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MÉRIDA, Yucatán, 14 de abril.- Como un recordatorio permanente de sus orígenes, los meridanos encuentran prácticamente a cada paso vestigios de construcciones realizadas por sus ancestros mayas, de las que participa como custodio el Ayuntamiento, por medio de la Dirección de Desarrollo Urbano.
Por doquier se encuentran vestigios del pasado maya: en montículos, iglesias, muros de casas, pisos e incluso debajo de éstos o de las calles.
Según datos del Programa de Desarrollo Urbano del Municipio (PDU), actualizados en 2012, Mérida cuenta con una amplia riqueza histórica y cultural de 220 sitios arqueológicos, cuyas dimensiones varían debido a su propio desarrollo histórico prehispánico y, desafortunadamente, al establecimiento de asentamientos coloniales y modernos.
Para su protección, conservación, e integración en cuanto a la administración municipal se refiere, las áreas que estos sitios ocupan son denominadas Zonas de Protección Arqueológica, categorizadas en Zonas Núcleo Arqueológicas, Parques Arqueológicos (13) y Reservas Arqueológicas (48).
En Mérida hay al menos 220 vestigios arqueológicos.
Los más destacados por diferentes motivos son los de Dzibichaltún y T´Hó, esta última ciudad sobre la cual los conquistadores trazaron Mérida.
En el caso de T´Hó, su huella como ciudad prehispánica de gran influencia se ha encontrado durante los trabajos de rescate y remodelación del Centro Histórico. En esta zona se hallaron cimientos y muros, cerámica y, recientemente, entierros humanos del Preclásico Tardío, es decir, de unos 2,500 años de antigüedad.
Otras zonas de protección arqueológica destacadas son las que integran los parques arqueológicos del municipio.
La riqueza patrimonial, el crecimiento de la ciudad y la preocupación de autoridades, desarrolladores, investigadores y sociedad civil por mantener nuestro legado arqueológico, han dado pie a conservar ejemplos de arquitectura y espacios prehispánicos de manera que se integraran a la vida diaria de los meridanos. Dzoyilá-Granjas, desde los años setentas, después Salvador Alvarado Oriente, Chen Hó, Vergel II, Juan Pablo II, Opichén-Villa Magna, Las Américas y Xanilá en ciudad Caucel, son ejemplos de ello.
Las áreas que estos sitios ocupan son denominadas Zonas de Protección Arqueológica y su custodia está a cargo del Ayuntamiento, por medio de la Dirección de Desarrollo Urbano.
En cuanto a los parques, destaca el Arqueobotánico Anikabil, ejemplo de la integración del patrimonio a los nuevos desarrollos, en el fraccionamiento Ciudad Caucel. Ahí, los vestigios se despliegan en un terreno de 21 hectáreas, conservando una masa vegetal importante así como fauna asociada. El Parque Arqueoecológico Xoclán, ubicado entre el fraccionamiento Bosques del Poniente y el fraccionamiento Mulsay, con las estructuras de mayores dimensiones dentro de la ciudad, cuenta con un espacio palaciego y un sacbé, y su superficie representa la mayor área verde de la ciudad, solamente superado por el futuro parque lineal metropolitano en construcción, aunque con la diferencia de contar con una rica vegetación y fauna local, sin mayores afectaciones durante los últimos 30 años.
Otros sitios arqueológicos están en Caucel, Komchén, San Pedro Cholul, Xcatzmil, Dzoyilá, Molas, Cosgaya, Kakamul Uilub, Dzoyaxché, Tamanché y muchos otros más, muchos en espera aún de ser estudiados a profundidad.
El crecimiento de la urbe y la preocupación de autoridades, desarrolladores, investigadores y sociedad civil por mantener nuestro legado arqueológico, han dado pie a conservar ejemplos de arquitectura y espacios prehispánicos que se integran a nuestra vida diaria.
El Ayuntamiento creó en 1998 un área específica relacionada con dicho patrimonio, y desde el Programa de Desarrollo Urbano del año 2000 se incluyó el aspecto del patrimonio arqueológico en la toma de decisiones relacionadas con los permisos del Uso del Suelo y de Construcción, así como de la planeación del crecimiento de la ciudad y, en general, del municipio. De esta manera, se previene que la construcción de obra civil o pública afecte el legado prehispánico y se impulsa su integración y puesta en valor.
El daño más evidente a los vestigios es la grafitis, siguiéndole el desprendimiento de elementos arquitectónicos, ocasionado sobre todo porque los visitantes se suben a los vestigios.
Desde el Programa de Desarrollo Urbano del año 2000 se incluyó el aspecto del patrimonio arqueológico en la toma de decisiones relacionadas con los permisos del Uso del Suelo y de Construcción.
La Comuna protege a estos sitios y su conservación y pide atentamente a la ciudadanía que denuncie cualquier daño (grafitis, por ejemplo) que atente contra nuestra riqueza.
En los sitios arqueológicos en los que no se han realizado trabajos arqueológicos para su puesta en valor, las mayores afectaciones son la limpieza de terrenos con maquinaria pesada y la construcción sin control o “clandestina”. Le siguen los saqueos para obtener material constructivo como piedra, por ejemplo, o tierra.
En la zona del fraccionamiento Del Parque los vecinos consideran que los vestigios arqueológicos podrían aprovecharse turísticamente, ya que revisten una importancia especial al ser muestras del pasado esplendor maya.
Julio César Noh, vecino de la colonia Fidel Velázquez, comenta que es grato visitar la zona donde están los vestigios arqueológicos en el fraccionamiento Del Parque porque es un lugar tranquilo.
Subraya que, además, es una muestra del pasado de Mérida, de la grandeza de la cultura maya.
También considera que las autoridades podrían invertir en acondicionar mejor los alrededores, de manera que se convierta en una extensa área para convivencia vecinal y práctica de deporte.