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SANTIAGO DE COMPOSTELA, España, 24 de julio.- Abel Rivas e Iván Ramos, dos jóvenes vecinos del lugar donde esta tarde se produjo un accidente ferroviario en las cercanías de Santiago de Compostela, en el que han fallecido al menos 50 personas -saldo provisional-, han sido de las primeras personas en prestar auxilio a las víctimas.
"¡Cuánta gente muerta hay aquí, Dios mío!", ha declarado una vecina de la zona del descarrilamiento.
"Escuchamos un ruido tremendo, enorme, como nunca. Bajamos y ya vimos el convoy separado en dos trozos"... "Estamos muy impactados, es inexplicable"...
Ambos jóvenes, de entre 25 y 30 años, dijeron sentirse "muy impactados" y afirmaron que habían presenciado escenas como nunca habían visto.
"Escuchamos un ruido tremendo, enorme, como nunca. Bajamos y ya vimos el convoy separado en dos trozos", explicaron. "Estamos muy impactados, es inexplicable", dijeron.
"¡Cuánta gente muerta hay aquí, dios mío!", ha declarado una vecina de la zona a través de la Radio Gallega. Mari, una vecina del barrio que se encontraba tendiendo la ropa cuando se produjo el siniestro, ha afirmado, a la Cadena SER que oyó una enorme explosión. "Eché a correr", ha asegurado, conmocionada. Ella y el resto de residentes en esta zona de Santiago se han volcado para ayudar en las labores de atención a las víctimas del mortal choque.
"Vimos una polvareda enorme y uno de los vagones estaba ya incendiado"... había "gente demacrada sacando niños"...
Las personas que viajaban en el vagón que quedó sobre el terraplén fueron las "peor paradas".
Vicente, otro vecino de la zona, cuya casa está a unos diez metros de la vía, dijo: "Ha sido un atentado como una casa".
Iván y Abel se encontraban en casa a escasos metros de las vías cuando se produjo el accidente del tren en el que viajaban 224 pasajeros. "Vimos una polvareda enorme y uno de los vagones estaba ya incendiado", dijeron, e indicaron que veían a "gente demacrada sacando niños".
Una vez en el lugar del accidente los dos jóvenes voluntarios narraron que comenzaron a sacar a los heridos y a trasladarlos hasta el puesto avanzado que el servicios de urgencias 061 instalaron en las proximidades. Según su versión, las personas que viajaban en el vagón que quedó sobre el terraplén han sido las peor paradas.
El despliegue de efectivos en el lugar del accidente es enorme, con numerosas ambulancias, vehículos de bomberos y de policía.
Ninguno de los dos jóvenes dice ser capaz de indicar a qué velocidad podía circular el tren en el momento del accidente, pero no descartan que pudiese ir "un poco rápido". Esta opinión contrasta con la de otros vecinos de la zona, quienes indicaron que el tren se desplazaba a la velocidad habitual para hacer su entrada en la estación de Santiago.
Otro vecino de la zona, de nombre José Luis, atendió a dos vecinos de Valladolid que viajaban en el tren y explicó que los propios pasajeros del tren fueron los primeros en prestar auxilio. Testigos presenciales explicaron que uno de los vagones del tren voló por los aires y se elevó más de seis metros hasta impactar con el palco de la música existente en el lugar, el cual destrozó.
El accidente congregó a numerosos curiosos y los accesos a la zona han quedado colapsados. La policía ha acordonado el sitio.
El despliegue de efectivos en el lugar del accidente es enorme, con numerosas ambulancias, vehículos de bomberos y de policía. El accidente también ha congregado a numerosos curiosos en el lugar del siniestro y los accesos a la zona han quedado colapsados. La policía ha acordonado el lugar y se ha visto obligada en varias ocasiones a hacer que los curiosos se alejen del sitio del descarrilamiento.
En el Hospital Clínico de Santiago a donde han sido trasladados la mayoría de los heridos se han reforzado los servicios médicos.
Un médico del centro sanitario explicó que la colaboración de los facultativos es ejemplar y que muchos de ellos se han acercado al Clínico para colaborar en la atención a las víctimas.
Asimismo, se ha hecho un llamamiento para que la gente acuda a donar sangre al Centro de Transfusión situado en el campus universitario de Santiago de Compostela.
En este momento, en el lugar de la zona, en Angrois, a escasos kilómetros de la capital gallega, se trabaja con luz artificial. (La Vanguardia/EFE)