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GINEBRA, 25 de junio.- Los elefantes africanos enfrentan su crisis más grave en más de dos décadas por el fuerte aumento de la caza furtiva para el comercio ilegal de marfil, que alcanzó un máximo histórico en 2011, cuando "decenas de miles" pueden haber sido asesinados para hacerse con sus colmillos.
Así lo denunció hoy el organismo que gestiona la Convención Internacional de Especies Amenazadas (CITES) , con base en la información comunicada por los gobiernos involucrados.
Según esos datos, los decomisos de marfil alcanzaron el año pasado su nivel más alto desde 1989, con 14 operaciones de gran escala en las que se incautaron un total de 24.3 toneladas, más que cualquier año anterior.
Paquidermo africano.
Típicamente, los grandes alijos, que implican más de 800 kilos de marfil en una sola transacción, revelan la participación del crimen organizado.
Además, los datos indican que tres de los cinco años de mayores confiscaciones de la historia correspondieron a 2009, 2010 y 2011, lo que demuestra la importancia de aumentar la capacidad de represión de la caza ilegal y en toda la cadena de distribución, opinó el secretario general de CITES, John Scanlon.
China y Tailandia son los principales destinos del contrabando de marfil procedente de África y se cree que los importantes decomisos efectuados desde 2009 en Malasia, Filipinas y Vietnam iban dirigidos a los dos primeros países.
La mayoría de contenedores descubiertos con la carga ilegal habían pasado por puertos de países de África occidental en el Océano Índico, principalmente de Kenia y Tanzania.
Un sistema de vigilancia creado por la CITES para seguir la evolución de las poblaciones de paquidermos indica que su caza furtiva ha aumentado en todos los países en los que hay elefantes en estado salvaje, lo que claramente puede llevar a una fuerte disminución de ejemplares.
La situación más alarmante se registra en África central, donde la captura ilegal es más elevada, aunque también hay evidencia de que va en aumento la caza furtiva de elefantes en Asia.
Sin embargo, los colmillos no son lo único que interesa a los traficantes, pues también está en aumento el comercio ilegal internacional de elefantes vivos para ser utilizados en circos de China y para el turismo en Tailandia.
El último censo completo de elefantes en África data de 2007, cuando había entre 500,000 y 700,000 ejemplares distribuidos en 3.3 millones de kilómetros cuadrados, una superficie equivalente a la de India.
En Asia, la población total de elefantes se calcula entre 30,000 y 50,000 animales, lo que apenas es el 10 por ciento del rango histórico.
El comercio de marfil de elefante fue prohibido por CITES en 1989, pero esa restricción fue levantada excepcionalmente dos veces: la primera en 1999, cuando se permitió una venta de Botsuana, Namibia y Zimbabue a Japón, y, la segunda, de estos tres países más Sudáfrica a China y Japón.
En el último caso se puso como condición previa la creación de mecanismos de vigilancia. (EFE)