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WASHINGTON, D.C., Estados Unidos, 23 de julio.- La intervención de EE.UU. en la guerra civil estuvo supeditada al uso de armas químicas por parte del régimen.
Periodistas del diario Le Monde aportaron pruebas sobre cómo el Ejército sirio usó durante varios días seguidos armas químicas sobre algunos suburbios de Damasco.
Entrenar, asesorar y ayudar a la oposición, una de las cinco opciones militares de EE.UU. en Siria.
Desde entonces se inició un debate en torno a cómo y cuándo se pondría en marcha una intervención militar sobre el país.
Finalmente, el comandante militar de EE.UU., el General Martin Dempsey, ha revelado en una carta respondiendo a las preguntas de los senadores John McCain y Carl Levin, los planes que baraja la administración Obama.
Washington está preparando al menos cinco opciones: entrenar, asesorar y ayudar a la oposición; realizar ataques locales; establecer un área de exclusión área; formar zonas de amortiguamiento y controlar las armas químicas.
Entrenar, asesorar y ayudar a la oposición
Esta opción militar prevé el envío de efectivos estadounidenses sobre el terreno para entrenar a los rebeldes y enseñarles cómo utilizar las armas.
Calcula, que inicialmente, sería necesario enviar “entre cientos y miles de efectivos al país asiático y establecer un área de seguridad en el exterior del país cuyo coste rondaría los 500 millones de dólares al año”.
En su carta, el General Dempesey advierte sobre el riesgo de entrenar a extremistas que forman parte de los rebeldes que están luchando contra Bashar al Assad.
Asimismo, explica que el envío de tropas y el establecimiento de una operación militar en los países vecinos podrían provocar que las fuerza leales a Bashar al Assad llevaran a cabo incursiones transfronterizas que pueden dar lugar a ataques internos contras las fuerzas estadounidenses.
Realizar ataques locales
Aviones militares y misiles se utilizarían para atacar a los objetivos militares del Gobierno sirio como por ejemplo los sistemas de defensa áreos y los efectivos navales de Al Assad.
El comandante militar de EE.UU., el General Martin Dempsey, explica sobre esta opción que “obligaría a EE.UU. y sus aliados a utilizar cientos de aviones, barcos y submarinos”.
En cuanto al riesgo de esta opción señala que las fuerzas del régimen de Al Assad responderían con ataques de represalias que podrían provocar bajas estadounidense”.
Establecer una zona de exclusión aérea en Siria
Esta es la opción se utilizaría para prevenir los ataques del régimen a los civiles y rebeldes así como evitar el suministro de armas por vía aérea. Con ello, se anularía los ataques sirios.
Dempsey asegura que esta opción costaría mil millones al mes durante un año. Además del costo económico, también provocaría le pérdida de aviones.
A pesar, de que para muchos analistas se trata de la opción más segura, el General advierte que podría fallar ya que las fuerzas leales a Bashar al Assad cuentan con morteros y artillería pesada sobre el terreno que podrían utilizar para atacar a los rebeldes.
Formar zonas de amortiguamiento
Consiste en crear una zona de defensa para los rebeldes en algunos de los países limítrofes y aliados de EE.UU., principalmente en Turquía o Jordania.
Estas zonas permitirían a los rebeldes recibir ayuda humanitaria y también establecer campos de refugiados para los rebeldes.
Dempesey señala que para formar estas zonas se necesitan miles de efectivos militares sobre el terreno y costaría más de 1.000 millones de dólares al mes.
Entre los riesgo, apunta la posibilidad de que las fuerzas leales disparen artillería contra los refugiados y que se conviertan en centro de operaciones para los extremistas.
Controlar las armas químicas
Esta opción prevé destruir las armas químicas de Siria, así como interceptar los barcos y destruir las plantas que puedan contener estas armas. Para ello, es necesario establecer una zona de exclusión aérea y lanzar ataques aéreos y de misiles "que involucra a cientos de aviones, barcos, submarino así como miles de fuerzas especiales, y otras fuerzas de tierra, que serán necesarias para el asalto”, explica el General Martin Dempsey.
En la misiva, Dempsey advierte que EE.UU. debe estar preparado "para las consecuencias imprevistas de nuestra acción": "En caso de colapso de las instituciones del régimen, en ausencia de una oposición viable, inadvertidamente podríamos fomentar a los extremistas o desatar las mismas armas químicas que tratamos de controlar".
Y recuerda que en cualquier caso, el uso de fuerza es "nada menos que un acto de guerra que llega en un momento de creciente austeridad fiscal en el Pentágono". (Agencias)