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Miércoles 27 de junio.- El agujero negro en el centro de nuestra galaxia, formalmente conocido como Sagitario A*, fascina a los científicos. A mediados de 2013 una gigantesca nube de gas pasará a una distancia de sólo 36 horas luz (equivalente a 40,000 millones kilometros), lo que en términos astronómicos significa... un suicidio. La colosal nube de gas se le acercará demasiado y está abocada a su destrucción. Será una oportunidad única de observar cómo un agujero negro supermasivo devora su cena en tiempo real. Bordes de la nube ya han empezado a ser triturados y se espera que ésta se rompa por completo en los próximos meses.
En el centro de la Vía Láctea, estrellas masivas orbitan alrededor del agujero negro supermasivo Sgr A*.
Durante los últimos 20 años, Stefan Gillessen, astrofísico del Instituto Max Planck de Física Extraterrestre, en Munich, Alemania, ha estado observando el agujero negro. «Hasta ahora solo ha habido dos estrellas que hayan llegado tan cerca de Sagitario A*», dice. «Resultaron ilesas, pero esta vez será diferente: la nube de gas será completamente destrozada por las fuerzas de marea del agujero negro».
Un agujero negro es lo que queda después de la muerte de una estrella supermasiva. Cuando el «combustible» de una estrella comienza a agotarse, primero se hincha y luego se colapsa en un núcleo denso. Si este núcleo remanente tiene más de tres veces la masa de nuestro Sol, se transformará en un agujero negro.
Las observaciones directas de los agujeros negros son imposibles porque son negros como el carbón y no emiten luz ni materia. Sin embargo, los astrónomos pueden identificar un agujero negro indirectamente a través de las fuerzas gravitacionales observadas en sus proximidades.
Los llamados agujeros negros supermasivos son el tipo más grande de los agujeros negros. Su masa es de cientos de miles a mil millones de veces la de nuestro Sol. Los astrofísicos creen que el centro de todas las galaxias contiene agujeros negros supermasivos. Pero su origen no se conoce y sólo se puede especular acerca de lo que sucede dentro de ellos. De ahí que la inminente colisión sea de gran interés para los científicos, ya que debería proporcionar algunas ideas nuevas.
Reinhard Genzel dirige el equipo de astrónomos del Observatorio Europeo Austral (ESO) que ha descubierto la nube de gas a punto de chocar con el agujero negro en el centro de nuestra galaxia y ha estudiado su trayectoria. Según sus observaciones, su velocidad casi se ha duplicado en los últimos siete años, llegando a más de 8 millones de km/h.
Los bordes de la nube ya han empezado a ser triturados y es probable que ésta se rompa por completo en los próximos meses. Conforme nos acercamos a la colisión, la nube se volverá mucho más caliente. También probablemente comenzará a emitir rayos X, como resultado de la interacción con el agujero negro. Este evento proporcionará a los astrónomos y astrofísicos una oportunidad única para observar cómo se comporta una nube de gas tan cerca de uno de los objetos más misteriosos del Universo. (ABC)