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KABUL, 30 de mayo.- Un joven afgano cercenó la lengua de su esposa, adolescente y encinta, en el norte de Afganistán después de que ella se negase a ejercer la prostitución, informaron hoy fuentes oficiales y cercanas a la víctima al canal de televisión local Tolo.
El suceso tuvo lugar ayer en el distrito de Chahar Bolak, en la provincia de Balkh, donde la mujer, de 16 años e identificada como Negina, fue objeto de una paliza a manos de su marido que provocó que perdiera el bebé de siete meses del que estaba embarazada.
La madre de Negina explicó que las palizas del yerno, cinco años mayor que la esposa, eran frecuentes y que aunque los médicos han cosido la lengua a la joven, pasará algún tiempo hasta que pueda volver a hablar.
El jefe de seguridad de la provincia, Abdul Razaq Qaderi, informó de que la policía ha encarcelado al maltratador.
La jefa del Consejo de Administración provincial sobre la Mujer, Fariba Majid, aseguró, por su parte, que se trata del peor caso de violencia de género registrado en Balkh.
Majid aclaró que este año han contabilizado al menos 40 casos de abusos contra mujeres en la provincia, pero que se trata de la primera vez que un hombre corta la lengua a su mujer.
La Misión de Naciones Unidas en Afganistán (UNAMA) denunció el pasado noviembre que queda un "largo camino por recorrer" en la aplicación de la legislación que protege a las mujeres afganas contra la violencia de género.
Automóvil donde iban el miércoles 30 un funcionario y otras dos personas en el distrito de Qambar Khel. Les tiraron una bomba. (Abdul Mueed/European Pressphoto Agency)
Los extraños desvanecimientos de cientos de niñas en escuelas de Afganistán en las últimas semanas vuelven a alertar sobre los peligros que amenazan a la educación femenina desde que los rebeldes talibanes decidieron que la educación estaba reservada a los hombres.
En el último de estos incidentes, 80 chicas de entre 8 y 18 años sufrieron ayer mareos y desvanecimientos en un centro de la provincia de Tajar, en la zona norte del país que ha sido escenario de la mayoría de casos en las últimas semanas.
“Son los talibanes”. Como en ocasiones anteriores, las versiones de las autoridades no son del todo concordantes. Mientras un vocero del gobierno de Kabul, Sediq Seddiqi, dijo que los guerrilleros talibanes están arrojando “aerosoles tóxicos” en los salones, el portavoz del gobierno provincial de Tajar, Mustafa Rasuli, se refirió al agua contaminada como posible agente de la intoxicación.
Otras autoridades de la provincia afectada ayer hablaron incluso de “presión mental” para explicar los desvanecimientos masivos.
La confusión por las explicaciones divergentes se ve acrecentada por el hecho de que los talibanes niegan cualquier relación con estos sucesos.
Sin embargo, la representante de Human Rights Watch (HRW) en Afganistán, Heather Barr, recuerda que los integristas se oponen a la educación femenina y han atacado “de forma abierta escuelas de niñas en el pasado”.
“Aunque al final se trate de causas psicológicas, como defiende algún experto, eso reflejaría el miedo y la presión a la que están sometidas estas niñas y sus familias”, advierte Barr. (EFE)