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LONDRES, 24 de enero.- Un empresario británico perdió su nariz víctima del cáncer. Ahora le crece una nueva en el brazo, gracias al implante de los científicos de la Universidad de Londres. Si el proceso se desarrolla con normalidad, pronto podrá ser retirada e implantada en la cara, para que el paciente recupere el sentido del olfato. La nariz sería la primera de este tipo en ser cultivada en un laboratorio desde cero, según recoge el diario británico Daily Mail.
La nueva nariz comenzó como un molde de vidrio de la nariz original. El molde fue rociado con un material sintético en forma de panal que sirvió para que se asentaran las células madre. El molde se retiró una vez asentadas las células, unas células, que con los nutrientes adecuados, se convirtieron en tejido cartilaginoso. Este proceso tuvo lugar hace unos meses en un biorreactor del laboratorio.
El proceso de formación de la nariz.
Mientras tanto, la piel de uno de sus brazos se extendió gradualmente, impulsada por un pequeño balón que se encontraba alojado bajo la piel. Este balón se iba inflando paulatinamente hasta que la piel sobrante pudiera cubrirlo. Dos meses después se sustituyó el balón por la nariz. El nuevo implante sobresale ahora del brazo del empresario, donde está adquiriendo los nervios y vasos sanguíneos necesarios.
El profesor Seifalian, de la Universidad de Londres, dijo a la revista BBC Focus que “podemos hacer la nariz, pero no podemos hacer la piel”. Después de tres meses en el brazo, se le quitará la nariz para cosérsele en la cara. La operación no debe dejar cicatriz alguna.
El hombre, que desea permanecer en el anonimato, perdió la nariz fruto de un cáncer de piel. El tratamiento para detener el tumor era demasiado invasivo y la nariz resultó gravemente dañada. Las cicatrices psicológicas le sumieron en una depresión que le impedía salir de casa.
Este tratamiento de implante, desarrollado por el equipo del profesor Seifalian en Londres, podría ayudar a pacientes similares, víctimas de accidentes de automóvil y soldados heridos. El proyecto es el eco de un intento fallido en Estados Unidos en la década de los 90, en el que se usó un ratón para que le crecieran orejas humanas, aptas para el trasplante.