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Martes 12 de febrero.- Kate Middleton ha sido pillada de nuevo en biquini por un fotógrafo durante unas recientes vacaciones en el Caribe, donde acudió en compañía de su esposo, el príncipe Guillermo, y de sus padres y hermanos. El palacio de St. James, residencia oficial del príncipe de Gales, ha condenado los planes de la revista italiana Chi que publica las imágenes en su edición de este miércoles. En ella se ve a la duquesa, embarazada de su primer hijo, caminando en biquini por una playa en la isla de Mustique con el príncipe Guillermo.
El año pasado, esta misma revista publicó un reportaje de 26 páginas en el que se veía a Kate sin la parte superior de su bañador durante unas vacaciones en el sur de Francia. En ese momento el palacio de St. James dijo que era "una clara violación del derecho de la pareja a la privacidad". Sobre las que se anuncian ahora han comentado: "Estamos decepcionados de que las fotografías de los duques de unas vacaciones privadas parece probable que se publicará en el extranjero."
En 2012 los abogados de la pareja llevaron a cabo una medida cautelar en una corte francesa en un intento por detener la venta y distribución de las fotos en toples. Un tribunal de París falló que los editores de Closer debían entregar las fotografías originales o enfrentarse multas diarias de 10,000 euros. Las imágenes fueron entonces publicados en otras revistas europeas, ya que la sentencia no afectaba a publicaciones fuera de Francia. Tanto la revista Closer como Chi son propiedad de ex primer ministro italiano, Silvio Berlusconi.
Las fotos de Catalina, de 30 años, tomadas en Francia ascendían a 300, aunque muchas eran de tan escasa calidad que no tenían nivel suficiente para ser publicadas. También se dijo entonces que algunas fotos podían ir más allá del mero topless: la directora de la publicación dio a entender que tenían fotos más picantes que las publicadas pero que no tenían intenciones de publicarlas. “Hay fotos íntimas que no se han publicado y no vamos a publicar. Probablemente otros diarios decidan publicarlas”, declaró entonces la directora de Closer. Aparentemente, en esas fotos aparecería Kate cambiándose la pieza inferior del bañador. Pero la verdadera pesadilla de palacio fue un vídeo de la pareja que nunca se llegó a ver. (EL PAÍS)