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Por la módica suma de US$4.99 a la semana (unos MX$54.00) usted puede leer el sitio ft.com. La dirección exacta del artículo que comentaremos es la siguiente:
http://www.ft.com/cms/s/3/8291c69e-3f33-11e0-8e48-00144feabdc0.html
Gráfica 1: la inflación comparada entre México y la Gran Bretaña. El valor de la libra esterlina —la moneda inglesa— se mantiene sólido y fuerte por encima de todas las demás monedas europeas gracias a la férrea política que siempre han mantenido para evitar la inflación en ese país. Es interesante que finalmente podamos saber que la inflación en México ha sido tan baja que en forma irónica se le pregunta al británico (probablemente al inversionista): "¿Quieres una inflación aún más baja que la de Gran Bretaña?" Y la respuesta viene en la gráfica que nos presentan aquí.
La inflación "galopante" fue el término que usó José López Portillo en 1982 antes de derramar las lágrimas por "los pobres" de México a los que les pedía "perdón" por no haber podido hacer nada por ellos durante todo su sexenio. Al principio del sexenio "les pidió tiempo". Al final les pidió "perdón".
Lo que sea que haya hecho México hoy tiene el reconocimiento mundial de haber sido lo mejor que pudo haberse hecho: el peor azote para la pobreza es la inflación. Nadie en un país sufre más que los más pobres cuando la inflación no se controla. Ese reconocimiento mundial, desde luego no se tiene a nivel nacional. Hoy, un periódico local de Mérida anunciaba a bombo y platillo que la "economía de Yucatán había crecido de la mano de su gobernadora". Si Yucatán no ha crecido lo que debería crecer es porque el nivel de obra pública durante el gobierno del estado actual ha sido ridícualmente bajo, pero no sin provocar un endeudamiento que tendrán que pagar las generaciones futuras.
Ese frío y contundente análisis hecho por Financial Times nos aporrea un cubo de agua fría si no nos damos cuenta de que el crecimiento solo no ha sido mejor debido a que los cambios legislativos necesarios —reforma energética, reforma fiscal, reforma educativa, reforma política— no se han dado por la negativa de esa incomprensible mayoría legislativa en manos de un partido que hoy es oposición y que tuvo la cifra de casi 25% de inflación en 1995. Ese azote llamado "inflación" llegó ya a 3.8%, figura inferior incluso a la de Gran Bretaña, ahora en 2011. El movimiento hacia abajo de esa cifra fue contundente e imparable durante el sexenio de Fox y se ha mantenido imparable durante el sexenio de Calderón.
El artículo comienza diciendo que el combate a la inflación tiene "otro camino", que ellos llaman, cambiando a español la redacción del mismo artículo "el camino mexicano". El artículo nos informa que, en tanto las economías emergentes del mundo está constantemente temerosas de que el crecimiento se convertirá en inflación, en México los que diseñan las políticas económicas han tenido más flexibilidad. Y esta ha logrado que el producto interno burto esté creciendo mucho más rápido de lo esperado (5.5%) en tanto que la inflación "alguna vez endémica en México" ha bajado a 3.8%, nivel inferior al de la Gran Bretaña.
Y este nivel de inflación se da aún cuando los consumidores mexicanos se están viendo expuestos a precios crecientes de los productos alimenticios. Entonces, pues, ¿cómo han podido hacer esto? Lo que llama el artículo frugalidad fiscal es lo que lo explicaría. ¿En qué consiste?
Resulta que el déficit del sector fiscal ha venido cayendo de ese insultante 6.2% del GDP que tenía en 1994 a 1% en 2006. ¿No recuerdan ustedes, amables lectores, qué es lo que pidieron recientemente los legisladores del PRI al gobierno? ¡Que, por favor, agrande su déficit fiscal! ¿Ya ni siquiera esconden las apariencias?
Es ese cuidado con el déficit fiscal lo que hace posible que México pueda sortear la crisis Post-Lehman de 2008 con la reciedumbre lograda. Un banco central de línea implacable —el mexicano— se avocó al combate a la inflación. Este año los analistas estiman que el crecimiento de México será aún mayor, sin temor alguno a que la inflación crezca.
Esas no son conclusiones de algún partido político para alguna campaña electoral, sino las frías conclusiones de analistas internacionales que, sin otro interés que plasmar la realidad para inversionistas de todo el mundo, asientan lo que ellos vislumbran de México, a raíz del comportamiento de este país durante los últimos 15 años.
Cabe la recomendación aquella: "no nos hagamos bolas".