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México (23 de enero).- El mexicano Edgar Tamayo, condenado por el homicidio de un policía en 1994, fue ejecutado con una inyección letal en la prisión de Huntsville, en Texas, tras rechazar la Corte Suprema de Estados Unidos el último recurso interpuesto para evitar la pena capital.
Sus familiares acudieron durante el día para despedirse de él, pero no asistieron a la ejecución. Tamayo declinó pronunciar unas últimas palabras.
Los abogados del mexicano habían presentado varias apelaciones a diversos tribunales, pero todas sin éxito.
En la noche del martes un juez federal de Texas había rechazado una demanda para postergar la ejecución y revisar el caso.
“Estamos decepcionados por este fallo”, dijeron sus abogados.
Pocos minutos antes de la hora prevista para la ejecución, interpusieron otro recurso.
Pero la apelación fue finalmente denegada y Tamayo, nacido en Miacatlán, en el estado mexicano de Morelos hace 46 años, fue ejecutivo, a pesar de la presión diplomática del gobierno mexicano y el Departamento de Estado.
La Unión Europea (UE) lamentó “profundamente” la ejecución, aunque “reconoce la seria naturaleza del crimen”, y señaló que las autoridades estadounidenses no respetaron “las obligaciones internacionales”, según un comunicado de la jefa de la diplomacia del bloque, Catherine Ashton.- (Agencias)