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CIUDAD DEL VATICANO, 12 de febrero.- Lo inusual de la renuncia de Benedicto XVI al Pontificado, algo a lo que no había recurrido un Papa desde hacía siglos, hace que todavía haya incógnitas sobre los próximos pasos. Aunque hay preguntas sobre protocolo no tienen todavía respuesta, está claro que el Papa seguirá utilizando el nombre de «Benedicto XVI», pues eso ya no cambia, y que será de hecho el «obispo emérito de Roma».
En medios vaticanos también se considera probable que se mantenga el título «Santidad», tal como los arzobispos eméritos siguen siendo «Excelencia» y los cardenales son «Eminencia» de por vida.
Ante lo inusual de la renuncia papal, los expertos analizan cómo interpretar las normas. (DPA)
Se considera también muy probable que se respeten las normas de la Constitución Apostólica «Universe Dominici gregis» en lo que se refiere a la destrucción del anillo y del sello, pues son símbolos de una jurisdicción que deja de existir. De todos modos, varios juristas están estudiando posibles «interpretaciones» del documento para hacer frente a «una situación nueva», distinta del fallecimiento.
El Anillo del Pescador, que simboliza el poder pontificio y lleva el Papa, se destruye cuando muere el Pontífice. Hasta ahora, al fallecer, el cardenal camarlengo, que gestiona la Iglesia durante el interregno entre un Pontífice y el sucesor, es el encargado de verificar la muerte y de retirarle del dedo el anillo. De esta manera se simboliza que el reinado ha concluido. A continuación, el anillo es machacado para evitar cualquier eventual falsificación de documentos pontificios.
Pero en esta ocasión, dado lo excepcional de la situación, no está del todo claro. Lombardi apuntó, no obstante, que los objetos relacionados directamente con el ministerio petrino «tienen que ser destruidos».
Por otra parte, Benedicto XVI ya no publicará la encíclica sobre la fe en la que estaba trabajando, ya que, según ha explicado el portavoz del Vaticano, Federico Lombardi, «no se había llegado a un punto suficiente del trabajo. Permanece como un documento suyo, y en el futuro decidirá si prefiere publicar o no esas reflexiones personales sobre la fe». (ABC)