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MEXICO, D.F., 12 de marzo.- "¡Voy a creer que esta línea no lleva ni dos años y ya está descompuesta, es una porquería!", se quejó Karla Hernández.
La joven de 19 años de edad reaccionó así al enterarse de que a partir de hoy 11 de 20 estaciones de la Línea 12 del Metro, que recorre a diario, dejarán de funcionar. Trabaja en la Condesa, se sube en Tezonco y de ahí hasta Mixcoac. Tardaba 40 minutos en llegar, pero desde hace dos semanas demora más.
Sale de laborar después de las 10 de la noche y por sus escasas posibilidades económicas este transporte representa el único medio para trasladarse.
Ella, al igual que más de 300 mil pasajeros que usan diariamente la Línea Dorada, que corre de Tláhuac a Mixcoac, es una de las afectadas por la suspensión en el servicio de las estaciones Tláhuac-Culhuacán.
“Voy a tener que salir con dos horas de anticipación, ¿puede creerlo? Además no tenía contemplado gastar más en transporte. Si ahorita que el metro está normal me gasto 50 pesos diarios, imagínese qué voy a hacer”, dice molesta.
Esta joven es una de esas voces de estudiantes, trabajadoras, médicos, amas de casa y comerciantes que manifiestan su inconformidad ante lo que llaman una arbitrariedad de parte de las autoridades del Metro.
“Yo les preguntaría dónde quedaron todos esos recursos para tener este transporte en buenas condiciones; creo que es un dinero que se echó a perder, mire la construcción, quizá muy bonita pero pésima en sus vías”, abundó.
Ésta es otra percepción de Angélica Sánchez, madre de familia y empleada, quien no goza de un trabajo seguro: “Nadie, ninguna autoridad se pone a pensar que hace tiempo muchas personas dejamos de tener un trabajo estable. Pagamos renta y comida. Primero subieron el Metro, que ya de por sí fue un alza a nuestros bolsillos, sobre todo porque unas veces gano más y otra menos”.
A David Gómez Muñoz, estudiante de la UAM Xochimilco, tampoco le alcanza el dinero ni siquiera para este “transporte barato e imperfecto”.
Diario recorre todas las estaciones que dejarán de funcionar. Hace cuentas y se pregunta cómo le hará: “Aunque haya camiones —300, según Joel Ortega— para trasladarnos, éstos, como siempre, serán insuficientes y tendré que tomar otras rutas alternas que implican un gasto no contemplado”.
La percepción entre los usuarios de la Línea 12 del Metro es coincidente: desde la inauguración de la Línea 12 todo ha sido deficiente. A los dos meses de estrenada ya se manifestaba un ruido constante en las vías, varias vibraciones en los trenes se hicieron evidentes hace dos semanas, repentinamente las cámaras desaparecieron en los vagones, goteras por todos lados. “En suma, transporte completamente deplorable, patético y sin visión”, dicen. (El Universal)