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NUEVO MÉXICO, EE. UU., 14 de octubre.- El austriaco Felix Baumgartner batió el domingo el récord de salto desde más altura jamás realizado, el de la mayor altura lograda con un globo tripulado y el de la mayor velocidad en caída libre. En una gesta estratosférica, seguida por millones de personas en televisión e Internet, Baumgartner reventó un récord vigente desde 1960. Además, según la organización, alcanzó una velocidad de 1137 kilómetros por hora. Eso le convertiría en el primer hombre en superar, sin propulsión, la velocidad del sonido a esa altura.
Baumgartner, el temerario paracaidista austríaco que saltó el domingo desde un globo en la estratosfera desde una altura de 39 kilómetros sobre la tierra. (REUTERS/Red Bull)
Más de dos horas y media le costó ascender a la estratosfera. Lo hizo en una cápsula presurizada colgada de un globo estratosférico. Así llegó hasta una altura de 39,068 metros, superando por casi 3000 metros el reto que se había marcado. Luego abrió la escotilla de la cápsula y saltó al vacío. Tardó nueve minutos en volver a la superficie terrestre —el último tramo, con el paracaídas desplegado— y apuntarse un triunfo que millones de personas siguieron directo por internet transmitido desde Roswell, en el desierto de Nuevo México, EE UU.
Enlace al vídeo del momento del salto. Más fotos, abajo.
“Ha sido más difícil de los que nos esperábamos”, declaró en su primera entrevista, a la televisión austríaca Servus. “Durante unos segundos pensé que iba a perder el sentido”, agregó, debido a la violencia de la caída por la velocidad de 1137 kilómetros por hora que, según la organización, alcanzó en los primeros 40 segundos. El dato tiene que ser ahora verificado.
“Estás bajo presión, no sientes el aire”, declaró. Baumgartner no quiso abrir un paracaídas especial para estabilizar el descenso: “Desde el punto de vista de la consciencia, siempre he sabido lo que sucedía”, declaró.
Con su arriesgadísima excursión a la estratosfera, Baumgartner, de 43 años, fulminó el récord anterior de altura del salto, fijado en 1960 en 31,333 metros. El héroe de hace 52 años tiene ahora 84, se llama Joe Kittinger, y se mantuvo en contacto desde la sala de control con el austríaco durante el ascenso de la cápsula. La aventura, patrocinada por la marca de bebidas Red Bull, se planteó hace años y ha hecho falta mucho trabajo del equipo de ingenieros, expertos paracaidistas y médicos para hacerla realidad.
El salto fue pospuesto el pasado martes debido a los fuertes vientos. Ayer, la cápsula con Baumgartner, vestido con su especial traje presurizado, empezó a ascender el cielo de Nuevo México. Casi una hora después había cruzado el ecuador inicialmente previsto de su viaje, a 18,000 metros de altura, y siguió subiendo colgado del globo, hecho de un finísimo material plástico e inflado con helio. Cámaras dentro y fuera de la cápsula mostraban la impertérrita cara de Baumgartner a través de la visera del casco.
El experimentado paracaidista austriaco había realizado una primera prueba con el dispositivo completo el pasado mes de marzo, pero solo saltando desde 21,828 metros. En julio ya saltó desde 29,584 metros y alcanzó en caída libre 864 kilómetros por hora. Ayer, tras 2 horas 36 minutos dentro de la cápsula alcanzó los 39,068 metros de altura, casi cuatro veces la altura a la que vuela un avión comercial. Entonces Baumgartner comentó al centro de control que se le estaba empañando un poco la visera del casco aunque no tenía problemas de temperatura.
Poco después abrió la escotilla de la cápsula (una vez igualada la presión exterior e interior), permaneció unos instantes sentado en el borde de la puerta y se lanzó al vacío. Medio minuto después iba ya a mil kilómetros por hora (alcanzó los 1137 kilómetros por hora, según una portavoz de Red Bull Stratos, lo que supera la velocidad del sonido a esa altura). Tras una vertiginosa caída libre de cuatro minutos y 19 segundos, abrió el paracaídas para descender suavemente al suelo. Llegó de pie e inmediatamente se dejó caer de rodillas. La operación fue filmada con un derroche de medios técnicos.
La misión Al borde del espacio, como la denomina Red Bull, concluía así con un éxito rotundo. Aunque la hazaña fue vendida como un salto casi espacial, en realidad, el espacio está bastante más lejos: 100 kilómetros de altura sobre el suelo es la frontera oficial del espacio; la Estación Espacial Internacional está en órbita a unos 370 kilómetros de altura y los satélites de comunicaciones, a 36,000 kilómetros.(EL PAÍS)
Baumgartner camino a la cápsula.
En Roswell, Nuevo México, el deportista extremo de 43 años entra en la cápsula que lo llevará a 39 Kilómetros de altura. (DPA)
Previo a su ascenso en la cápsula amarrada a un enorme globo de helio, el austríaco manifestó su preocupación de que su casco, parecido al de los astronautas, no se estaba calentando en forma apropiada. (AP)
Los festejos del equipo que lo monitoreaba desde el centro de control del proyecto se desataron cuando Felix Baumgartner, de 43 años, se abalanzó en caída libre desde una pequeña cápsula de fibra de vidrio y acrílico que fue elevada por un enorme globo de helio. (REUTERS/ Red Bull)
"¡Te amamos, Felix!", gritaron los miembros de su equipo reunidos en el centro de control del proyecto en Roswell, Nuevo México, mientras que más de 8 millones de personas veían su hazaña en vivo por internet. (AFP/ Red Bull)
Nadie ha llegado tan alto en un globo ni había intentado hacer un salto desde semejante altura. El récord anterior era del coronel de la Fuerza Aérea de Estados Unidos Joe Kittinger, quien logró un salto de 31.3 kilómetros en 1960.(REUTERS/Red Bull)
Hay inmensos riesgos involucrados en la proeza del austriaco. En donde estuvo, la presión del aire es 2% menor de lo que es a nivel del mar, lo que hace imposible respirar sin un suministro de oxígeno. Las otras personas que habían intentado romper los registros existentes para la caída libre más alta, más rápida y más larga perdieron sus vidas en el intento. (REUTERS /Red Bull)
Baumgartner aterrizó en Nuevo México. (REUTERS /Red Bull)
Felix usó un traje a presión de nueva generación, una evolución de la ropa protectora naranja usada por los astronautas en los lanzamientos de cohetes. Aunque el salto puede parecer un truco más de Baumgartner, famoso por haber saltado desde las Torres Petronas, en Kuala Lumpur, su equipo insistió en subrayar la relevancia científica del salto.(AFP / Red Bull)
Baumgartner tenía la esperanza de haber roto la barrera del sonido durante su descenso. Un par de horas después de su proeza, se confirmó que en efecto lo había logrado.(REUTERS / Red Bull)
Amigos y familiares festejan la hazaña. La madre y el padre de Baumgartner viajaron fuera de Europa por primera vez para ver el salto histórico de su hijo. Cuando aterrizó, su novia, Nicole Oetl (de gorra), saltó sobre él para abrazarlo. (AFP/Red Bull)