1303 palabras
NUEVA YORK, 14 de febrero.-A Reyes García Pellón le gustaba la idea de ser ciudadana de Estados Unidos. Fueron sus dos hijos quienes se lo sugirieron por temor a que fuera deportada si fallecía su esposo Matt, que en 2009 acababa de sufrir un infarto cerebral.
Su abogada Kathy Labrum recuerda como si fuera hoy la ceremonia que Reyes quiso celebrar en la sede del condado de Delaware el 8 de diciembre de 2010."Pronunció unas palabras muy bonitas y juró la fidelidad a la bandera junto a varios niños de la escuela donde trabajaba como profesora de apoyo", cuenta la letrada desde su despacho, conmocionada todavía por el crimen de su clienta como el resto de los vecinos de este suburbio acomodado al oeste de Filadelfia.
El informe policial acredita que Reyes asesinó el lunes a su esposo Matthew White: un gigante de más de dos metros que llegó a plantar cara al legendario Magic Johnson en sus años como jugador universitario y cuya carrera le llevaría después por distintos equipos del baloncesto español.
La confesión de la autora del crimen apenas deja incógnitas sobre lo ocurrido en el dormitorio de la vivienda que compartía con su esposo y siembra dudas sobre su salud mental. La española contó al entregarse cómo esperó a que su esposo se quedara dormido para clavarle un cuchillo en la garganta y cómo éste intentó revolverse antes de morir. Reyes se vistió y abandonó sobre el colchón el cadáver de su esposo.
Dejó una nota ensangrentada en el buzón de unos vecinos y manejó hasta llegar al domicilio de una compañera de la escuela. Entonces dijo que había matado a Matt después de sorprenderle mirando imágenes pornográficas. “Eran chicas jóvenes. A mí me encantan los niños y tenía que hacerlo”, aseguró durante su confesión.
Al entrar en la casa de piedra de la calle Parkridge Drive, los agentes se encontraron el cadáver de Matt sobre la cama "con signos obvios de violencia y una herida de arma blanca alrededor del cuello" según se puede leer en el parte policial.
El fiscal Jack Whelan ha ordenado a varios informáticos examinar el ordenador del fallecido para confirmar que no contiene ningún rastro de pornografía infantil. "No sabemos a qué se refería su mujer cuando hablaba de chicas jóvenes. Pero suponemos que hablaba de mujeres mayores de edad y tenemos a un equipo forense analizando el disco duro para confirmarlo", afirmó Whelan al aportar detalles sobre el crimen, que describió como "la peor pesadilla de cualquier varón".
El agente que interrogó a Reyes dice que estaba "muy tranquila" y recordaba "todos los detalles" de lo sucedido. La fiscalía enseguida le imputó el delito de homicidio y decretó su prisión incondicional a la espera de una audiencia preliminar prevista para el 25 de febrero.
La pena capital sigue vigente en Pensilvania y cientos de reclusos están en el corredor de la muerte. Pero sus gobernadores sólo han ejecutado a tres reos desde 1976 y no parece probable que se produzcan nuevas ejecuciones en un futuro inmediato.
Quienes conocían a Reyes la definen como una mujer "dulce" y "adorable" y se han quedado de piedra al enterarse de las circunstancias de la muerte de su esposo. Ella fue quien le cuidó durante su larga convalecencia después del infarto cerebral y quien le animó a mudarse a una casa de una sola planta en la pedanía de Nether Providence.
"Reyes es una persona muy pacífica. La conozco desde hace 25 años y violenta es el último adjetivo que usaría para describirla", decía este miércoles su amigo Bruce Bergwall, que compartió equipo con su esposo en la universidad. "Es la persona más inofensiva de todo el edificio. La noticia nos ha dejado lívidos", decía el director de su escuela Al Heinle.
Hacía tiempo que los hijos del matrimonio vivían lejos de casa. Ana estudiaba en Lafayette y el joven Matthew se había graduado y residía en la vecina Filadelfia. El esposo de Reyes había dejado de jugar al baloncesto por los efectos del infarto. Pero seguía siendo socio del equipo universitario donde brilló siendo adolescente y a menudo iba a los partidos con su mujer y con otros amigos de la zona.
Matt y Reyes se conocieron durante la temporada de 1979-1980 en Valladolid: la ciudad donde ella residía y donde él había llegado para disputar la Copa Korak con el equipo local. Los presentó su colega Samuel Puente y la relación fue creciendo a pesar de la carrera itinerante del jugador, que le llevó a jugar en Tenerife, Granollers, Granada, Girona y Gijón hasta su retirada a mediados de los años 90.
El entrenador Gustavo Aranzana recordaba este miércoles cómo los veía a ambos de vez en cuando en el pueblo de Viana de Cega, donde la familia de Reyes tiene una casa, y cómo fue testigo de los primeros pasos de su relación. "Era un jugador rocoso y una persona muy introvertida y muy agradable", decía Aranzana. "Su hijo mayor estuvo en la cantera del club de Valladolid".
Al retirarse, Matt se mudó con su familia a un suburbio de Pensilvania y Reyes encontró trabajo como profesora de apoyo en una escuela de la localidad. Sus amigos recuerdan al jugador como un tipo risueño al que le gustaba tocar el piano o charlar sobre las obras de Milton o Shakespeare.
El periodista Gil Spencer cuenta a ELMUNDO.es cómo jugaba con él pachangas de baloncesto antes del infarto cerebral: "Con su altura podría haber dominado los partidos. Pero siempre hacía lo posible por no hacerlo. Prefería coger rebotes y darnos asistencias a sus compañeros. Su equipo solía ganar pero no siempre. Era un tipo muy entrañable".
En 2009 White sufrió un ictus y sus secuelas obligaron al matrimonio a mudarse a una casa de una sola planta en un vecindario acomodado de Nether Providence (Pensilvania). Fue entonces cuando Reyes decidió sacarse el pasaporte estadounidense animada por sus hijos, que según la abogada Labrum estaban preocupados por su estatus legal. "Ambos se criaron en España y hablan un castellano perfecto pero tienen pasaporte estadounidense", explica Labrum a ELMUNDO.es.
La letrada asegura que su clienta sufría una crisis psicótica desde el jueves y que su esposo intentó ingresarla sin éxito el domingo pasado en uno de los hospitales de la zona. "Esto no es un crimen pasional sino un reflejo más del fracaso del sistema de salud mental de Estados Unidos", dice Labrum. "Matt y Reyes eran un matrimonio feliz. Él estaba casi recuperado del infarto cerebral y disfrutaban juntos de la vida. Supongo que los exámenes psiquiátricos confirmarán lo que le digo y que el fiscal abandonará cualquier investigación criminal".
La letrada no cree que Reyes quiera volver a España aun cuando las autoridades la dejen en libertad: "Sus hijos viven aquí y aquí es donde está su vida. Aunque creo que alguien de su familia en España está de camino para venir a verla y estar presente en el funeral". (EL MUNDO)