar años.