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CIUDAD DE MÉXICO, D.F., 5 de mayo.— En la Sierra San Pedro Mártir –considerado uno de los sitios idóneos para el estudio del universo, arrancó el mega-proyecto astronómico al llevarse a cabo la colocación de la primera piedra del Censo Automatizado de Ocultaciones Transneptunianas (TAOS 2, por sus siglas en inglés). obra que contempla una inversión de 15 millones de dólares.
Este proyecto es impulsado en el Observatorio Nacional de San Pedro Mártir por parte de la Universidad Nacional Autónoma de México en colaboración con el Instituto de Astronomía de la Academia Sínica de Taiwán, la Universidad Yonsei de Corea y el Centro de Astrofísica de la Universidad Harvard.
La primera piedra del proyecto.
El Coordinador de Investigación Científica de la UNAM, Carlos Arámburo de la Hoz comentó que este inicio del proyecto hermana a tres países -Estados Unidos, Taiwán y México.
“Hoy estamos escribiendo historia, ya que hace casi 34 años fue la última vez que se sembró un telescopio de 2 metros en San Pedro Mártir y después de más de tres décadas, finalmente tenemos la oportunidad de lanzar un proyecto nuevo”.
Con la segunda fase del proyecto de Censo Automatizado de Ocultaciones Transneptunianas, se obtendrán mayores conocimientos sobre los objetos pequeños en movimiento, más allá de la órbita de Neptuno, estableciendo una base de información para su estudio posterior y conformando una vasta fuente de información para los actuales y futuros astrónomos que develarán los más profundos secretos del universo.
En un artículo de la Doctora Elena Jiménez Baylón del Instituto de Astronomía de la UNAM se explica que TAOS (Censo Automatizado de Ocultaciones Transneptunianas) es un ambicioso proyecto astronómico con el que se realizará el más completo censo de objetos celestes en la periferia solar, en particular más allá de la órbita de Neptuno.
Hasta ahora sólo se han encontrado unos 1400 objetos de este tipo, llamados transneptunianos, todos con diámetros mayores a 50 km.
TAOS pretende multiplicar las detecciones, pudiendo detectar cuerpos con diámetros de tan sólo 600 m.
El Instituto de Astronomía de la UNAM participa en el proyecto TAOS, cuya segunda fase se pondrá en operación a partir de finales de 2013 en el Observatorio Astronómico Nacional localizado en la Sierra de San Pedro Mártir, Baja California. Es la primera vez, desde 1979 que se instalan muevos telescopios en este sitio astronómico. También será la primera vez que un proyecto astronómico internacional elige el observatorio mexicano para instalar sus telescopios.
El Sistema Solar está formado por el Sol, los ocho planetas, algunos de ellos con sus satélites, pero más allá de la órbita del planeta más alejado del Sol, Neptuno, se extiende un vasto deposito de cometas y otros cuerpos mas grandes. Esta contiene más del 99% de todos los cuerpos celestes pertenecientes al Sistema Solar.
En los años 60, el astrónomo holandés Gerard Kuiper predijo la existencia de este conjunto de astros, 30 años antes de que se hicieran las primeras observaciones de esta región, denominada en su honor Cinturón de Kuiper. Este se extiende entre 30 y 50 veces la distancia promedio del Sol a la Tierra, donde objetos cuyo tamaño va desde unos cuantos metros hasta mas de mil de kilómetros, giran en órbitas elípticas alrededor del Sol.
Localización del Sistema Solar, el Cinturón de Kuiper y la Nube de Oort.
Hasta el día de hoy, solo se han descubierto unos 1400 objetos, siendo Plutón uno de los más grandes. Sin embargo, estudios recientes estiman que debe de haber cientos de miles, o mas, de estos cuerpos celestes en el Cinturón de Kuiper. Más allá del Cinturón de Kuiper se encuentra una región conocida como Disco Disperso, cuyo radio interior coincide con el límite del Cinturón de Kuiper.
Tan sólo un centenar de objetos pertenecientes al Disco Disperso han sido detectados hasta ahora. El más grande de ellos es Eris, con un diámetro de aproximadamente 2350 km, apenas más grande que Plutón, y localizado aproximadamente a unas 70 veces la distancia de la Tierra al Sol en una órbita muy elíptica.
Los astrónomos predicen que incluso más allá del Disco Disperso existe una región esférica denominada Nube de Oort, cuyos confines se encuentran miles de veces más alejados que el Cinturón de Kuiper. No se ha detectado aún ningún astro en la Nube de Oort, y también se desconoce por completo la cantidad de objetos que puede haber en esta región, pero se estima que pueden llegar a las decenas de billones de cuerpos celestes. El equipo TAOS estima que durante la segunda fase del proyecto se podría realizar la primera detección de un objeto en la Nube de Oort.
