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Diez años de trabajo han cristalizado para que el estado de Hidalgo cuente con una cadena de transformación comercial de cafés especiales otomí-tepehua, en la sierra de la huasteca, donde con apoyos del Programa Opciones Productivas de la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol) se cultivan los cafetos a 1,600 metros sobre el nivel de mar, lo que genera un producto de excelente calidad.
Producen indígenas otomíes-tepehuas café de altura, gracias al apoyo de la Sedesol
El Programa Opciones Productivas apoya la instrumentación de proyectos sustentables dirigidos a la población rural mediante la incorporación y desarrollo de capacidades humanas y en Hidalgo destaca la Agencia de Desarrollo Local (ADL) Padep, A. C., en el municipio Tenango de Doria, que en 2004 gestionó un proyecto integrador que tres años después recibió recursos para crear una cadena de transformación comercial de cafés especiales otomí-tepehua.
En 2008, la organización consiguió, por segundo año consecutivo, recursos del programa, y en 2010, a través de la modalidad de Apoyos Complementarios recibió un subsidio para el proyecto Fortalecimiento de la Capacidad Mercadológica del Café Hidalguense.
El monto total de los apoyos fue de 8.03 millones de pesos, utilizados para adquirir parque vehicular, infraestructura y maquinaria para procesar el café.
Actualmente la organización se denomina Los Cafés Otomí-Tepehua, S. A. de C. V. (COTSA) y ya suma ocho años de experiencia como productores del grano, en beneficio de casi dos mil personas de la sierra otomí-tepehua.
El cultivo del café no es una tarea sencilla. El recorrido que sigue el grano del cafeto hasta convertirse en el estimulante líquido humeante de su taza, comienza en el semillero, donde germina y vive durante dos meses, tras los cuales la plántula se traslada al vivero, donde se cubre con vegetal picado para que se adapte al sol, a la sombra y se proteja de las lluvias. Aquí la planta crece y luego se lleva al terreno donde se establecerá el cafetal.
El terreno del cafetal requiere actividades de trazado, hoyado, tapado, poda y cuidado del cafetal, porque aquí permanecerá la planta durante aproximadamente 40 años, que es su vida productiva.
La floración depende de muchos factores, como los cuidados de la planta, la regulación de sombra, edad y riego. Puede haber de tres a cuatro floraciones y de su número dependen los cortes, que se realizan a mano, en forma selectiva y sólo se seccionan los frutos maduros, de color cereza. Los primeros frutos se obtienen cuando la planta tiene entre tres y cuatro años de vida.
Para la recolección se utilizan canastos atados a la cintura llamados tenates, muy parecidos a los chiquihuites.
Posteriormente pasa a la despulpadora, donde se desecha la cáscara, y de ahí al tanque de fermentación, sitio en el que permanece 24 horas antes de pasar al tanque de lavado, donde se le quita el mucílago, sustancia que le otorga un sabor dulce; tras la etapa de secado, finalmente se tuesta y se muele.
La producción se da una vez al año, durante el ciclo cafetalero; la época de corte depende de la zona y la altura, pero en la región otomí-tepehua inicia en septiembre y concluye en marzo.
COTSA produce, en promedio, 600 toneladas anuales, que se venden en tres presentaciones: cereza, pergamino y bola.
El café en la región otomí-tepehua es elaborado por más de dos mil productores agrupados en 52 asociaciones; la superficie sembrada abarca una hectárea por productor, por lo que el cultivo del café se constituye en la principal actividad económica de la zona.
Los cafés de Hidalgo son de excelente calidad gracias al clima, suelo y altura de la región. La naturaleza es muy noble: nos permite cultivar y producir; por eso le tenemos respeto y amor, pues es la fuente de nuestro trabajo, afirma el presidente del Consejo de Administración de COTSA, Julián Santiago Lazcano.
El café es un producto tropical cultivado en las zonas montañosas, por lo que el 60 por ciento de los pequeños productores son indígenas. El producto se desplaza a los estados de Puebla, Veracruz e Hidalgo para su comercialización.
En México se producen, en promedio, cuatro millones de sacos de café verde, lo que otorga al país el sexto lugar mundial como productor, con granos de la más alta calidad. El café de altura, cultivado por arriba de los 900 metros sobre el nivel del mar, es de los más cotizados. La zona otomí-tepehua se encuentra a 1,660 metros sobre el nivel del mar.