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CIUDAD DEL VATICANO, 14 de febrero.- Benedicto XVI ha confiado este jueves al clero romano, al que ha encontrado en el aula Paulo VI del Vaticano, que, aunque se retira para la oración, estará cerca de ellos y para el mundo permanecerá "desaparecido".
El Papa, que ha agradecido el afecto de los obispos y sacerdotes italianos, ha sido recibido con ovaciones y aplausos por el clero romano en un encuentro en el que tradicionalmente improvisa un discurso y que este año se ha convertido en una de las últimas apariciones antes de su renuncia el próximo 28 de febrero a las 20:00 horas.
Al entrar, el Pontífice ha sido acompañado por el cántico 'Tu es Petrus'. Antes de comenzar, se ha encontrado a su vicario como obispo de Roma, el cardenal Agostino Vallini. El vicario ha solicitado a Benedicto XVI que exponga sus experiencias sobre el Concilio Vaticano II. Previamente, el clero romano ha orado ante la tumba de San Pedro.
El fin del papado de Benedicto XVI implica también la desaparición de todos los símbolos que identifican el poder pontificio. El anillo del Pescador o Pescatorio («anulum piscatoris») es uno de los atributos papales por excelencia que se entrega al Obispo de Roma durante la inauguración del pontificado o en el acto de entronización. Tiene la imagen de San Pedro pescando en un bote bordeado con el nombre en latín del Papa que ocupa la sede en ese momento. Ayer, el portavoz vaticano, Federico Lombardi, explicó que los objetos relacionados con el ministerio petrino «tienen que ser destruidos», aunque también matizó que al tratarse de una situación inédita, los expertos vaticanos están estudiando la normativa a seguir. Lo que está claro es que las bendiciones papales emitidas ya por el Vaticano con el sello de Benedicto XVI para los recién casados ya no tendrán valor a partir del día 28. Hasta ahora, cuando moría un Pontífice, el camarlengo se encargaba de destruir el anillo del Pescador para evitar la falsificación de documentos. Lo golpeaba con un martillo de plata y marfil para así conseguir que la imagen se deformara. El día 28, Benedicto XVI tendrá que despojarse del anillo, que desde el siglo XIII han usado los Obispos de Roma para sellar su correspondencia privada.
En este sentido, el Papa ha destacado que en el momento de abordar el Concilio estaban "llenos de esperanza y de entusiasmo" y con voluntad de hacer su trabajo y con una gran expectativa porque no había sido abordado antes un Concilio de semejantes dimensiones. Así, ha explicado que el Concilio habla sobre Dios y que era primordial abrirlo para toda la gente.
"La Iglesia es una realidad vital que entra en mi alma --ha añadido--, y yo mismo como creyente soy elemento constitutivo de la Iglesia como tal. Nosotros somos la Iglesia".
Además, ha remarcado que los obispos unidos son la continuación de los doce apóstoles y, en este punto, ha subrayado que "sustancialmente no se trataba de poder". (European Press)