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“No se puede vivir sin los aires acondicionados.” Es un comentario común en Yucatán. Los aires acondicionados comienzan a proliferar en Mérida a partir de los años 55-60. Muy pocos podían comprar un acondicionador y, además, pagar la cuenta por el uso.
Hoy son aparatos que muchas familias poseen. Están al alcance de más personas que en los años 55-60. Si antes la posibilidad de adquirir un acondicionador estaba en el primer decil superior socio-económico, hoy está por el quinto o sexto decil. Se ofertan constantemente en abonos.
Muchos hemos sido tratados en toda ocasión en forma correcta por quienes solucionan asuntos relacionados con energía eléctrica. Quienes han revisado instalaciones, han hecho bien su trabajo. Han tomado buenas decisiones. El servicio que nos ha tocado ha sido considerablemente bueno.
Instalados tenemos varios acondicionadores de aire. Durante los últimos 4 o 5 meses se han encendido 4 o 5 horas en total. Sí: 4 o 5 horas en los 5 meses. “¿Cómo lo haces? Nosotros no podemos vivir sin los aires.” Mi respuesta: “Es que estamos evitando que nuestra cuenta se eleve por los aires…”
Acto seguido algunas personas han comentado que “para ello existen posibles arreglos”.
Pensamos que el único “arreglo” es abstenerse de encenderlos para mantener una cuenta de nivel decente de consumo. Además —les comento a los que insinúan arreglos inaceptables para nosotros— mira lo que dicen los recibos: “Comprometidos con la honestidad”.
Y allí se suelta la polémica, el debate, la discusión: puede acabar en enemistades.
El otro día un sabio amigo comentó con fuerza de voz: ¿Por qué 11 años en el poder y los panistas no han podido bajar los costos de generación de electricidad? ¿Por qué los empleados de la CFE no pagan sus cuentas como todos los demás? Esto último —osé comentar— consistía en una “conquista laboral”. ¿No?
Son “conquistas” semejantes a las que “La Maestra” no pudo superar en sus fuertes y finalmente fracasados —para México— encuentros con Josefina Vázquez —añadió mi debatiente. Es aquello de “quién le pone el cascabel al gato”. En tanto, el gato sigue devorando ratones: léase, “las conquistas políticas del pasado priista continúan comiéndose la economía de muchos mexicanos”. Si se les toca, pasa lo que ahora vemos con el SME de la extinta CLyFC —que AMLO anunció resucitar (¿al tercer día?) estando él en la presidencia a partir del 1 de diciembre de 2012. Sí, eso dijo. Ahora sí entendemos bien el concepto de "Conquista laboral".