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NEWTOWN, Connecticut, 16 de diciembre.- El autor de la matanza de 26 personas en el colegio Sandy Hook de Newtown, Connecticut, el pasado viernes, había tenido un altercado con cuatro miembros de la dirección de la escuela el día antes de los hechos. Tres de ellos murieron en el tiroteo; el cuarto no estaba ese día en el centro.
Según informó ayer la cadena NBC, citando fuentes de la investigación, el presunto asesino, Adam Lanza, de 20 años, había intentado además comprar un rifle el pasado martes, pero no pudo hacerlo porque se lo negaban las leyes de Connecticut. Finalmente utilizó las armas que su madre guardaba en casa.
La tragedia comenzó a primera hora de la mañana del viernes, cuando Adam disparó mortalmente a su madre en la cara y después se dirigió en coche hacia el colegio con un rifle Bushmaster 223 y dos pistolas semiautomáticas, una Glock y una Sig Sauer. Ya en la escuela, se ensañó con los niños; cada uno de ellos recibió varios tiros.
Estas revelaciones podrían dar alguna luz sobre los motivos que lo llevaron a cometer el trágico asalto al colegio de Sandy Hook el pasado viernes. «No entiendo por qué alguien querría herir a tanta gente inocente», se preguntaba Kyle, un niño de 11 años vecino de Newtown que había acudido con su madre a la Iglesia de Saint Rose de Lima. Su madre, Lisa Cascoull, comentó que entre los afectados se encuentran varios amigos y conocidos a los que esperan poder ayudar durante estos duros momentos.
La investigación también ha revelado que Lanza entró a la fuerza en el centro, a pesar de que los empleados intentaron evitarlo, según teniente Paul Vance. Vance, quien ha hecho las veces de portavoz de la policía, no quiso compartir más detalles para no entorpecer el curso de la investigación, que sigue abierta. Aún así, ya hay evidencias suficientes para explicar cómo transcurrieron los hechos, aunque por el momento numerosos detalles siguen solo en poder de las autoridades.
El joven, que después de cometer la masacre se suicidó, iba armado con dos pistolas y un fusil y ataviado con un chaleco antibalas. Antes de acudir al colegio había asesinado a su madre, Nancy Lanza, en la residencia familiar. Nancy era profesora suplente en el centro. Tras quitarle la vida, Adam se dirigió con el coche de su madre a la escuela.
Los disparos fueron numerosos, algunos testigos afirman que cerca de 100, pero, como informa la BBC, apenas duraron unos minutos. En ese escaso margen de tiempo el terror se paseó no solo por las dos aulas en las que tuvieron lugar las muertes, sino por otras dependencias del colegio en las que otros profesores se percataron junto a sus alumnos de lo que estaba ocurriendo. Algunos relataron cómo se pusieron a salvo.
«Pensé que todos íbamos a morir», narró a los medios Kati Roig, una profesora que se escondió en los aseos junto a sus quince alumnos de entre seis y siete años. La bibliotecaria Mary Ann Jacob contó cómo pidió a 18 niños que gatearan hasta un almacén cuya puerta bloquearon con un archivador y allí los entretuvo pintando con lápices de colores.
Aunque el protagonista de los hechos no había sido identificado ayer de manera oficial, pocos dudaban de que el autor había sido Adam Lanza, un antiguo alumno de la escuela Sandy Hook e hijo de una de sus profesoras suplentes.
Una vez que concluyeron las autopsias de los fallecidos en la escuela, la policía local hizo pública la lista oficial de los fallecidos, compuesta por 8 varones y 18 mujeres.
Los fallecidos son veinte niños de entre cinco y diez años, seis profesores, entre los que se encuentra Dawn Hochsprung, directora del centro, así como la madre del asesino y él mismo. Solo una mujer herida, subdirectora del colegio, ha sobrevivido a los disparos y su testimonio será seguramente esencial para saber cómo ocurrió todo.
Las autoridades estadounidenses dedicaron las primeras horas tras el suceso a tratar de reconstruir los hechos, identificar a las víctimas y discernir qué hay detrás de esta nueva locura asesina de un joven en un país donde comprar un arma es a veces demasiado sencillo. De hecho, fue Nancy Lanza, la madre, quien adquirió legalmente las armas con las que su hijo llevó a cabo esta nueva matanza.
Nancy Lanza ha sido descrita como una coleccionista de armas que no hace muchos días mostró uno de sus rifles a Dan Holmes, propietario de una empresa de paisajismo que decoró con adornos y luces navideñas el jardín de su casa, según Reuters. «Dijo que a menudo iba a praticar tiro con sus hijos», añadió Holmes.
Adam vivía con su madre, divorciada en 2008 de su padre, Peter, que vive junto a una nueva esposa en Stamford. El joven creció junto a su hermano Ryan, de 24 años, en Newtown. Nadie allí hasta el viernes se imaginaba que esta persona solitaria, que ni siquiera tenía abierto perfil en la red social Facebook, llegara a ser capaz de cometer semejante matanza. «Se trata de un niño socialmente raro», dijo Beth Israel, una vecina de la familia a la agencia France Presse. «Era alguien solitario. Desconozco quiénes eran sus amigos», añadió.
«No hay duda de que estaba lleno de problemas», señaló el párroco de la Iglesia Episcopal de Saint James.
Por ahora lo único confirmado por la familia de Lanza es que este sufría Asperger, un tipo de autismo leve no asociado con comportamiento violento. Tampoco existe ningún análisis médico oficial que apunte a si Adam sufría o no algún tipo de problema mental. (ABC)