161 palabras
Hay una imagen tuya que no pierdo:
con un vestido blanco,
como una mente sin recuerdos,
con el cabello suelto,
derramando una cascada rubia hasta tu cuello,
con los labios rosados y entreabiertos,
como fruta del tropico,
pidiendo devorarse a besos,
con tu caminar inquieto,
sin importar si vas cerca o lejos,
con tu nariz de niña pesada
que iba en tu rostro definiendo,
lo mismo una sonrisa, que un bostezo,
con tu voz siempre afinada,
dulce como minueto,
que lo mismo manda o pide versos.
Esa es la imagen tuya que yo tengo,
la del pasado halagador
y esa es la imagen que yo quiero:
la de un futuro prodigo en promesas,
la de un romance venidero...