1107 palabras
Tres estrellas y media
Hace ya dos películas ("La dama en el agua" y "El fin de los tiempos") que M. Night Shyamalan no consigue concluir satisfactoriamente un proyecto cinematográfico. Por eso "El último maestro aire" representa una gran esperanza para reivindicar la carrera de este director de origen
hindú.
Esta es la primera vez que Shyamalan dirige una película cuyo guión no es de su autoría. La idea original es de Michael Dante DiMartino y Bryan Konietzko; creada para una serie animada de la cadena televisiva Nickelodeon. Quien no haya visto la caricatura cuyo nombre original es "Avatar. El último maestro aire" se ha perdido uno de los mejores productos que ha dado la animación norteamericana. Un serial de corte fantástico que mezcla diversos elementos de la cultura oriental. Con diálogos inteligentes, sentido del humor, personajes atractivos y complejos y una historia perfectamente contada cada capítulo, es un verdadero deleite. No en balde esta serie ha recibido comentarios favorables por todo el mundo.
Muchas de las premisas de la serie animada se derivan del budismo, taoísmo y la yoga, varias de ellas relacionadas con el equilibrio espiritual. El mayor atractivo de su argumento es que sus personajes van más allá de representar una simple lucha entre el bien y el mal, son seres
conflictuados entre el deber y el querer, dudosos de sus acciones pero enfrentados a una realidad que los obliga a tomar decisiones.
La película no pudo conservar el nombre de "Avatar" debido a la película previa de James Cameron, lo cual me parece un total absurdo. Vaya forma de pensar que los espectadores son demasiado idiotas para no saber diferenciar un producto de otro.
La historia se desarrolla en un mundo ficticio compuesto por cuatro naciones: la del aire, agua, tierra y fuego. En cada una de ellas existen maestros capaces de dominar el elemento característico de su nación. Los maestros agua pueden manipular tanto el líquido como el hielo; los de tierra manejan la roca y los más entrenados el metal; los de fuego pueden mover
las flamas y algunos prodigios poseen el poder del rayo. Solamente el avatar es capaz de manipular los cuatro elementos. Este personaje es una entidad poderosa que tiene un fuerte vínculo con el mundo espiritual, representa el equilibrio y mantiene en orden a las naciones. El avatar es como una especie de Buda que en cada reencarnación va pasando de una nación a otra. Cuando es identificado, se le entrena para el control de todos los elementos y de esa manera perdurar la ordenanza del mundo.
Aang, un niño de la nación del aire, es reconocido como el nuevo avatar. Pero al darse cuenta de la enorme responsabilidad que conlleva ser esa figura de poder, el miedo le embarga y huye. Una tormenta lo atrapa en el fondo del mar y queda encerrado dentro de un iceberg durante 100 años. En ese tiempo la nación del fuego ha aprovechado su ausencia para emprender una guerra por el dominio de las otras naciones. En esa lucha, la nación del aire ha sido exterminada.
El filme comienza cuando Katara y Sokka, dos jóvenes de la nación del agua encuentran liberan a Aang del iceberg y descubren que es el avatar desaparecido hace 100 años. Katara y Sooka acompañaran a Aang en una larga aventura para completar su entrenamiento y así pueda derrotar al temido Señor del Fuego. A la trama se une el Príncipe Zuko, el hijo rechazado del Señor del Fuego. Zuko desea volver a ganar el cariño de su padre y recuperar su papel de príncipe. Para demostrar su valía debe atrapar al avatar y llevarlo ante la nación del fuego.
El filme es un espectáculo destacable por su nivel de producción. La fotografía y la dirección de arte son sus mayores cualidades. Sin embargo, las dificultades se encuentran en una adaptación que desaprovecha a sus personajes. Shyamalan se preocupó más por adecuar la trama a dos horas de metraje y pasa por alto todo el background del argumento original. Los
personajes pierden fuerza y terminan acartonados en una historia que edita cualquier vestigio de complejidad.
Aang pierde el sentido del humor propio de su edad y se convierte en el héroe típico de las cintas de acción. Zuko es probablemente el personaje que más resiente la simplicidad de Shyamalan. No se exploran las motivaciones de sus acciones y se eliminan los diálogos que exponían su acomplejada personalidad. Sin esa base, los actores no pueden hacer mucho. Peor aún con la mala dirección actoral que deja al elenco solo y a la deriva.
Casi todos los actores están en casting, con excepción del tío Iroh y el Señor del Fuego, que no cumplen con las características físicas. Iroh deja de ser el tío gordito y bonachón para tener un aspecto más macabro. Y el Señor del Fuego que sí debería verse siniestro, no tiene la presencia necesaria para darle vida al villano más importante de la historia.
Otro cambio en la historia es la eliminación de casi todo rasgo de violencia. Cambiando varias acciones especialmente en la secuencia climática de la cinta. Aang podrá vencer a la nación del fuego, pero por lo visto no pudo contra la censura.
Se le reconoce a Shyamalan haberle dado un correcto ritmo de edición. Se percibe una gran influencia del cine de artes marciales. Algunas secuencias de acción están rodadas en plano secuencia, lo que representa una apuesta interesante.
Lo mejor: el desarrollo de la trama principal está bien ajustado a los 120 minutos de duración, el diseño de producción cumple con las cotas de espectacularidad deseadas y su eficiente ritmo.
Lo peor: los personajes carecen de complejidad, Aang es demasiado serio, Dev Patel luce poco convincente, y la pérdida de muchos elementos valiosos de la serie original.