El estudio de los objetos transneptunianos, desde el Cinturón de Kuiper hasta la Nube de Oort, va más allá del importantísimo conocimiento sobre su tamaño, su composición y su distribución: la cantidad y distribución de objetos transneptunianos dependen principalmente de cómo era el Sistema Solar en su etapa más temprana. Para conocer el origen, formación y evolución del nuestro Sistema Solar es fundamental determinar qué cantidad del material sólido había en el llamado disco protoplanetario, el mismo material del que después se formaron los planetas.
También es fundamental conocer qué fracción del disco protoplanetario se integró en forma de los planetas y qué masa, distribución e incluso el número de los planetoides había en la etapa más inicial del disco. El proyecto TAOS detectará y estudiará las propiedades de cientos de objetos transneptunianos y permitirá desentrañar muchos de los misterios sobre la formación y evolución de nuestro Sistema Solar.
Este conocimiento podrá ser también aplicado al creciente número de sistemas planetarios que recientemente se han comenzado a descubrir.
Un proyecto hecho a la medida para el Observatorio Astronómico Nacional mexicano.
Actualmente, la primera fase del proyecto, TAOS-I opera cuatro telescopios de 50cm cada uno en el observatorio de Lu-Lin en Taiwan. Esta primera Fase, desarrollada como prototipo, opera desde 2005, aunque el cuarto telescopio sólo se puso en marcha en agosto de 2008.
Durante estos años, el proyecto ha realizado más de 30 mil millones de mediciones del brillo de las estrellas monitoreadas.
Para la segunda fase del proyecto TAOS, el Instituto de Astronomía de la UNAM se ha incorporado a la colaboración junto con el Instituto de Astronomía y Astrofísica de la Academia Sinica de Taiwán (ASIAA) y con el Centro para la Astrofísica de la Universidad de Harvard (CfA).
TAOS- II construirá tres telescopios robóticos en el Observatorio Astronómico Nacional de México, operado por el Instituto de Astronomía de la UNAM y localizado en el Parque Nacional de la Sierra de San Pedro Mártir, en Baja California.
Esta nueva fase tiene como propósito lograr un límite de detección más ambicioso aumentando el tamaño de los telescopios a más del doble (lo que se traduce en una capacidad de detección de fotones de hasta seis veces más), con un diámetro del espejo de 1.3m para cada uno de los tres telescopios que se instalarán en el Observatorio Astronómico Nacional.
El proyecto aprovechará el excelente clima astronómico del que goza el Observatorio, triplicando el número de noches adecuadas para la observación astronómica con respecto al observatorio Lu-Lin.
La combinación de altura, estabilidad atmosférica, la baja contaminación lumínica y elevada fracción de noches despejadas al año, hacen del Observatorio Nacional Astronómico uno de los tres mejores lugares del hemisferio norte para la observación astronómica.
La ocultación como método de detección El reto es por tanto detectar cuerpos celestes de tamaño reducido, compuestos de hielo y roca y que por tanto no tienen luz propia.
El ingenioso método que han desarrollado en el proyecto TAOS consiste en detectar la sombra de un cometa que pasa delante de una estrella lejana.
La combinación de las medidas del cambio en el brillo de la estrella observadas por los tres telescopios simultáneamente, permitirá conocer el tamaño, la distancia a la que se encuentra el cuerpo de la Tierra y su velocidad. Los técnicos y astrónomos del proyecto están trabajando para desarrollar un sistema cuyas cámaras tengan sensibilidad y la velocidad de lectura adecuadas para poder detectar el efecto del paso de los cuerpos celestes sobre la estrella lejana.
El censo de objetos transneptunianos se llevará a cabo en alrededor de 5 años. Después de esta primera fase los telescopios se podrán seguir utilizando por los astrónomos de las instituciones participantes para desarrollar otros proyectos que aprovechen sus características.
Además del Dr. Mauricio Reyes Ruiz, responsable del proyecto TAOS-II por parte del Instituto de Astronomía de la UNAM, participan en el aprovechamiento científico del proyecto varios investigadores y estudiantes del Instituto de Astronomía de la UNAM, de la Universidad Autónoma de Nuevo León y de la Universidad Autónoma de Baja California.
Además, colaboran en el diseño y construcción de los telescopios e instrumentos del proyecto integrantes del grupo de instrumentación del Instituto de Astronomía de la UNAM en Ensenada y el grupo técnico del Observatorio Astronómico Nacional en San Pedro Mártir. (Ensenada-net)