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Con un esfuerzo mundial de gente común y con el liderazgo de la Santa Sede, los defensores del aborto sufrieron una aguda derrota y un importante revés en la Conferencia de Río sobre Desarrollo Sostenible. Tim Herrmann informa sobre cómo se frustraron los intentos de incluir ideas de control demográfico y palabras en clave para designar el aborto en el documento.
En una asombrosa muestra de solidaridad, un grupo diverso de países se unió a la Santa Sede para suprimir con éxito toda mención a los derechos reproductivos o al control demográfico en el documento final elaborado durante la última ronda de negociaciones de las Naciones Unidas en la conferencia Río+20 esta semana.
Durante los últimos seis meses, el Fondo de Población de la ONU junto a Noruega, Islandia, Catholics for Choice y la Federación Internacional de Planificación de la Familia trabajaron febrilmente para sacar ventaja de la conferencia de Río+20 sobre desarrollo sostenible a fin de promover tanto un derecho internacional al aborto como el control demográfico.
Catholics for Choice distribuyó una serie de publicaciones y declaraciones que apuntaban evidentemente a la destacada influencia del Vaticano dentro de las Naciones Unidas como Observador Permanente. En un reciente documento informativo, afirman que la tendencia de la Santa Sede de insistir sobre posturas marginales que la sitúan lejos de aquellas del consenso predominante menoscaba el consenso internacional sobre derechos humanos y hace retroceder el reloj sobre normas y principios igualmente valorados por los miembros de las Naciones Unidas.
No obstante, las negociaciones de Río de esta semana demuestran que la Santa Sede, lejos de ser marginal entre las naciones, es líder de consenso. Junto con ella, Nicaragua, Chile, Rusia, Honduras, Siria, la República Dominicana, Costa Rica y Egipto rechazaron la introducción de los derechos reproductivos en el documento final de Río+20.
Nicaragua, que es dirigida por un gobierno de izquierda, fue quizás la más elocuente, e insistió en que las delegaciones dejaran de practicar boxeo de sombra en torno al término derechos reproductivos, el cual todos los países saben que es un código de la ONU para el aborto. La delegación nicaragüense señaló que eran Noruega e Islandia y no la delegación de la Santa Sede, las que estaban menoscabando el consenso al imponer asuntos de línea roja que obligarían a los países a aceptar un documento que estaba en conflicto directo con sus legislaciones nacionales.
La delegación chilena realizó una afirmación similar al declarar que el derecho a la vida es incompatible con el término derechos reproductivos y además cuestionar su inclusión en un documento cuya intención era abordar el desarrollo sostenible.
Previamente, la semana pasada, el polémico vínculo entre los derechos reproductivos y el desarrollo sustentable se puso en evidencia cuando Nueva Zelanda junto con Noruega, Islandia, Estados Unidos, Canadá, Suiza, la UE y Australia exigieron la inclusión del término dinámica poblacional, utilizado por el Fondo de Población, en el mismo párrafo en el que se nombraba la salud sexual y reproductiva.
Rusia y la Santa Sede, junto a los países del G77, no perdieron tiempo y señalaron que el término, particularmente cuando se lo sitúa en el mismo párrafo de la planificación familiar, constituía un intento de promover el control demográfico como un modo de alcanzar el desarrollo sostenible. Esta frase también fue suprimida del documento.
Durante la conferencia, tanto la UE como las delegaciones africanas se mantuvieron mayormente en silencio acerca de los términos derechos reproductivos y control demográfico, pero por motivos distintos. Por un lado, las delegaciones africanas temen que, si dicen lo que piensan, el financiamiento de organizaciones como el Fondo de Población, del cual dependen desesperadamente, sea recortado. La UE, por el otro, no se expresó para no romper el consenso dentro del propio grupo, ya que tres países, sin incluir a Irlanda, se mantienen firmemente a favor de la vida.
Feministas proabortistas ya se están quejando de su derrota en Río. Vicky Markham, del Center for Environment and Population utilizó las páginas de RH Reality Check para dar la voz de alarma sobre su inminente fracaso. Las negociaciones sobre el lenguaje del borrador de Río+20, que incluye mujeres y derechos reproductivos han empeorado gravemente y las cosas se ven muy mal según los informes in situ. Dijo que las ONG estaban organizando una importante marcha ayer por la tarde en el centro de conferencias para protestar sobre su derrota. Al parecer, fue demasiado pequeña y demasiado tarde.