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LOS ÁNGELES, California, EE.UU., 14 de agosto.- El proyecto es para construir el Hyperloop, el medio de transporte terrestre capaz de viajar casi a la velocidad del sonido y propulsado por energía solar. Los medios estadounidenses lo resaltan como una posible solución para el futuro del transporte.
Revelaron en EE.UU. el esperado proyecto para construir un medio de transporte terrestre que viaja a velocidades supersónicas: 1,220 kilómetros por hora.
Aunque por ahora es un modelo teórico, funciona así: es una especia de tren de alta velocidad, pero que no viaja por rieles, sino dentro de tubos. El modelo consiste en una serie de vagones que circulan encapsulados dentro de un tubo que tiene por dentro condiciones ambientales necesarias para que el vehículo se desplace a 1,220 kilómetros por hora.
Cada cápsula podría llevar a 28 pasajeros, y la energía que alimentaría los sistemas provendría de placas solares instaladas a lo largo del recorrido.
Según Elon Musk, la construcción del Hyperloop costaría 6 mil millones de dólares y fue presentado como un concepto de transporte de código abierto que está a disposición de quien quiera trabajar en su desarrollo.
La cabina debe tener dos metros de diámetro. Sus ocupantes, entre 4 y 6, serán trasladados desde San Francisco hasta Los Angeles en nada más que media hora gracias a un sistema electromagnético que funciona con energía solar.
El Hyperloop , tal su nombre, será propulsado en un túnel en donde el aire a alta presión entre sus paredes y la cápsula anulará toda fricción. Podría viajar a 1,220 km/h, lo que le permitirá alcanzar velocidades cercanas a la del sonido.
No, no se trata de una novela de ciencia ficción inédita de Julio Verne, sino del proyecto industrial más innovador del momento.
Elon Musk, un multimillonario norteamericano del tipo self-made man, dueño de la automotriz Tesla (la misma que diseñó el primer automóvil eléctrico comercial), hizo su presentación ayer. ¿Es esto una farsa o un espejismo? Por su costado de hombre de negocios vanguardista, Musk se parece a Howard Hughes, quien fue aviador, industrial, productor y director.
Pero es más que eso. A esta altura es ya un personaje. De hecho, el dirctor cinematográfico Jon Favreau se inspiró en su figura para darle vida a al millonario Tony Stark en la ficción de Iron Man2.
Musk presentó su proyecto Hyperloop como el prototipo del “quinto medio de transporte” moderno, después del barco a motor, el tren, el auto y el avión. ¿Y si este futurista, ecologista encarnizado, tuviera razón? ¿Si hubiera encontrado la forma para que nos desplazáramos en el futuro a velocidades supersónicas por un costo modesto y sin destruir el ozono?
El empresario y científico matizó su explicación diciendo que sentía haberse tirado “una bala en el pie” al hablar del Hyperloop.
“Es necesario que me concentre en Tesla y en SpaceX (las dos compañías que dirige) y esto es más que suficiente. Pero terminé comprometiéndome con la publicación de un diseño” señaló.
Sea como fuere, al crear exitosamente su revolucionario auto eléctrico, Musk comenzó a ser tomado en serio. A los 42 años, es el nuevo niño mimado de Silicon Valley, la meca de la tecnología.
Con 7,700 millones de dólares de patrimonio (que aumentó un 220% en apenas un año), según el Indice Bloomberg de Multimillonarios, su fortuna aumentó de golpe 570 millones el jueves pasado, cuando las acciones de la compañía Tesla subieron en la bolsa un 14% luego del anuncio de resultados operativos con un alza de un 22% Elon Musk es un hombre sigiloso. Sus colaboradores más cercanos hablan de él con reverencia y un poco de adulación.
No dudan en usar la palabra genio al referirse a su persona.
“Trabaja cien horas por semana” asegura Esben Pedersen, un vocero de su sociedad.
Se fue a los 17 años de su Sudáfrica natal, por oponerse de manera radical al Apartheid . Se recibió de físico y estudió también en la famosa escuela de Comercio Wharton de Filadelfia. Inició también un doctorado en la Universidad de Stanford, semillero californiano de gerentes de start-ups, pero la dejó apenas tres semanas después para consagrarse a su “visión”, su primer negocio en Internet.
Tiene una pasión, que es el futuro con energía limpia y la conquista del espacio.
Sin embargo, esa visión no impide cierto pragmatismo. Musk no nació multimillonario.
Comenzó a los 24 años con una plataforma de publicaciones por Internet, la Zip 2, que revendió en 300 millones de dólares, dinero que invirtió enseguida en Startx.com, un banco online. El sitio se convertiría después en PayPal, que vende luego en el 2002 a eBay por 1,500 millones de dólares.
Desde entonces, invirtió en la fotovoltaica (SolarCity) y en el negocio espacial, con SpaceX, que trabaja para crear cohetes más evolucionados a un costo accesible.
Mientras tanto, imagina ya un vehículo del futuro que traslade a no importa quien de Nueva York a Los Angeles en apenas una hora, y de París a Pekín en dos. La prueba de su “visión pragmática”. (Agencias)