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Sábado, 2 de febrero.- Investigadores de la Universidad de California, en Berkeley (Estados Unidos), lograron dar marcha atrás al reloj molecular mediante la infusión de células madre de la sangre de ratones viejos con un gen de la longevidad y el rejuvenecimiento potencial de las células madre en edad regenerativa.
Este nuevo estudio representa un gran avance en la comprensión de los mecanismos moleculares de envejecimiento al tiempo que proporciona una nueva esperanza para el desarrollo de tratamientos específicos para la edad relacionados con las enfermedades degenerativas, según publica la revista Cell Reports.
Los biólogos descubrieron que SIRT3, perteneciente a una clase de proteínas conocidas como sirtuinas, juega un papel importante para ayudar a células madre ancianas de la sangre frente al estrés. Cuando se infundieron las células madre de la sangre de los ratones viejos con SIRT3, el tratamiento aumentó la formación de nuevas células sanguíneas, lo que evidencia un cambio en el declive relacionado con la edad en la función de las células madre viejas.
El estudio fue efectuado en ratones.
"Ya sabemos que las sirtuinas regulan el envejecimiento, pero nuestro estudio es realmente el primero que demuestra que éstas puede revertir el envejecimiento asociado a la degeneración, algo que creo muy emocionante", dijo el investigador principal del estudio, Danica Chen, profesora asistente de Ciencias de la Nutrición y Toxicología de la Universidad de California. A su juicio, esto abre la puerta a posibles tratamientos para las enfermedades degenerativas relacionadas con la edad.
"Los estudios han demostrado que incluso una sola mutación genética puede conducir a la prolongación de la vida --dijo Chen--. La pregunta es si podemos entender el proceso lo suficientemente bien como para que podamos realmente desarrollar una fuente molecular de la juventud. ¿Podemos realmente revertir el envejecimiento? Esto es algo que estamos esperando entender y cumplir".
Chen trabajó con David Scadden, director del Centro de Medicina Regenerativa del Hospital General de Massachusetts y codirector del 'Harvard Stem Cell Institute', ambas instituciones en Estados Unidos, y para medir los efectos del envejecimiento, estudiaron la función de las células madre adultas, que son responsables del mantenimiento y la reparación de tejidos, una función que se descompone con el tiempo. Se centraron en las células madre hematopoyéticas, o de la sangre, debido a su capacidad de reconstituir completamente el sistema de la sangre, una capacidad que subyace en el éxito del trasplante de médula ósea.
Los investigadores observaron por primera vez el sistema de la sangre de ratones que tenían el gen de la SIRT3 discapacitado, pero, sorprendentemente, esta ausencia de SIRT3 en ratones jóvenes no marcó diferencia y sólo cambiaron las cosas cuando pasó el tiempo en los ratones. Con edad avanzada, los ratones deficientes en SIRT3 tuvieron significativamente menos células madre de la sangre y disminución de la capacidad de regenerar nuevas células sanguíneas en comparación con los ratones normales de la misma edad.
Parece que en los jóvenes, las células madre de la sangre están funcionando bien y tienen relativamente bajos niveles de estrés oxidativo, que es la carga sobre el cuerpo que resulta de los subproductos nocivos del metabolismo. En esta etapa juvenil, las defensas normales del organismo antioxidantes pueden hacer frente a los bajos niveles de estrés, por lo que las diferencias en SIRT3 son menos importantes.
"Cuando nos hacemos mayores, nuestro sistema no funciona tan bien y generan estrés oxidativo que no se puede quitar, así que los niveles se acumulan --argumentó Chen--. En estas condiciones, nuestro sistema antioxidante normal no puede hacerse cargo de nosotros, así que es cuando necesitamos SIRT3 para reforzar el sistema antioxidante. Sin embargo, los niveles de SIRT3 también caen con la edad, por lo que con el tiempo, el sistema está abrumado".
Por ello, los investigadores aumentaron los niveles de SIRT3 en las células madre de la sangre de los ratones de edad avanzada, un experimento que rejuveneció las células madre de sangre de edad y conduce a la producción mejorada de las células sanguíneas. No obstante, Chen reconoce que todavía queda por ver si la sobreexpresión de SIRT3 realmente puede prolongar la vida.
"Un objetivo importante del campo del envejecimiento es utilizar el conocimiento de la regulación genética para el tratamiento de enfermedades relacionadas con la edad", dijo Chen. A ello, la coautora principal y directora de la investigación, Katharine Brown, añadió que SIRT3 tiene algunas posibilidades en este sentido: "Esto es prometedor, ya que, idealmente, se quiere una terapia de rejuvenecimiento en la que se pueda aumentar la expresión de una proteína sin aumentar el riesgo de enfermedades como el cáncer". (iblnews.com)