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Reportaje de J. De J. en ABC
1.- La misión «Don Quijote»
El asteroide 2012 DA14 se aproxima cada vez más a la Tierra hasta que este viernes 15 de febrero se sitúe a 27,000 km, una distancia récord que la situará incluso por debajo del cinturón de satélites geoestacionarios. Los científicos descartaron hace ya mucho tiempo que el asteroide vaya a impactar contra nuestro planeta, pero su paso supone un aviso de que quizás en el futuro no tengamos tanta suerte. Si una roca como ésta se estrellara contra nosotros, causaría una devastación considerable. Para evitarlo, los científicos proponen distintos métodos, aunque lo cierto es que todavía son todos muy inmaduros.
La misión «Don Quijote» tiene como objetivo chocar una sonda contra un asteroide para desviarlo.
Uno de los más interesantes es de iniciativa española. Se llama misión «Don Quijote», la desarrolla la empresa Elecnor-Deimos, y en ella intervienen dos sondas, una exploradora y otra que hará impacto. La primera se llama «Sancho» y sería enviada a estudiar la roca, y la segunda, «Hidalgo», de entre 500 y 1000 kilos, tiene como objetivo chocar contra el asteroide a gran velocidad. La Agencia Espacial Europea (ESA) ha elegido la misión entre otras muchas propuestas para estudiarla y desarrollarla. Valora que supone una respuesta inmediata y segura para rocas de hasta 1 km de diámetro. «Con desviar el asteroide cien micras por segundo sería suficiente, nos lo quitaríamos de encima», aseguraba a este periódico Miguel Belló, director gerente de la compañía.
2.- El uso de la fuerza gravitacional
Recreación artística de la sonda OSIRIS-REx cerca del asteroide 1999 RQ3. (NASA)
Otra de las propuestas para desviar la trayectoria de un asteroide peligroso para la Tierra propone darle un empujoncito gravitacional. Cada objeto ejerce una fuerza gravitacional, también una nave espacial. Los partidarios de esta teoría explican que si se envía una sonda hasta situarla encima de la roca, podría cambiar su órbita. La aproximación podría ser realizada por la sonda Dawn, que fue lanzada en 2007 para examinar los cuerpos Vesta y Ceres y que finalizará sus tareas en el cinturón de asteroides en 2015. Sin embargo, esta estrategia puede resultar muy lenta, ya que alterar el trayecto del asteroide puede requerir años e incluso décadas.
3.- Una explosión nuclear
Fotograma de la película «Armageddon».
Es, sin duda, la propuesta más espectacular, pero también, de lejos, la más peligrosa y polémica. Recuerda al argumento de la taquillera película «Armageddon», aunque no requiere de héroes que se jueguen la vida, al menos allá arriba. Se trata de colocar una bomba nuclear en el asteroide que se dirija directamente hacia la Tierra y romperlo en mil pedazos durante el camino. «Es la opción que escogen los estadounidenses, pero existen dos problemas: uno, que puede haber metralla, un montón de trozos que no podamos controlar, por lo que el peligro se multiplicaría; y el segundo, que pueden producirse fallos en el lanzamiento y el riesgo que se corre no es equilibrado», explica Miguel Belló, de Elecnor-Deimos. Sin embargo, reconoce que, posiblemente, sea la única solución para rocas gigantescas mayores de un kilómetro.
David Dearborn, del Lawrence Livermore National Laboratory en Livermore (California, EE.UU.), es favorable a las armas nucleares como estrategia contra los asteroides. Dearborn cree que enviar explosivos nucleares al espacio resultaría más barato, debido a su gran cantidad de energía por unidad de masa. Una explosión de otro tipo podría requerir varios lanzamientos. Además, la opción nuclear requiere poco tiempo. Según explica, una detonación semejante podría ser realizada quince días antes del impacto de un asteroide de 270 metros, el tamaño de Apofis.
4.- Explosiones múltiples
Recreación del impacto de un gran asteroide. (NASA)
Las armas nucleares quizás puedan utilizarse de una manera más cuidadosa, si es que los dos términos son compatibles. La idea es detonar una serie de pequeños artefactos nucleares en diferentes puntos del asteroide, lo suficientemente lejos unos de otros para que no fracturen la piedra. En el espacio, las explosiones nucleares transmitirían una fuerza relativamente pequeña, pero un buen número de ellas podrían crear una forma de propulsión, suficiente para enviar al asteroide lejos del camino a la Tierra.
5.- Una vela solar
Una flotilla de velas puede proteger al asteroide de la luz solar. (Olivier Boisard)
El ingeniero francés Jean-Yves Prado, del Centro Nacional de Estudios Espaciales (CNES) en Francia, propuso en su día un interesante plan para alterar la órbita de Apofis, que se consideraba el asteroide más peligroso para la Tierra pero del que la NASA ha descartado prácticamente riesgo de impacto en los próximos años. Este plan puede servir para Apofis o para cualquier otra roca. Consiste en enviar una flota de sondas robóticas a las inmediaciones del asteroide en cuestión y, una vez allí, desplegar velas solares que, al protegerlo de la radiación solar, cambiarían su dirección. El proyecto no implica ningún tipo de impacto ni explosión. El principio de funcionamiento de este plan se basa en eliminar el efecto de la radiación solar, llamado efecto Yarkovsky, denominado así en honor a su descubridor, el ingeniero ruso Ivan Osipovich Yarkovsky.
6.- Pintar el asteroide
Se puede utilizar el efecto Yarkovsky para cambiar la órbita de la roca. (NASA)
Otra vuelta al denominado efecto Yarkovsky. La misión consistiría en una nave que vuele hacia el asteroide y, directamente, le meta un chorrazo de pintura blanca o negra. La pintura atraería la radiación solar hacia una determinada zona y la reirradiaría mientras rota. Esto produce un ligero desequilibrio que, lentamente, modifica la trayectoria del asteroide.
7.- Perforar el asteroide
Minería de asteroides. (NASA)
Esta opción implica utilizar un dispositivo de minería capaz de perforar la roca y expulsar sus desechos a gran velocidad hasta llegar a sus entrañas. El objetivo es disminuir la masa de la roca lo más posible. La minería de asteroides es además el ambicioso plan de algunas empresas privadas para extraer metales de las rocas espaciales.