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QUITO, Ecuador, 16 de agosto.- Desde el palco del Museo Smithsonian, el científico Kristofer Helgen pregonó el hallazgo de un último animal, el olinguito. Sin mucha atención mediática, aunque siempre a unos cuantos pasos, se hallaba uno de sus primordiales respaldantes: el mexicano Jesús Maldonado.
Maldonado es un investigador genetista en uno de los laboratorios del Smithsonian y tuvo a su cargo, aledaño con dos colegas, la labor de delimitar si el olinguito era desde el punto de vista genético una reciente especie.
En otras voces, su labor fue clave para el anuncio que dio Helgen ayer jueves desde el palco.
Luego de la exposición de esta reciente especie de mamífero carnívoro que vive en Colombia y Ecuador, BBC Mundo conversó con Maldonado sobre su presencia en este trasendente hallazgo científico.
¿Se puede asegurar con genética?
El hallazgo que lideró Kristofer Helgen tardó más de una década y hallar un último animal no fue el objetivo inicial del cuadro de trabajo.
De hecho, la idea era enteramente completar el primer estudio general de los olingos, muchísimas especies de carnívoros que viven en los árboles.
Pero en este momento Helgen encontró unas muestras que no correspondían con las otros: unos dientes y un cráneo que tenían una forma y tamaño particulares.
Y en ese instante entró el mexicano Maldonado: “Helgen se dedicó a estudiar las muestras de los museos y cuando descubrió que había distancias morfológicas, me contactó y me habló: ‘Jesús, veo que hay muchas distancias, ¿las podemos asegurar con genética?’ y en este momento yo le dije: ‘¡Adelante!’”.
El trabajo de comparación genética para asegurar “rotundamente” que se trataba de una reciente especie duró unos tres años.
“Comparamos todas las especies de olingos y se vio claramente que este olinguito no se había estudiado antes y era bien diferente a las otras especies”, dice Maldonado en la sede administrativa del Smithsonian.
Este mexicano dice que, en su apreciación, el análisis genético es la parte clave del proyecto, Pese que admite que naturalmente fue un trabajo en cuadro que involucró estudiar la morfología, encontrar el animal en el campo y estudiar su comportamiento.
“Lo satisfactorio es que la genética lo soportó todo. Todo lo que Kristofer había hallado morfológicamente”.
Maldonado dice que este instante, el anuncio de una reciente especie y su bautizo, es “increíble”.
Pero el trabajo no termina acá. De todas maneras, el trabajo escasamente empieza con la exposición del olinguito.
Maldonado dice que este hallazgo puede respaldar a generar inigualables programa de manejo en América Latina para los bosques de niebla, que es un hábitat enormemente delicado que se está observando perjudicado por actividades como la tala.
Y agrega que si bien el animal hasta ahora ha sido hallado en Ecuador y Colombia, sus análisis y proyecciones aluden que puede estar en otros países, como Venezuela.
Mientras su cuadro obtiene más apuntes sobre este animal que hasta hace poco era desconocido, Maldonado continúa saboreando el instante.
“Para un científico, un hallazgo como este es un deseo. Vivimos para descubrir cosas y descubrir una especie de mamífero, en este siglo, un carnívoro, es inconcebible para nosotros”. (Agencias)