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Llegó la hora de la verdad: este próximo domingo los panistas elegiremos a quien nos encabezará en las próximas elecciones para alcalde de nuestra ciudad de Mérida. La decisión es vital y en ella inciden que hace ya cosa de veinte años sus gobiernos son panistas y el innegable avance y empuje demostrados por el Partido Revolucionario Institucional, dispuesto a valerse de todos los medios a su alcance para obtener el control de la ciudad rebelde.
Es importante por ello, que los panistas razonemos el voto y podamos elegir bien, es importante que seamos capaces de advertir las cosas que nos unen y no las que nos dividen, es importante poder perdonar afrentas pretéritas en aras de la unidad y de poder alcanzar el triunfo en la verdadera batalla que será afuera del partido y en la que deberá pelearse casa por casa, para obtener el voto de la ciudadanía.
Es momento para la grandeza de miras y para la generosidad. Es ahora que sabremos si quien ha de encabezarnos será capaz de enfrentar el destino y amoldarlo a sus planes como lo hace un estadista o será nada más un líder incapaz de realizar grandes hazañas.
Es de capital trascendencia sumarse de verdad, que en este proceso podamos entender una competencia fraterna, no una contienda que arroje el saldo inevitable de vencedores y vencidos. Más allá de los clichés como levantar el brazo al ganador, como las palabras de felicitación, vacías muchas veces, es medular ser capaces de integrar y fundir a la gran tarea a favor del ideal de la búsqueda del bien común y de integrar una patria ordenada y generosa, a todos los panistas presentes y participantes en el proceso electivo.
No nos traguemos el cuento de la división, que no nos vendan la idea de que somos incapaces de trascender nuestras lógicas y humanas debilidades, que no nos convenzan de que las alianzas con institutos políticos de diferente ideología, son perversas por sí mismas e irreconciliables con nuestra búsqueda democrática, que la ciudadanía advierta un Partido de Acción Nacional unido y sólido, para que pueda considerarlo como una alternativa viable de gobierno.
Démonos cuenta que los liderazgos carecen de importancia, que la lealtad que debemos es al partido inicialmente y a la sociedad yucateca a final de cuentas.
Que no nos desanimen diciendo que la contienda está decidida de antemano y que es inútil cuanto tratemos de hacer, solo es digno de la dicha, aquel que pasa su vida en lucha desigual. Que renazca en cada uno de nosotros ese espíritu que nos hizo capaces de acometer grandes empresas y derrotar villanos como el PRI o el cacicazgo cerverista. Recuperemos la mística y la victoria nos esperará. ¡Ciudadano: si amas a Yucatán, vota por el PAN!