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CARACAS, Venezuela, 15 de abril.- Nicolás Maduro, autodefinido como 'hijo' del fallecido mandatario Hugo Chávez, ha ganado este domingo las elecciones presidenciales de Venezuela al imponerse por una ajustada diferencia de poco más de un punto porcentual (1.59) ante su rival opositor, Henrique Capriles, según ha anunciado Tibisay Lucena, presidenta del Consejo Nacional Electoral (CNE).
Maduro ha ganado con el 50.66% de los votos, contra el 49.07 del opositor Capriles, con una diferencia de 200,000 votos.
El ganador, que gobernará hasta el 2019 y tomará juramento el 19 de abril, ha defendido su triunfo en las presidenciales como "justo, legal, constitucional, popular" en un discurso ante sus seguidores desde el palacio de Miraflores (sede de Gobierno) en el que ha denunciado una guerra psicológica.
El triunfo y el festejo de la ola roja venezolana.
Sin embargo, el rector del Consejo Nacional Electoral (CNE) de Venezuela Vicente Díaz, ligado a la oposición, ha solicitado la auditoría del 100% de las papeletas que quedan depositadas en una urna tras el voto electrónico, por la corta diferencia que ha habido en las elecciones.
Esta votación, la primera desde 1999 sin Chávez como candidato, ha estado precedida por denuncias del Gobierno sobre planes para desestabilizar, e incluso asesinar, a Maduro, que la oposición ha atribuido a un intento del Gobierno de "distraer" la atención.
Los venezolanos votaron en calma y normalidad en una jornada en que la polémica volvió a estar una vez más en las discrepancias entre el chavismo y la oposición, en un primer momento debido a las cifras de participación y más tarde por los resultados.
Poco después de votar, apenas entrada la tarde, Maduro sostuvo que tras ocho horas y media de la apertura de los centros de votación habían votado 11.5 millones de electores de los 18.9 millones inscritos y auguró que se registrará una participación "récord".
Felices los chavistas. El presidente de Cuba, Raúl Castro, felicitó hoy a Nicolás Maduro por su triunfo de ayer en los comicios presidenciales celebrados en Venezuela, y Evo Morales calificó su victoria como un triunfo de América Latina
La jornada electoral comenzó a las 06.00 hora local, con algunos retrasos en la apertura de las mesas de votación, como suele ser habitual en este tipo de procesos.
en su cuenta oficial de Twitter. La indignación de Capriles comenzó pronto, minutos después del cierre oficial de las mesas electorales, cuando su equipo constató que muchas seguían abiertas: «Están tratado de votar con las mesas cerradas», aseveró el candidato dos veces derrotado en las urnas en los últimos seis meses. Horas antes, mientras los venezolanos votaban, el chavista Maduro se permitió hacer campaña electoral, al ofrecer una rueda prensa que fue retransmitida por las televisiones públicas en la que volvió a reiterar sus promesas.
El chavismo ha jugado abiertamente con ventaja en estas elecciones. Ha puesto todos los medios del Estado al servicio de Maduro y ha explotado el sistema de favores y coacciones para echar mano de su voto cautivo. La pobreza es una de las principales armas utilizadas por el chavismo para eternizarse. Los programas sociales han intentado reducir el número de pobres, pero lo que han conseguido, sobre todo, ha sido crear voto cautivo.
De noche los cerros que rodean a Caracas lucen con sus bombillos chinos como un gigantesco pesebre natural. Pero, a la luz del día, la miseria de los «ranchitos» o chabolas y su vertiginoso crecimiento plantea dudas sobre la reducción de la pobreza de la que alardea el chavismo. El Instituto Nacional de Estadísticas asegura que en los 14 años de gobierno de Chávez la pobreza bajó de un 50% a un 25.4%. «Todavía hay 7.3 millones de pobres» de una población de 29 millones. Sin embargo, los cinturones de miseria y marginalidad se han multiplicado en ese mismo período. Basta echar un vistazo a los cerros caraqueños para constatar cómo se han expandido.
En ese universo de pobreza, el régimen chavista ha creado una masa de 10 millones de venezolanos –un tercio de la población– que depende de las asignaciones presupuestarias del gobierno. Es una pesada carga social que deja el legado chavista a su sucesor. La gigantesca nómina pública que se ha convertido en una red clientelar incluye a unos 2.5 millones de pensionistas y jubilados, a 2.5 millones de empleados públicos y 5 millones de personas que reciben ayudas económicas, viviendas y toda clase de beneficios como créditos, comida, vehículos, neveras, cocinas, viviendas, ordenadores y artefactos electrónicos.
Seguidores del Gobierno venezolano y opositores gritan consignas en las puertas de un centro de votación el domingo 14 de abril de 2013, en Caracas (Venezuela), tres el cierre de los colegios utilizados en los comicios presidenciales por el Consejo Nacional Electoral (CNE). (William Viera / EFE).
Otra dura carga del legado es la burocracia. Cuando Chávez llegó al poder en 1999, había en la administración pública unos 500,000 empleados. Catorce años después la cifra de ministerios se duplicó y la nómina pública se ha quintuplicó. La nacionalizada Petróleos de Venezuela ha reducido su producción por ineficacia y falta de inversiones, pero ha aumentado su nómina en más de 130,000 empleados, la mayoría activistas del Partido Socialista Unido de Venezuela que se ocupan de «remolcar» y «arrear» con vehículos de la corporación a beneficiarios de las «misiones». Y que en elecciones como las de ayer juegan un papel esencial a la hora también de «arrear» a los «rezagados», a potenciales votantes chavistas en las circunscripciones electorales más disputadas. Además, hay que incluir la carga burocrática de las empresas e industrias pesadas del Estado. La mayoría tiene pérdidas, pero sus empleados se ven en la obligación de manifestar fidelidad al chavismo.
El nuevo presidente deberá emprender una cruzada de reconciliación, diálogo y apertura. A Maduro le será difícil imponer el «estado comunal» y radicalizar el chavismo dado el peligro de estallido social. Por más que se aferre al poder, para sobrevivir, el chavismo también tendrá que negociar si desea preservar la paz social. (ABC / EL MUNDO)
El candidato a la presidencia venezolana Henrique Capriles en la mañana del domingo es rodeado por simpatizantes a su llegada al colegio electoral para votar. (Ronaldo Schemidt / AFP)
Nicolás Maduro saluda a sus simpatizantes después de emitir su voto en la mañana del domingo. (LUIS ACOSTA / AFP)