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PEKÍN, China, 12 de febrero.- Tal y como había anunciado el mes pasado, Corea del Norte llevó a cabo este martes por la mañana un nuevo ensayo nuclear, el tercero tras los de 2006 y 2009. Tras las primeras sospechas de Corea del Sur y Estados Unidos, que habían detectado «inusuales movimientos sísmicos» en el mismo lugar donde tuvieron lugar las dos pruebas nucleares anteriores –el silo de Punggye-ri, al este del país y cerca de la frontera con China–, así lo ha confirmado el régimen estalinista de Pyongyang.
Con su rimbombante propagandismo habitual, la agencia estatal de noticias KCNA anunció que «la prueba atómica ha culminado con un alto nivel de seguridad y de forma perfecta usando un artefacto miniaturizado y más ligero con mayor fuerza explosiva que los anteriores, sin suponer ningún impacto ecológico negativo para el medioambiente».
En todo el mundo hay fuertes críticas a la prueba nuclear de Corea del Norte. La jugada individual de Kim Jong-un desestabiliza la región: en Corea del Sur, hay protestas contra la provocación. (AP)
De esta forma, el régimen dirigido por Kim Jong-un podría haber dado un paso más en su objetivo de dotarse de cabezas nucleares que pueda montar en sus misiles de largo alcance, en teoría capaces de golpear Hawai y la costa oeste de Estados Unidos. El pasado 23 de enero, Corea del Norte amenazó con un nuevo ensayo atómico como represalia contra Washington y la ONU por la condena internacional al lanzamiento en diciembre de su último cohete, que puso en órbita un satélite espacial pero era en realidad la prueba encubierta de un misil de largo alcance.
Como era de esperar, la repulsa ha vuelto a ser unánime. En un comunicado, el presidente de EE.UU., Barack Obama, aseguraba que este ensayo es «un acto altamente provocativo» y reclamaba a la comunidad internacional «acciones creíbles y rápidas» para frenar el «peligro que entrañan las amenazas de Corea del Norte». Mientras el primer ministro de Japón, Shinzo Abe, insistía en que esta «grave amenaza» no puede ser tolerada, el secretario general de la ONU, el surcoreano Ban Ki-moon, señalaba que el ensayo nuclear suponía «una clara violación» de las resoluciones del Consejo de Seguridad, que tiene previsto celebrar una reunión de emergencia para condenar la prueba atómica.
En Seúl, surcoreanos miran en TV el anuncio de la prueba atómica, confirmada por el gobierno de Corea del Norte. Cerca del lugar de la ignición de la bomba se registró un temblor de tierra. (AFP)
Incluso China, el único aliado histórico que le queda a Corea del Norte, se ha opuesto «firmemente» a este ensayo nuclear, que supone un reto para el nuevo secretario general del Partido Comunista, Xi Jinping, poco antes de relevar al presidente Hu Jintao en marzo.
Corea del Sur, donde el día 25 también tomará posesión su nueva presidenta, Park Geun-hye, ha vuelto a activar la alarma militar. Según la agencia Yonhap, el Ministerio de Defensa calcula que la explosión nuclear ha sido algo superior a la de las pruebas anteriores, que alcanzaron entre seis y siete kilotones de potencia. Aun así, se trataría de una bomba mucho más pequeña que la de Hiroshima, que llegó a desatar 20 kilotones.
A través de sus 270 estaciones sísmicas repartidas por todo el planeta, la Organización del Tratado de Prohibición Completa de Pruebas Nucleares (CTBTO) había confirmado que los temblores de tierra registrados por los servicios geológicos de EE.UU., Corea del Sur y Japón podían deberse a una explosión atómica subterránea.
Los servicios geológicos de EE.UU., Corea del Sur y Japón detectaron terremotos con magnitudes comprendidas entre 4.7 y 5.2 en la Escala Richter, similares a los de fuerza 3.9 y 4.5 que provocaron los ensayos nucleares norcoreanos de 2006 y 2009. Según el portavoz del Ministerio de Defensa surcoreano, Kim Min-seok, el régimen dirigido por Kim Jong-un habría informado a China y EE.UU. de sus planes para llevar a cabo esta prueba atómica.
El Condado de Kilju al nordeste de Corea del Norte, alberga la base de Punggye-ri, en la que se produjo la detonación. (AP)
Los sismólogos coinciden en que los terremotos artificialmente provocados se distinguen de los naturales porque su temblor de tierra suele ser uniforme, mientras que en los otros la sacudida va en aumento.
El mundo teme que, al igual que hiciera su difunto padre, el «Querido Líder» Kim Jong-il, el joven dictador de Corea del Norte, haya empezado a jugar ya con sus juguetitos atómicos mientras su pueblo malvive con cartillas de racionamiento. (Pablo M. Díez, corresponsal de ABC)
El presidente estadounidense, Barack Obama, abogó por una respuesta internacional "rápida" y "creíble" al "provocador" último ensayo nuclear realizado por Corea del Norte. El mandatario agregó, en una declaración escrita, que Estados Unidos mantendría su vigilancia y sus compromisos de defensa con sus aliados en Asia tras la prueba nuclear subterránea realizada por el régimen norcoreano. (AP)