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Hollywood cada vez tiene menos que ofrecer, y en la cartelera veraniega esta crisis se complica aún más. Secuelas, precuelas, reboots, spin-offs y remakes sofocan la pantalla hasta desaparecer todo rastro de creatividad. Por eso, las expectativas para Hombres de negro 3 eran muy bajas —considerando además su vergonzosa segunda parte.
El filme comienza cuando el malvado Boris "El Animal" (Jemaine Clement) escapa de una prisión lunar, dispuesto a vengarse del agente "K" (Tommy Lee Jones). Una vez más, los agentes "J" (Will Smith) y "K" unen fuerzas para detener a Boris, que ha usado un dispositivo para viajar en el tiempo.
El plan del villano es regresar a los años 60, asesinar a "K" y cambiar el curso de la historia. "J" decide perseguir a Boris hasta la década sesentera y atraparle. Allí encuentra la ayuda de un rejuvenecido agente "K"(John Brolin).
El director Barry Sonnenfeld, responsable de las dos primeras entregas, permanece al frente de esta tercera. Manteniendo su estilo de videoclip, con coreográficos movimientos de cámara y equilibrados encuadres.
Hombres de negro 3 conserva su unidad visual, desde los personajes alienígenas hasta sus infaltables gadgets. El problema es que la cinta abusa del efecto tridimensional, empleando personajes, monstruos y objetos brincando hacia la pantalla.
La franquicia Men in black se mueve dentro de un esquema ya conocido: mezclar la comedia policiaca —donde un personaje es serio y otro dicharachero— con la ciencia ficción.
Y cuando pareciera que ya no hay más que contar, el guion de Etan Cohen (Idiocracia) consigue imprimirle cierto ingenio a esta tercera historia; sacando provecho de los viajes temporales y agregando dosis de creatividad a sus giros narrativos. El filme no se salva del efectismo, ni de tener momentos cómicos medio bobalicones —sobre todo en sus primeros minutos.
Tommy Lee Jones sale un tanto del juego y cede protagonismo a Josh Brolin, dando vida al mismo agente "K" pero más joven. El rostro de Brolin es sepultado en aplicaciones de látex que le hacen verse igual a Lee Jones.
Esto de las prótesis siempre encantan a la crítica norteamericana, sin embargo creo que es más destacable la labor de Will Smith demostrando su versatilidad interpretativa. En los últimos minutos, Smith mueve a su personaje de la comedia al melodrama. Demostrando que, aún en malas películas, es un gran actor.
Lo mejor: no se puede negar que el guión es ingenioso y saca provecho de los juegos temporales.
Lo peor: el 3D cae en facilismos y el esquema de la franquicia no da para mucho.