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México D.F., Febrero, 2013.- Mariana y Daniel se conocieron en una fiesta, se gustaron inmediatamente. La amistad pronto se convirtió en noviazgo. A pesar de que su vida y sus intereses eran distintos, pensaban que el “amor lo puede todo”. Un noviazgo corto que terminó en matrimonio. En el día a día de la vida marital, se dieron cuenta que sus necesidades respondían a motivaciones diferentes. Finalmente se separaron, no supieron elegir a su compañero de vida.
De acuerdo con datos de la Encuesta Nacional de las Relaciones de Noviazgo realizada por el INEGI, los motivos que llevaron a jóvenes de entre 15 y 24 años a relacionarse sentimentalmente con su pareja son, en primer lugar que la pareja “les gustaba mucho” (90%), en segundo lugar que fueron muy insistentes (4.9%) y, por último, la presión social (2%) ¿Qué buscamos realmente cuando nos relacionamos sentimentalmente con alguien?
“Generalmente elegimos pareja a partir de la <información> que obtenemos a lo largo de la vida; de las formas y conductas que se observan en los padres, experiencias tempranas propias y grupos sociales cercanos: aprendemos a llamar
Contrario a lo que se podría suponer, elegir pareja no es una cosa sencilla, si se piensa que tiene que ver con una de las dimensiones más importantes del ser humano: la psico-afectiva; por ello es importante tomar en cuenta que, además del corazón, la inteligencia y la voluntad son determinantes: “el corazón puede aferrarse apasionadamente a una persona, pero es ahí donde la inteligencia debe actuar y preguntarse ¿la necesito en realidad? ¿Me conviene? La inteligencia y la voluntad deben trabajar en equipo, porque si lo que quiero hacer es distinto de lo que en realidad pienso, la elección y la decisión final serán equivocadas y el hecho repercutirá invariablemente en relaciones futuras”, puntualiza el Dr. Becerra.