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A tres meses del ataque que sufrió a manos del tigre del Parque Centenario de Mérida, llamado "Gordo", el verdadero estado de salud del empleado del zoológico, Génaro Cervera Molina, es un misterio, ya que su familia se niega a hablar sobre la evolución.
Pese a los intentos de Artículo 7 por comunicarse con la esposa de la víctima del ataque, Sra Angélica Can Aké, esta no respondió los llamados ni los mensajes dejados a su celular. Su hija, Mariana Cervera Can, se ha negado por completo a dar información, asegurando que la “única persona autorizada” para hablar sobre el estado de salud de su papá, es su madre.
La entrevista solicitada con los familiares de Génaro Cervera Molina es derivada de la información que trabajadores del Parque Zoológico Centenario han dado a conocer a este semanario, pidiendo el anonimato.
De acuerdo con la versión de estas fuentes, el verdadero motivo del silencio de la familia es la amenaza del Ayuntamiento de Mérida de no proporcionarle una pensión por invalidez, ya que por el tipo de ataque que sufrió, el ex empleado municipal no volverá a laborar.
Esta versión se intento corroborar o desmentir con la Srita. Mariana Cervera Can, quien rotundamente se nego a aclarar o desmentir esta información.
Sin embargo, parientes de Cervera Molina confirmaron que hasta el momento lo único que la familia ha recibido de parte del Ayuntamiento de Mérida, ha sido una cama para que convalezca el paciente.
Sobre su estado de salud, dijeron que es incierto, pues aunque lo operaron, apenas está comenzando a tener movimiento en los brazos. Lo que ignoran es si volverá a caminar. Tampoco saben cuándo empezarán las terapias.
Empleados del Parque Zoológico Centenario que se comunicaron a Artículo 7, dieron a conocer que el accidente, que casi le cuesta la vida a Génaro Cervera Molina no fue originado por un descuido del empleado, como dio a conocer en su momento Ángel Espinoza Góngora, director del Centenario.
En diversas entrevistas realizadas el 24 de abril, día del accidente, el funcionario municipal aseguró que Cervera Molina se descuidó al momento de cerrar la primera puerta del área donde se encontraba el “Gordo”, pues no se percató de que estuviera completamente cerrada. Supuestamente, la puerta corrediza no llegó al tope y quedó con lapso de unos 25 centímetros, lo que permitió que el tigre saliera y aprovechara cuando el cuidador abrió la segunda puerta.
Agregó que Cervera Molina se encontraba limpiando y recogiendo los restos de alimentos y, como estaba de espaldas a la puerta, el tigre lo sorprendió
Sin embargo, trabajadores del Centenario señalaron que la verdadera causa del accidente se debió a las malas condiciones en las que se encuentran las jaulas, especialmente los seguros. En el caso de Cervera Molina, indicaron que, el seguro se venció con un zarpazo del "Gordo", lo que hizo que se abriera camino fácilmente hacia el encierro mientras el empleado confiadamente le daba la espalda.
Destacaron que lo más grave es que, como lo han mencionado varios medios de comunicación, el día del ataque, mientras el tigre atacaba a Cervera Molina, lo único que pudieron hacer para que el tigre soltara a su compañero fue llamarlo, distraerlo y golpearlo con lo que tenían a la mano. Durante el accidente, no se hizo uso del protocolo de seguridad, que indicaría dormir al "Gordo" con dardos tranquilizantes.
Los entrevistados señalaron que no sabían qué hacer ante esa situación y que lo que salvó a su compañero de la muerte fue un milagro.
Aunque en los primeros días posteriores al ataque se dijo que el empleado municipal estaba grave por el tipo de lesión —trauma caqui-medular, es decir, los afilados colmillos del felino lesionaron su médula ósea— el alcalde interino de Mérida, Álvaro Omar Lara Pacheco, declaró el 27 de abril que “no se valían las especulaciones en torno a este accidente”.
Además, reiteró que el Ayuntamiento a su cargo se encuentra muy pendiente de la recuperación del trabajador municipal quien para su fortuna sus heridas no le afectaron la columna vertebral ni ninguna de sus articulaciones a pesar de haber sido mordido fuertemente por el felino.
Indicó que en persona mantenía estrecha relación con los médicos que lo atienden, por lo que se siente muy contento de que el trabajador esté recuperándose de manera satisfactoria.
El tiempo demostró que Lara Pacheco mintió, ya que el trabajador del Centenario permaneció internado, después de una breve estancia en el Hospital Regional “Ignacio García Téllez” del Instituto del Seguro Social (IMSS), en el Hospital Benito Juárez del IMSS, donde estuvo hasta principios de junio.
Medios de comunicación que intentaron dar seguimiento a la salud de Génaro Cervera se toparon —contrario a lo que afirmó Lara Pacheco— que el Ayuntamiento de Mérida no tenía información sobre la evolución del paciente.
Reportes de conocidos y amigos que lo visitaron en el hospital indicaron que Cervera, Molina de 50 años estaba, al momento de estar internado, estaba cuadraplégico, es decir, que no tenía movimiento del cuello hacia abajo. También comentaron que la familia había sido amenazada por el Ayuntamiento de Mérida para no revelar la verdadera causa del accidente, pues de lo contrario no pensionarían al trabajador.
Fuentes cercanas a la Dirección del Parque Zoológico Centenario comentaron que al parecer Cervera Molina solo estaba recibiendo la mitad del sueldo que percibía.
Los rumores en torno al ataque del tigre de 240 kilos y que tiene postrado a Genaro Cervera Molina continúan, entre ellos, el que el empleado no tenía experiencia trabajando en el área de felinos. De hecho, el día del accidente, estaba cubriendo a un empleado ausente.
Cabe mencionar que el “Gordo” es el mismo tigre que atacó a Manuel Felipe Madera Ramírez mientras le daba de comer el 24 de marzo del 2009, cuando ese empleado tampoco aseguró correctamente las puertas de la jaula. El felino lo atrapó en el hombro izquierdo y trató de introducirlo a su cubil. L.I.