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Jueves 20 de diciembre.- ¿Qué es lo que atrae a miles de personas a los centros ceremoniales mayas? ¿Por qué ésta locura en torno al fin del mundo? ¿A qué viene tanta meditación por el fin del 'Quinto sol'?
La respuesta está en la pequeña finca de Tabasco, al pie del cerro de El Tortuguero, regentada por la familia González Nieto. Ahí apareció hace más de 50 años la famosa Estela 6, la 'madre del cordero' de tanto desvarío.
Para conocer el lugar donde fue encontrada la piedra del Apocalipsis, en la que supuestamente los mayas anunciaron el fin del mundo, hay que llamar por teléfono móvil a esta familia dedicada a la ganadería, pero ahora atareada en mostrar este trozo de monte a curiosos y turistas de todo el mundo.
El lugar fue descubierto, como importante centro arqueológico, en 1925 por el expedicionario danés Franz Bloom. Treinta años después, mientras unos obreros horadaban el lugar para extraer grava con la que se construiría la carretera a la capital, apareció la famosa Estela 6.
Lo más valioso que han dado nunca estos campos.
En 1958, Carlos Pellicer logró que se trasladaran a Villahermosa algunos de estos restos hallados en Tabasco, entre ellos la Estela 6 que se exhibe en el Museo Regional de Antropología de Tabasco, que lleva el nombre del poeta para recordar tan hábil gestión.
Con más de dos metros de largo y uno de ancho, la roca está guardada en una cámara refrigerada ajena al bullicio generado. "La piedra estuvo pegada a una pared de un templo o una gran construcción", explica el arqueólogo José Luis Romero. "Carlos Pellicer la recuperó ya fragmentada", señala. Los tres pedazos que faltan están repartidos entre el Museo Metropolitano de Nueva York y una colección privada, también en Estados Unidos.
Pero es en ese triángulo del extremo superior derecho donde el monumento 6 contiene la fatídica fecha que equivale al 21 ó 23 (según distintas equivalencias calendáricas) de diciembre del 2012: el 13 baktún, cero katún, cero uinal, cero kin. La fecha que alimentó el rumor de que el mundo se va a acabar.
Antropólogos e historiadores insisten en que hace 5000 años los mayas dijeron que terminaba un ciclo, sí, el del quinto sol, pero para que comenzara uno nuevo, de acuerdo a su concepción cíclica del tiempo. Los mayas tenían una concepción circular del tiempo, de modo que el pasado es lo que está adelante y el futuro ya ocurrió.
Según este calendario, el 21 de diciembre de 2012 la cuenta larga volverá al cero y comenzará un nuevo ciclo de 5125 años ó 13 B’aktunes (unidad de medida), que comenzó el 11 de agosto del año 3114 a.c. Después del 13 B’aktun (el que termina este año) seguirá el 14 y así sucesivamente, hasta el 20. Entonces se completará un Piktún (otra unidad de medida) e iniciará otra serie de 20 B’aktunes.
El arqueólogo estadounidense David Stuart asegura que los mayas no hicieron ninguna profecía en sus jeroglíficos, sino que escribieron acontecimientos de su propia historia en el siglo VII. Stuart forma parte del equipo de expertos que apenas en junio pasado anunció el hallazgo en Guatemala de una piedra tallada hace unos 1300 años y que desvela la culminación del 13 B'aktún este 21 de diciembre.
"En la piedra hay referencias a otras fechas anteriores, incluso a algún hecho ocurrido siglo y medio antes", confirma José Luis Romero al referirse a la Estela 6. "Por ejemplo: dos decapitaciones, dos guerras, algunas conquistas, situaciones así...", señala.
La piedra, que se encontró en Petén (Guatemala), es la segunda referencia que se descubre en la historia sobre el cambio del calendario maya, después de la que apareció en la finca de la familia González Nieto. (EL MUNDO)