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Domingo 21 de octubre.- Una noche de sueño perturbado puede ser señal de un futuro diagnóstico de alzhéimer, según los resultados presentados esta semana en la reunión anual de la Sociedad para la Neurociencia en Nueva Orleans, Luisiana.
Los pacientes con alzhéimer a menudo se quejan de los cambios en sus patrones de sueño durante las primeras etapas de la enfermedad. En las personas sanas, por ejemplo, las siestas por lo general duran alrededor de 20 minutos, pero pueden ser hasta de 3 horas en pacientes con alzhéimer.
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Roxanne Sterniczuk, neurofisióloga de la Universidad de Dalhousie en Halifax, Canadá, y sus colegas querían determinar qué tan temprano se producen estos cambios y si se podía predecir el riesgo futuro de una persona de desarrollar la enfermedad.
Sterniczuk y sus colegas analizaron los datos de cerca de 14,600 personas sanas, provenientes de la Encuesta de Salud, Envejecimiento y Jubilación en Europa (SHARE), un estudio observacional a largo plazo de las personas mayores de 50 años procedentes de 12 países europeos. Se usaron varias medidas de la calidad del sueño para producir un "índice de trastornos del sueño.
Los investigadores encontraron que los participantes que reportaron dormir inquietos, sentirse cansados durante el día y tomar medicamentos para dormir son más propensos a ser diagnosticados con la enfermedad de Alzheimer en los próximos 2 años, y que cuanto mayor es la magnitud de estos problemas, más graves los síntomas de la la enfermedad posterior.
"El aumento de la somnolencia diurna fue el mayor predictor", dice Sterniczuk. "Parece que los cambios sutiles en el ciclo de sueño-vigilia se llevan a cabo antes de cualquier patología de la enfermedad".
La enfermedad de Alzheimer se caracteriza por dos rasgos distintivos -el depósito de placas insolubles formadas por la proteína amiloide-ß, que se acumulan en los espacios alrededor de las células neuronas, y agregados de proteínas llamado ovillos neurofibrilares, que se depositan dentro de las células.
Los trastornos del sueño pueden ser un marcador precoz de los cambios cerebrales que ocurren cuando se desarrolla la enfermedad, o pueden contribuir a la progresión de la enfermedad, dice David Holtzman, un neurólogo de la Facultad de Medicina de St. Louis, Missouri. "O la patología está empezando a ocurrir durante el envejecimiento, o los problemas de sueño aceleran el alzhéimer", consideró.
El mes pasado, Holtzman y sus colegas informaron que en un modelo de ratón del alzhéimer el ciclo de sueño-vigilia se rompe tras la formación de placas de amiloide-ß y la eliminación de las placas hizo que el ciclo volviese a la normalidad, lo cual sugiere que la placa causa los trastornos del sueño. Pero -añade- para hacer la distinción entre las dos posibilidades en los seres humanos, se necesitarán estudios a largo plazo a fin de evaluar cómo los marcadores biológicos asociados con el alzhéimer cambian a lo largo de la vida.
Sterniczuk está investigando si los cambios en los patrones de sueño están relacionados con alteraciones en la actividad de los genes en el núcleo supraquiasmático, una región del cerebro que controla el ritmo circadiano y regula el ciclo de sueño-vigilia.
La investigadora hace hincapié en lo importante que es encontrar maneras de diagnosticar con precisión la enfermedad e identificar personas en riesgo de desarrollarla. "Tenemos una población que envejece en nuestras manos, y puede haber una pandemia de alzhéimer en los próximos 10-15 años, a la medida en que aumente la población mundial de adultos mayores. (Mo Costandi / Nature)